jueves, 31 de enero de 2019
Que significa caminar por la sangre de Cristo….
Hebreos 10,19-25
Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
Palabra de Dios
Salmo 23 " Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor "
Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: "¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga." Les dijo también: "Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene."
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy la carta de los Hebreos nos trae tres mensajes la fe, la esperanza y la comunidad. Porque esta carta nos trae estas tres enseñanzas? Esto se puede resumir en una pregunta: qué hacer cuando se apaga el entusiasmo del principio? Cómo seguir adelante cuando el fuego parece haberse extinguido y la deserción empieza a sentirse? Podemos decir que esta Carta es un "manual para renovar el alma", un manual para renovarse. Recordemos que en días pasados decíamos que a veces podemos caer en el tedio en la oración, en la desesperanza, en la pereza, en la monotonía en la relación con Dios.
Entonces porque debemos tener fe? La fe es importante y hay que cuidarla porque estamos seguros que esta vida no se acaba aquí, estamos seguros de entrar en el Santuario del Cielo; es decir: lo difícil ya lo hizo Cristo. Pero algunos se preguntaran... hay que esperar a pasar por el momento de la muerte para poder disfrutar ese cielo tan anhelado… llámese cielo también a la paz, la alegría, el gozo, la verdadera felicidad, eso es cielo y el cielo se puede disfrutar aquí y ahora. No necesitamos llegar hasta la muerte para poder disfrutar todo lo que nos quiere dar el Buen Dios.
Además contamos con un sacerdote incomparable, el Hijo mismo de Dios, y su sacrificio es perfecto y eficaz. Tenemos la Fe que a pesar de nuestros errores tenemos un Dios que todo lo perdona. Cristo en la cruz es la propuesta de Dios, Dios nos lo muestra allí, su locura de amor que se dejó crucificar. Ahora nosotros estamos acogiendo, tomando y viviendo ese amor que Cristo nos ofrece? Al reconocer el amor de Cristo nace o crece el don de la esperanza.
Porque debemos vivir con esperanza? porque sabemos y estamos seguros que no estamos solos. Por más dificultades que tengamos hay alguien que nos mira desde el cielo y es tan bello que siempre se hace presente en medio de nuestra situación. Vivir cada dia con esperanza es importante porque nos mantiene viva la perseverancia y nos ayuda a esforzarnos cada dia.
Porque es importante la comunidad? La fe se vive en comunidad, hay que testimoniar nuestra esperanza,animarnos unos a otros con palabras y con hechos, perseverar en las reuniones de enseñanza y de culto, recordar el retorno de Cristo. Además todo esto es movido por la caridad, caridad en animarnos unos a otros, caridad, de exhortar y corregir al hermano que se está desviando, es el amor que nos impulsa a reunirnos en torno a Cristo.
Entonces no olvides esta fórmula que nos da Cristo, la Fe, la Esperanza y la vida en comunidad. No se nos haga extraño al escuchar esto, siempre hemos escuchado, fe, esperanza y caridad, pero esta caridad nos la quiere enseñar Cristo de una manera muy especial, y es a través de la comunidad.
Así como Cristo fue débil pero su fortaleza para no pecar viene de Dios, es por eso que desde su naturaleza entiende nuestra debilidad y nosotros le podemos ofrecer nuestra debilidad y alcanzar el perdón, Cristo fue santo y es por eso que es nuestro salvador, Cristo lloró, y Él comprende nuestro llanto, Cristo padeció en la cruz, y El siente nuestro dolor. Reconocer la humanidad de Cristo es entender que su naturaleza es débil, sensible, capaz de pecar pero al mismo tiempo no es capaz de pecar. Por eso caminar por la carne de Cristo es entrar en el misterio de su amor uniéndonos a la vez a esa carne. Cada vez que nos unamos más a Dios y tomemos la carne de Cristo y hacerla propia entonces unimos nuestra naturaleza humana con la Divina. Así el Espíritu Santo de Dios vivirá en y con nosotros y de esta manera saldremos victoriosos como Cristo lo hizo en la cruz.
Jesús hoy quiero ser testigo de Tu misericordia, no solo practicando las obras de misericordia materiales sino también espirituales, quizás estas últimas bien importantes porque tocan la intimidad de las personas y a menudo hacen sufrir más. En este mundo golpeado por el virus de la indiferencia, las ocupaciones y el afán, donde no importa el dolor y la tristeza de mi hermano, es un gran desafío, ser como tu; por eso desde el fondo de mi corazón quiero tomar este reto, de ser como Tú. Tú que estuviste en medio de todos aquellos que tenían cualquier tipo de necesidad ya sea material o espiritual, dame la gracia de servirles con amor y con alegría como San Juan Bosco, hoy en su dia. Permíteme ser más vigilante en lo que escucho, veo y siento porque no quiero que tu pases por mi lado Señor y no te reconozca. Gracias Señor por las oportunidades que nos ofreces para practicar las obras de misericordia en nuestra vida porque despiertan en nosotros la exigencia y capacidad de hacer viva y operante la fe con la caridad. Ayúdame Señor en ser Tu rostro en este mundo que cuida a sus hermanos más pequeños para llevar a cada uno la ternura y la cercanía de un Dios que nos ama. Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
Encuentranos en : www.catolicosregina.com
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Lectio Divina
De las cartas de san Juan Bosco, presbítero
(Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)
TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR
Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar, amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia lo llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.
Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables.
RESPONSORIO Mc 10, 13-14; Mt 18, 5
R. Le presentaban a Jesús unos niños para que les impusiera las manos; pero los discípulos trataban de apartarlos. Jesús, al verlo, les dijo: * «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.»
V. El que reciba a un niño como éstos en mi nombre a mí me recibe.
R. Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)
TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR
Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar, amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia lo llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.
Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables.
RESPONSORIO Mc 10, 13-14; Mt 18, 5
R. Le presentaban a Jesús unos niños para que les impusiera las manos; pero los discípulos trataban de apartarlos. Jesús, al verlo, les dijo: * «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.»
V. El que reciba a un niño como éstos en mi nombre a mí me recibe.
R. Dejad que los niños vengan a mí y no se lo estorbéis, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en el presbítero san Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que, movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
miércoles, 30 de enero de 2019
El cristiano es realista y optimista...
Hebreos 10,11-18
Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: "Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días -dice el Señor-: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente"; añade: "Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes." Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos trae una hermosa enseñanza como es el Perdón, el regalo del Perdón. Todo esto se resume en esta frase "Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes." Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.Hoy el Señor nos está enseñando que el perdón es real, es eficaz, es cercano, pero sobre todo: es posible.
Decía que el perdón es un regalo, por eso es importante reconocer la presencia del pecado en nuestra vida porque de lo contrario nunca pensaremos o tendremos la necesidad de pedir perdón. Cuando no ofrecemos el perdón o no acogemos la gracia del perdón terminamos siendo personas amargadas, resentidas y tristes.
Recordemos que en la misa en el credo decimos “ creo en el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna". Estas tres afirmación de fe están juntas y tienen su significado. Quien nos perdona? Cristo, porque nos perdona ? para resucitarnos , que significa resucitarnos? es darnos vida , una vida que no acaba. Esa vida nueva que es recibida es la imagen misma del perdón.
Acojamos la gracia del perdón que nos ofrece Cristo, para que nuestro corazón sea sanado de las tristezas, amarguras, y resentimientos. Todos estos síntomas son signos que nos dan una señal que la muerte quiere atraparnos y arrebatarnos la vida eterna con Cristo. Danos la gracia Señor de reconocer las faltas por obras u omisión en que te hemos fallado y acoger tu misericordia que nos ofreces. Tu que eres el único mediador quien reconcilia no solo con el Padre sino con los otros. Amen.
Salmo 109 " Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. "
Marcos 4,1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: "Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Y añadió: "El que tenga oídos para oír, que oiga."
Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen.""
Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno."
Palabra de Dios
En esta parábola del sembrador la podemos mirar desde dos ópticas, una de las distintas clases de terreno y la otra el poder que tiene la semilla del sembrador. Hoy vamos a tomar esta segunda, el poder que tiene la Palabra de Dios.
Cristo nos quiere mostrar su realismo y el realismo de todos los cristianos. Dicen por ahí que los mas canson es una persona recién convertida, porque quiere que todo el mundo se convierta y se vuelve intenso o intensa. Pasa un tiempo y como puede que la persona siga con esa fuerza, con esa alegría, con ese entusiasmo puede también llegar a suceder que la persona se enfría y ahora no hace caso a la Palabra de Dios como también puede llegar a buscar una religión que sea al tamaño de sus caprichos y necedades. Cuando vemos eso, da un poco de desánimo. Darnos cuenta que con aquellos quienes compartimos la fe con ese entusiasmo y gozo ya ahora es pasado, o se dejaron confundir por otros, se dejaron absorber de las ocupaciones del mundo o perdieron la esperanza al ver como otros también se fueron alejando de Dios poco a poco.
La realidad es que el mensaje de Cristo y el mensaje del mundo vive en competencia. Mientras el mundo dice y vive para el yo, primero yo, segundo yo y tercero yol El mundo nos empuja al individualismo, al egoísmo, a la mentira,a la codicia, al enfado, al estrés, el bullicio, entre otras, el mensaje de Cristo es servir a los demás, amar a tu prójimo, poner a Dios en tu primer lugar de tu vida, ser obediente a los mandamientos. Cristo nos invita a la generosidad, al perdón, a la verdad, a la justicia, a la paz. Estos dos mensajes van en direcciones opuestas.
Así como somos realistas para lo malo, también debemos ser realistas para lo bueno. La semilla que llevamos por dentro es buena. La semilla que llevamos tiene poder y allí donde verdaderamente da fruto da fruto del treinta por uno, del sesenta por uno, o del ciento por uno. Ese fruto viene de cierta manera a reemplazar todo ese fruto que no se pudo recoger. En resumen, el mensaje que Jesús nos quiere dar es de realismo y también de optimismo. No quiere decir que el optimista sea un iluso, y el que es pesimista es realista. Hoy el evangelio nos quiere enseñar que el cristiano es realista y también optimista porque ve las cosas como son y tiene la certeza de lo que puede llegar a ser con el poder y el amor de Dios.
