jueves, 7 de junio de 2018

Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote.


Génesis 14, 18-20
En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abrán, diciendo: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.»
Y Abrán le dio un décimo de cada cosa.
Palabra de Dios


Salmo 109 " Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec "

Corintios 11, 23-26
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios


Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»
Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


Hoy en Colombia y en otros países  el Jueves después del Cuerpo y la Sangre de Cristo se celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote. Unámonos en una oración para pedirle al buen Dios que proteja, cuide, guíe a nuestros sacerdotes.

Por si no lo sabías, el sacerdocio es una vocación, una vocación particular,  "Nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios" (Hb 5, 4). La Carta a los Hebreos se refiere al sacerdocio del Antiguo Testamento, para llevar a la comprensión del misterio de Cristo sacerdote. "Tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: ...Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec" (5, 5-6).

Porque decimos esto? .  Es el Padre quién "llama" a su Hijo, engendrado por El con un acto de amor eterno, para que "entre en el mundo" (cf. Hb 10, 5) y se haga hombre. El quiere que su Hijo unigénito, encarnándose, sea "sacerdote para siempre": el único sacerdote de la Nueva y eterna Alianza. En la vocación del Hijo al sacerdocio se expresa la profundidad del misterio trinitario. En efecto, sólo el Hijo, el Verbo del Padre, en el cual y por medio del cual todo ha sido creado, puede ofrecer incesantemente la creación como sacrificio al Padre, confirmando que todo lo creado proviene del Padre y que debe hacerse una ofrenda de alabanza al Creador. Así pues, el misterio del sacerdocio encuentra su inicio en la Trinidad y es al mismo tiempo consecuencia de la Encarnación. Haciéndose hombre, el Hijo unigénito y eterno del Padre nace de una mujer, entra en el orden de la creación y se hace así sacerdote, único y eterno sacerdote. Es por eso que decimos que Jesús es en Único y Eterno sacerdote.

El sacerdocio de Cristo está fundamentado en la obra de la redención. Cristo es el sacerdote de su propio sacrificio: "Por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios" (Hb 9, 14).

El sacerdote ministerial o jerárquico por el poder sagrado de que goza, configura y dirige al pueblo sacerdotal, realiza como representante de Cristo el sacrificio eucarístico y lo ofrece a Dios en nombre de todo el pueblo. Pero también nosotros todos los bautizados estamos llamados a participar en el sacerdocio de Cristo. Los fieles participamos en la celebración de la Eucaristía en virtud de su sacerdocio real y lo ejercen al recibir los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la renuncia y el amor que se traduce en obras.

Entonces…. cómo podemos nosotros los laicos participar en el sacerdocio de Cristo?

Cristo ofrendó su vida por nosotros,  nosotros podemos ofrendar con amor las actividades de cada dia, como el cuidado de nuestros hijos, los quehaceres de la casa,  el estudio, el trabajo, el deporte, las obras benéficas a las que pertenezcamos,  que todo lo que hagamos en el dia sea buscando la Gloria para Dios, en resumen poniéndole a cada cosa que hagamos una dosis de amor de Dios. Otra manera de ofrendar y unirnos al sacerdocio de Cristo es nuestros sufrimientos, nuestras enfermedades. No reneguemos por lo que estamos viviendo, Dios es el dueño de nuestra salud y El tambien nos la puede quitar, no nos la quita porque no seamos buenos hijos suyos, sino que detrás de esa enfermedad hay que mirar con ojos de Fe que es lo que Él quiere que aprendamos. También nos unimos al sacerdocio de Cristo,  cuando nos duele las injusticias del mundo como es la opresión sobre los débiles, cuando hay violaciones, trafica de personas, maltrato infantil, abortos, divorcios, suicidios, personas adictas a la droga, personas que muere de hambre, en fin cuando el sufrimiento del otro me importa. Me uno al sacerdocio de Cristo cuando hago oración de intercesión por aquellos que están alejados de la iglesia, por la conversión personal, de la familia y la del mundo entero. También me uno al sacrificio de Cristo cuando ofreces  los males que padeces por causa de las injusticias, las incomprensiones de otras personas, las críticas, los chismes. Si ofrendamos esto y mucho más a Dios, nos uniremos al sacerdocio de Cristo y todo esto sera caminos de luz y santidad para nuestra vida.

Señor gracias por los sacerdotes quienes te representan en este tierra, “y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.”, oro por la vida de cada uno de ellos quienes han sacrificado tantas cosas incluyendo algunas de las necesidades de su familia por atender el llamado de Dios. Dame la gracia de valorarlo y cuidarlo porque ellos son ejemplo de la iglesia. Gracias Señor por aquellos sacerdotes que con sus sabios consejos nos ayudan a perseverar y mantenernos en Cristo. Oro por aquellos que han fallado y han manchado tu nombre, porque “ellos velan por vuestras almas como quienes han de dar cuenta” Hebreos 13, 17. Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

Tarea : Oremos por nuestros sacerdotes y se consciente de cómo puedes unirte al sacerdocio de Cristo, ofrendando tu propia vida.  


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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