Señor gracias por tu generosidad en cada cosa que tu creas y nos ofreces cada día. Somos tan ciegos y vivimos tan distraídos que no alcanzamos a ver los regalos que cada dia nos das, un amanecer, una familia, estar vivos y conscientes, poder respirar, tener un techo, alimento, todas esas bendiciones materiales y espirituales que solo tu nos puedes dar. Gracias por no cansarte en donarte a pesar de mi ingratitud y de mi ceguera. Gracias por los regalos de la fe, la esperanza y del amor que he recibido de parte de ti. Dame la gracia de ser como María que creyó en ti y puso su confianza para dejar crecer y brotar en ella Tu plan que tenías en ella, porque tus ideas y tus planes son mejores que los nuestros. Ayúdame Señor a ser un cristiano que es realista al reconocer que tu mensaje no todos lo aceptaran pero también mirar con optimismo que tu semilla tiene el poder y el amor para hacer crecer y brotar hasta en un corazon arido, porque Tu eres el poderoso de Israel, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
DONDE ABUNDÓ EL PECADO, SOBREABUNDÓ LA GRACIA
¿Dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor. El, en efecto, fue herido por nuestras rebeldías. ¿Qué hay tan mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna dolencia, por maligna que sea.
Por esto no tenía razón aquel que dijo: Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es que él no podía atribuirse ni llamar suyos los méritos de Cristo, porque no era miembro del cuerpo cuya cabeza es el Señor.
Pero yo tomo de las entrañas del Señor lo que me falta, pues sus entrañas rebosan misericordia. Agujerearon sus manos y pies y atravesaron su costado con una lanza; y a través de estas hendiduras puedo libar miel silvestre y aceite de rocas de pedernal, es decir, puedo gustar y ver cuán bueno es el Señor.
Sus designios eran designios de paz, y yo lo ignoraba. Porque, ¿quién ha conocido jamás la mente del Señor?, ¿quién ha sido su consejero? Pero el clavo penetrante se ha convertido para mí en una llave que me ha abierto el conocimiento de la voluntad del Señor. ¿Por qué no he de mirar a través de esta hendidura? Tanto el clavo como la llaga proclaman que en verdad Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo. Un hierro atravesó su alma, hasta cerca del corazón, de modo que ya no es incapaz de compadecerse de mis debilidades.
Las heridas que su cuerpo recibió nos dejan ver los secretos de su corazón; nos dejan ver el gran misterio de piedad, nos dejan ver la entrañable misericordia de nuestro Dios, por la que nos ha visitado el sol que nace de lo alto. ¿Qué dificultad hay en admitir que tus llagas nos dejan ver tus entrañas? No podría hallarse otro medio más claro que estas tus llagas para comprender que tú, Señor, eres bueno y clemente, y rico en misericordia. Nadie tiene una misericordia más grande que el que da su vida por los sentenciados a muerte y a la condenación.
Luego mi único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia. Y porque la misericordia del Señor es mucha, muchos son también mis méritos. Y aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Y, si la misericordia del Señor dura siempre, yo también cantaré eternamente las misericordias del Señor. ¿Cantaré acaso mi propia justicia? Señor, narraré tu justicia, tuya entera. Sin embargo, ella es también mía, pues tú has sido constituido mi justicia de parte de Dios.
RESPONSORIO Is 53, 5; 1Pe 2, 24
R. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes; él soportó él castigo que nos trae la paz, * por sus llagas hemos sido curados.
V. Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justificación.
R. Por sus llagas hemos sido curados.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
¿Dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor. El, en efecto, fue herido por nuestras rebeldías. ¿Qué hay tan mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna dolencia, por maligna que sea.
Por esto no tenía razón aquel que dijo: Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es que él no podía atribuirse ni llamar suyos los méritos de Cristo, porque no era miembro del cuerpo cuya cabeza es el Señor.
Pero yo tomo de las entrañas del Señor lo que me falta, pues sus entrañas rebosan misericordia. Agujerearon sus manos y pies y atravesaron su costado con una lanza; y a través de estas hendiduras puedo libar miel silvestre y aceite de rocas de pedernal, es decir, puedo gustar y ver cuán bueno es el Señor.
Sus designios eran designios de paz, y yo lo ignoraba. Porque, ¿quién ha conocido jamás la mente del Señor?, ¿quién ha sido su consejero? Pero el clavo penetrante se ha convertido para mí en una llave que me ha abierto el conocimiento de la voluntad del Señor. ¿Por qué no he de mirar a través de esta hendidura? Tanto el clavo como la llaga proclaman que en verdad Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo. Un hierro atravesó su alma, hasta cerca del corazón, de modo que ya no es incapaz de compadecerse de mis debilidades.
Las heridas que su cuerpo recibió nos dejan ver los secretos de su corazón; nos dejan ver el gran misterio de piedad, nos dejan ver la entrañable misericordia de nuestro Dios, por la que nos ha visitado el sol que nace de lo alto. ¿Qué dificultad hay en admitir que tus llagas nos dejan ver tus entrañas? No podría hallarse otro medio más claro que estas tus llagas para comprender que tú, Señor, eres bueno y clemente, y rico en misericordia. Nadie tiene una misericordia más grande que el que da su vida por los sentenciados a muerte y a la condenación.
Luego mi único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia. Y porque la misericordia del Señor es mucha, muchos son también mis méritos. Y aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Y, si la misericordia del Señor dura siempre, yo también cantaré eternamente las misericordias del Señor. ¿Cantaré acaso mi propia justicia? Señor, narraré tu justicia, tuya entera. Sin embargo, ella es también mía, pues tú has sido constituido mi justicia de parte de Dios.
RESPONSORIO Is 53, 5; 1Pe 2, 24
R. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes; él soportó él castigo que nos trae la paz, * por sus llagas hemos sido curados.
V. Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justificación.
R. Por sus llagas hemos sido curados.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
martes, 29 de enero de 2019
Lectio Divina
De la Regla monástica mayor de san Basilio Magno, obispo
(Respuesta 2, 2-4: PG 31, 914-915)
¿CÓMO PAGAREMOS AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE NOS HA HECHO?
¿Qué lenguaje será capaz de explicar adecuadamente los dones de Dios? Son tantos que no pueden contarse, y son tan grandes y de tal calidad que uno solo de ellos merece toda nuestra gratitud.
Pero hay uno al que por fuerza tenemos que referirnos, pues nadie que esté en su sano juicio dejará de hablar de él, aunque se trate en realidad del más inefable de los beneficios divinos; es el siguiente: Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, lo honró con el conocimiento de sí mismo, lo dotó de razón, por encima de los demás seres vivos, le otorgó poder gozar de la increíble belleza del paraíso y lo constituyó, finalmente, rey de toda la creación. Después, aunque el hombre cayó en el pecado, engañado por la serpiente, y, por el pecado, en la muerte y en las miserias que acompañan al pecado, a pesar de ello, Dios no lo abandonó; al contrario, le dio primero la ley para que le sirviese de ayuda, lo puso bajo la custodia y vigilancia de los ángeles, le envió a los profetas para que le echasen en cara sus pecados y le mostrasen el camino del bien, reprimió mediante amenazas sus tendencias al mal y estimuló con promesas su esfuerzo hacia el bien, manifestando en varias ocasiones por anticipado, con el ejemplo concreto de diversas personas, cual sea el término reservado al bien y al mal. Y aunque nosotros, después de todo esto, perseveramos en nuestra contumacia, no por ello se apartó de nosotros.
La bondad del Señor no nos dejó abandonados y, aunque nuestra insensatez nos llevó a despreciar sus honores, no se extinguió su amor por nosotros, a pesar de habernos mostrado rebeldes para con nuestro bienhechor; por el contrario, fuimos rescatados de la muerte y restituidos a la vida por el mismo nuestro Señor Jesucristo; y la manera como lo hizo es lo que más excita nuestra admiración. En efecto, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo.
Más aún, soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, fue herido por nuestras rebeldías, por sus llagas hemos sido curados; además, nos redimió de la maldición, haciéndose maldición por nosotros, y sufrió la muerte más ignominiosa para llevarnos a una vida gloriosa. Y no se contentó con volver a dar vida a los que estaban muertos, sino que los hizo también partícipes de su divinidad y les preparó un descanso eterno y una felicidad que supera toda imaginación humana.
¿Cómo pagaremos, pues, al Señor todo el bien que nos ha hecho? Es tan bueno que la única paga que exige es que lo amemos por todo lo que nos ha dado. Y cuando pienso en todo esto -voy a deciros lo que siento- me horrorizo de pensar en el peligro de que alguna vez, por falta de consideración o por estar absorto en cosas vanas, me olvide del amor de Dios y sea para Cristo causa de vergüenza y oprobio.
RESPONSORIO Sal 102, 2. 4; Ga 2, 20
R. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. * Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
V. Me amó hasta entregarse por mí.
R. Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Respuesta 2, 2-4: PG 31, 914-915)
¿CÓMO PAGAREMOS AL SEÑOR TODO EL BIEN QUE NOS HA HECHO?
¿Qué lenguaje será capaz de explicar adecuadamente los dones de Dios? Son tantos que no pueden contarse, y son tan grandes y de tal calidad que uno solo de ellos merece toda nuestra gratitud.
Pero hay uno al que por fuerza tenemos que referirnos, pues nadie que esté en su sano juicio dejará de hablar de él, aunque se trate en realidad del más inefable de los beneficios divinos; es el siguiente: Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, lo honró con el conocimiento de sí mismo, lo dotó de razón, por encima de los demás seres vivos, le otorgó poder gozar de la increíble belleza del paraíso y lo constituyó, finalmente, rey de toda la creación. Después, aunque el hombre cayó en el pecado, engañado por la serpiente, y, por el pecado, en la muerte y en las miserias que acompañan al pecado, a pesar de ello, Dios no lo abandonó; al contrario, le dio primero la ley para que le sirviese de ayuda, lo puso bajo la custodia y vigilancia de los ángeles, le envió a los profetas para que le echasen en cara sus pecados y le mostrasen el camino del bien, reprimió mediante amenazas sus tendencias al mal y estimuló con promesas su esfuerzo hacia el bien, manifestando en varias ocasiones por anticipado, con el ejemplo concreto de diversas personas, cual sea el término reservado al bien y al mal. Y aunque nosotros, después de todo esto, perseveramos en nuestra contumacia, no por ello se apartó de nosotros.
La bondad del Señor no nos dejó abandonados y, aunque nuestra insensatez nos llevó a despreciar sus honores, no se extinguió su amor por nosotros, a pesar de habernos mostrado rebeldes para con nuestro bienhechor; por el contrario, fuimos rescatados de la muerte y restituidos a la vida por el mismo nuestro Señor Jesucristo; y la manera como lo hizo es lo que más excita nuestra admiración. En efecto, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo.
Más aún, soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores, fue herido por nuestras rebeldías, por sus llagas hemos sido curados; además, nos redimió de la maldición, haciéndose maldición por nosotros, y sufrió la muerte más ignominiosa para llevarnos a una vida gloriosa. Y no se contentó con volver a dar vida a los que estaban muertos, sino que los hizo también partícipes de su divinidad y les preparó un descanso eterno y una felicidad que supera toda imaginación humana.
¿Cómo pagaremos, pues, al Señor todo el bien que nos ha hecho? Es tan bueno que la única paga que exige es que lo amemos por todo lo que nos ha dado. Y cuando pienso en todo esto -voy a deciros lo que siento- me horrorizo de pensar en el peligro de que alguna vez, por falta de consideración o por estar absorto en cosas vanas, me olvide del amor de Dios y sea para Cristo causa de vergüenza y oprobio.
RESPONSORIO Sal 102, 2. 4; Ga 2, 20
R. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. * Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
V. Me amó hasta entregarse por mí.
R. Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
lunes, 28 de enero de 2019
El mal nos quiere hacer pensar que no tiene fuerza sobre nosotros, poco a poco el nos lleva hacia el abismo. No olvides que el mal no tiene la última palabra porque Cristo tiene el poder en rescatarte donde estas!!!
Hebreos 9,15.24-28
Hermanos: Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Pues Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres -imagen del auténtico-, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces -como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo-. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Palabra de Dios
La primera lectura nos habla de la importancia del Sacrificio de Cristo y esta la volvemos a actualizar cada vez que se celebra la Santa Eucaristía.
La Eucaristía es la acción de gracias donde vivimos en fraternidad la Fe. El centro de la eucaristía es Cristo, no son los músicos, ni tampoco el sacerdote. El misterio eucarístico no se limita al encuentro fraterno y no podemos limitarlo a eso porque lo terminaremos desfigurando.
En la Eucaristía hay Uno que con la perfección de su amor puede asumir, purificar y levantar nuestros amores. Volvamos a leer cada palabra que dije : En la Eucaristía hay Uno que con la perfección de su amor, su amor es perfecto porque su esencia es el amor que viene del Padre. Al ser Cristo el centro de la eucaristía, recordemos en la última cena y sus palabras “ hagan esto en memoria mía”. Cristo quien es santo, puro, inmaculado, el cordero sin pecado, Cristo es perfecto y por eso Unico. Continuamos con la frase que antes dije “ con la perfección de su amor puede asumir, purificar y levantar nuestros amores “ . Cuando digo que su amor puede asumir es que Cristo toma todos nuestros pecados si nosotros se lo entregamos, al nosotros entregarselos El mismo nos purifica, nos limpia, nos sana y es capaz de levantar nuestro corazón hacia Él cuando recibimos la sagrada comunión.
No somos hermanos porque nos digamos hermanos sino porque la Sangre que Él derramó en la Cruz declaró nuestra iniquidad, hizo posible el arrepentimiento de nuestras obras muertas y nos llamó a creer en la gracia que viene de lo alto. Acogiendo entonces con humilde fe el regalo inmenso de su divino Espíritu, hemos llegado a ser hijos en el Hijo y por eso, sólo por eso, somos hermanos.
Cada Eucaristía es la actualización de lo que se vivió en el calvario, Su amor se hace presente entre nosotros y hace posible el amor entre nosotros, pues por nuestras solas fuerzas no podíamos aceptarnos y amarnos al grado que requiere nuestra propia miseria.
Pidámosle al Buen Dios la gracia de recibir la sagrada Hostia consagrada fervorosamente y descubrir allí el mismo don y el mismo misterio del Calvario., Amen.
Salmo 97 " Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas"
Marcos 3,22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: "Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios." Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: "¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre." Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy el evangelio nos habla como los escribas desde su ceguera, incredulidad, y orgullo no son capaces de reconocer a Jesús el Hijo de Dios. Algunos pensaran que solo eso sucedía en la epoca de Jesus. Pero si miramos muy bien en nuestro diario vivir, claramente vemos como de una u otra forma tenemos actitudes que se nos asemejan a los fariseos. Porque digo esto, algunos que de pronto dicen tener un poco de conocimiento de la escritura y con una sola frase dice “ ya sé lo que el Señor me quiere decir con esta lectura “, ni siquiera dejan que la Palabra de Dios los exhorte en el hoy, porque lo que hoy estás viviendo es una experiencia muy diferente de hace 1,2,3 o más años atras. Estos por ejemplo solo se quedan en el conocimiento de la lectura, se saben las lecturas de memoria y ya. Conozco personas que saben cada detalle de la biblia, se la han leído 2 o 3 veces en su vida, pero su vida, su testimonio de vida da mucho qué decir.
También algunas personas son como los fariseos adquieren mucho conocimiento pero pocos la bajan al corazón y muy pocos la llevan a la acción. Otros se limitan a criticar y poner en juicio quien es el usurpador que viene a hablarnos de Dios, de que escuela viene a enseñarnos algo que ya sabemos.
Recordemos la lecturas del dia de ayer las cuales nos invitaba no sólo a escuchar la voz de Dios sino también la voz de nuestros hermanos. Dios es muy creativo y sabe en qué momento utiliza a esta persona o a esta otra para traernos su mensaje de vida.
El evangelio nos invita a reconocer la fuerza que tiene el mal, es por eso que no es tan fácil dejar los malos hábitos y es que por nuestras propias fuerzas es imposible que haya un cambio que perdure. Tenemos que ser conscientes de la necesidad que venga uno que es más fuerte y poderoso que el mal para que haga esa transformación desde adentro hacia afuera de nosotros. Pidámosle al Señor que no solo nos cambie el corazón sino también la manera de sentir, de ver, de amar, de pensar.
También esta lectura nos invita a no ser conformistas y vivir de una manera resignada ciertas cosas, algunos dicen “ es que peranito ya no tiene arreglo, esa niña ya está perdida en las drogas, es que las parejas ya no creen en el matrimonio, yo ya me venia venir la separación de ellos, etc.., ”, no podemos ser más conformistas, hay que vivir con confianza, con perseverancia, y creerle a Cristo que Él sí puede transformar y cambiar.
Señor hoy me invitas ser una persona de profunda oración porque es desde allí que no solo podre escuchar las necesidades del momento, no sólo lo material, sino también escuchar Tu voz de este modo podré distinguir qué es el bien y qué es el mal. Ayudame a desarrollar esta capacidad de escucha y de ser autocrítica, a poder alcanzar a conocerme mas asi mism@ desde lo ancho y lo profundo, a tener la humildad de considerar que de pronto estoy equivocad@ y buscar siempre la verdad del evangelio y los valores cristianos para darte la Gloria y el Honor solo a ti. Amen,Amen,Amen.
Alabado sea Jesucristo!!!!
Dios te bendiga.
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
De las Conferencias de santo Tomás de Aquino, presbítero
(Conferencia 6 sobre el Credo)
EN LA CRUZ HALLAMOS EL EJEMPLO DE TODAS LAS VIRTUDES
¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Lo era, ciertamente, y por dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra, para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar.
Para remediar nuestros pecados, en efecto, porque en la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado.
La segunda razón tiene también su importancia, ya que la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.
Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y por esto, si él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por él.
Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, unos males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca. Grande fue la paciencia de Cristo en la cruz: corramos también nosotros con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada. Llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe, quien, para ganar el gozo que se le ofrecía, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima de su ignominia.
Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: Como por la desobediencia de un solo hombre -es decir, de Adán- todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos.
Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre.
No te aficiones a los vestidos y riquezas, ya que se reparten mi ropa; ni a los honores, ya que él experimentó las burlas y azotes; ni a las dignidades, ya que, entretejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre mi cabeza; ni a los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.
RESPONSORIO Sb 7, 7-8; 9, 17
R. Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. * La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.
V. Señor, ¿quién hubiera conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu Espíritu Santo?
R. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que hiciste admirable a santo Tomás de Aquino por su sed de santidad y por su amor a las ciencias sagradas, te pedimos que nos des su luz para entender sus enseñanzas y fuerza para imitar su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Conferencia 6 sobre el Credo)
EN LA CRUZ HALLAMOS EL EJEMPLO DE TODAS LAS VIRTUDES
¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Lo era, ciertamente, y por dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra, para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar.
Para remediar nuestros pecados, en efecto, porque en la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado.
La segunda razón tiene también su importancia, ya que la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.
Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y por esto, si él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por él.
Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, unos males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca. Grande fue la paciencia de Cristo en la cruz: corramos también nosotros con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada. Llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe, quien, para ganar el gozo que se le ofrecía, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima de su ignominia.
Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: Como por la desobediencia de un solo hombre -es decir, de Adán- todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos.
Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre.
No te aficiones a los vestidos y riquezas, ya que se reparten mi ropa; ni a los honores, ya que él experimentó las burlas y azotes; ni a las dignidades, ya que, entretejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre mi cabeza; ni a los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.
RESPONSORIO Sb 7, 7-8; 9, 17
R. Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. * La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.
V. Señor, ¿quién hubiera conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu Espíritu Santo?
R. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que hiciste admirable a santo Tomás de Aquino por su sed de santidad y por su amor a las ciencias sagradas, te pedimos que nos des su luz para entender sus enseñanzas y fuerza para imitar su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
domingo, 27 de enero de 2019
Lectio Divina
CRISTO ESTÁ PRESENTE EN SU IGLESIA
Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está
presente en el sacrificio de la misa, tanto en la persona del ministro, ofreciéndose ahora
por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, como, sobre
todo, bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los sacramentos, de
modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra,
pues, cuando se lee en la Iglesia la sagrada Escritura, es él quien habla. Está presente,
por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, pues él mismo prometió: Donde dos
o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
En verdad, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los
hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia,
que invoca a su Señor y por él tributa culto al Padre eterno.
Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de
Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y realizan, cada uno a su manera, la
santificación del hombre; y así el cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y sus
miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
cuerpo, que es la Iglesia, es la acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no es
igualada, con el mismo título y en el mismo grado, por ninguna otra acción de la Iglesia.
En la liturgia terrena participamos, pregustándola, de aquella liturgia celestial que se
celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y
donde Cristo, ministro del santuario y de la tienda verdadera, está sentado a la derecha de
Dios; con todos los coros celestiales, cantamos en la liturgia el himno de la gloria del
Señor; veneramos la memoria de los santos, esperando ser admitidos en su asamblea;
aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo, hasta que aparezca él, vida nuestra;
entonces también nosotros apareceremos, juntamente con él, en gloria.
La Iglesia, por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la resurrección
de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón
día del Señor o Domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando
la palabra de Dios y participando en la eucaristía, celebren el memorial de la pasión,
resurrección y gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios, que, por la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva.
Por esto, el Domingo es la fiesta primordial, que debe inculcarse a la piedad de los fieles,
de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No deben
anteponérsele otras solemnidades, a no ser que sean realmente de suma importancia,
puesto que el Domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.
presente en el sacrificio de la misa, tanto en la persona del ministro, ofreciéndose ahora
por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, como, sobre
todo, bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los sacramentos, de
modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra,
pues, cuando se lee en la Iglesia la sagrada Escritura, es él quien habla. Está presente,
por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, pues él mismo prometió: Donde dos
o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
En verdad, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los
hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia,
que invoca a su Señor y por él tributa culto al Padre eterno.
Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de
Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y realizan, cada uno a su manera, la
santificación del hombre; y así el cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y sus
miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
cuerpo, que es la Iglesia, es la acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no es
igualada, con el mismo título y en el mismo grado, por ninguna otra acción de la Iglesia.
En la liturgia terrena participamos, pregustándola, de aquella liturgia celestial que se
celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y
donde Cristo, ministro del santuario y de la tienda verdadera, está sentado a la derecha de
Dios; con todos los coros celestiales, cantamos en la liturgia el himno de la gloria del
Señor; veneramos la memoria de los santos, esperando ser admitidos en su asamblea;
aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo, hasta que aparezca él, vida nuestra;
entonces también nosotros apareceremos, juntamente con él, en gloria.
La Iglesia, por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la resurrección
de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón
día del Señor o Domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando
la palabra de Dios y participando en la eucaristía, celebren el memorial de la pasión,
resurrección y gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios, que, por la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva.
Por esto, el Domingo es la fiesta primordial, que debe inculcarse a la piedad de los fieles,
de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No deben
anteponérsele otras solemnidades, a no ser que sean realmente de suma importancia,
puesto que el Domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para quepodamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Él,
que vive y reina contigo.
que vive y reina contigo.
Amén.
sábado, 26 de enero de 2019
LectioDivina
LA OBLACIÓN PURA DE LA IGLESIA
El sacrificio puro y acepto a Dios es la oblación de la Iglesia, que el Señor mandó que
se ofreciera en todo el mundo, no porque Dios necesite nuestro sacrificio, sino porque el
que ofrece es glorificado él mismo en lo que ofrece, con tal de que sea aceptada su
ofrenda. La ofrenda que hacemos al rey es una muestra de honor y de afecto; y el Señor
nos recordó que debemos ofrecer nuestras ofrendas con toda sinceridad e inocencia,
cuando dijo: Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de
que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a
reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Hay que ofrecer a
Dios las primicias de su creación, como dice Moisés: No te presentarás al Señor, tu Dios,
con las manos vacías; de este modo, el hombre, hallado grato en aquellas mismas cosas
que a él le son gratas, es honrado por parte de Dios.
Y no hemos de pensar que haya sido abolida toda clase de oblación, pues las
oblaciones continúan en vigor ahora como antes: el antiguo pueblo de Dios ofrecía
sacrificios, y la Iglesia los ofrece también. Lo que ha cambiado es la forma de la oblación,
puesto que los que ofrecen no son ya siervos, sino hombres libres. El Señor es uno y el
mismo, pero es distinto el carácter de la oblación, según sea ofrecida por siervos o por
hombres libres; así la oblación demuestra el grado de libertad. Por lo que se refiere a Dios,
nada hay sin sentido, nada que no tenga su significado y su razón de ser. Y, por esto, los
antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya
hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros
bienes, dándolos con libertad y alegría, aun los de más valor, pues lo que esperamos vale
más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el
desprendimiento de aquella viuda pobre del Evangelio.
Es necesario, por tanto, que presentemos nuestra ofrenda a Dios y que le seamos
gratos en todo, ofreciéndole, con mente sincera, con fe sin mezcla de engaño, con firme
esperanza, con amor ferviente, las primicias de su creación. Esta oblación pura sólo la
Iglesia puede ofrecerla a su Hacedor, ofreciéndole con acción de gracias del fruto de su
creación.
Le ofrecemos, en efecto, lo que es suyo, significando, con nuestra ofrenda, nuestra
unión y mutua comunión, y proclamando nuestra fe en la resurrección de la carne y del
espíritu. Pues, del mismo modo que el pan, fruto de la tierra, cuando recibe la invocación
divina, deja de ser pan común y corriente y se convierte en eucaristía, compuesta de dos
realidades, terrena y celestial, así también nuestros cuerpos, cuando reciben la eucaristía,
dejan ya de ser corruptibles, pues tienen la esperanza de la resurrección.
se ofreciera en todo el mundo, no porque Dios necesite nuestro sacrificio, sino porque el
que ofrece es glorificado él mismo en lo que ofrece, con tal de que sea aceptada su
ofrenda. La ofrenda que hacemos al rey es una muestra de honor y de afecto; y el Señor
nos recordó que debemos ofrecer nuestras ofrendas con toda sinceridad e inocencia,
cuando dijo: Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de
que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a
reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Hay que ofrecer a
Dios las primicias de su creación, como dice Moisés: No te presentarás al Señor, tu Dios,
con las manos vacías; de este modo, el hombre, hallado grato en aquellas mismas cosas
que a él le son gratas, es honrado por parte de Dios.
Y no hemos de pensar que haya sido abolida toda clase de oblación, pues las
oblaciones continúan en vigor ahora como antes: el antiguo pueblo de Dios ofrecía
sacrificios, y la Iglesia los ofrece también. Lo que ha cambiado es la forma de la oblación,
puesto que los que ofrecen no son ya siervos, sino hombres libres. El Señor es uno y el
mismo, pero es distinto el carácter de la oblación, según sea ofrecida por siervos o por
hombres libres; así la oblación demuestra el grado de libertad. Por lo que se refiere a Dios,
nada hay sin sentido, nada que no tenga su significado y su razón de ser. Y, por esto, los
antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya
hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros
bienes, dándolos con libertad y alegría, aun los de más valor, pues lo que esperamos vale
más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el
desprendimiento de aquella viuda pobre del Evangelio.
Es necesario, por tanto, que presentemos nuestra ofrenda a Dios y que le seamos
gratos en todo, ofreciéndole, con mente sincera, con fe sin mezcla de engaño, con firme
esperanza, con amor ferviente, las primicias de su creación. Esta oblación pura sólo la
Iglesia puede ofrecerla a su Hacedor, ofreciéndole con acción de gracias del fruto de su
creación.
Le ofrecemos, en efecto, lo que es suyo, significando, con nuestra ofrenda, nuestra
unión y mutua comunión, y proclamando nuestra fe en la resurrección de la carne y del
espíritu. Pues, del mismo modo que el pan, fruto de la tierra, cuando recibe la invocación
divina, deja de ser pan común y corriente y se convierte en eucaristía, compuesta de dos
realidades, terrena y celestial, así también nuestros cuerpos, cuando reciben la eucaristía,
dejan ya de ser corruptibles, pues tienen la esperanza de la resurrección.
Responsorio Hb 10, 1. 14; Ef 5, 2
R. La ley contiene sólo una sombra, no la realidad misma de las cosas; por eso, mediante
unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar, no puede de ninguna manera dar la
perfección a quienes buscan acercarse a Dios. Cristo, en cambio, * con una sola oblación,
ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.
V. Él nos amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
R. Con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.
unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar, no puede de ninguna manera dar la
perfección a quienes buscan acercarse a Dios. Cristo, en cambio, * con una sola oblación,
ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.
V. Él nos amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
R. Con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.
Oración
Oremos:
Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente la
oración de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
Jesucristo nuestro Señor.
oración de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida se fundamenten en tu paz. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
viernes, 25 de enero de 2019
No permitas que tus seguridades te lleven a la arrogancia !!!
Hechos 22,3-16
En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: "Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados.""
Palabra de Dios
Salmo 116 " Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"
Marcos 16,15-18
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."
Palabra de Dios
Hoy nuestra iglesia Católica celebra la fiesta de la conversión de Pablo.
Es importante esta fiesta para nuestra iglesia porque algunos limitan la conversión como un cambio moral. Antes yo era alcohólico, jugador, mujeriego, sicario, pero cuando encontre a Jesus y mi vida cambió. Ahora no soy alcohólico, ni jugador, solo tengo ojos para mi esposa, en fin.
Si revisamos muy bien Pablo no se convirtió de los vicios a una vida sana. He aquí su relato: "aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como ustedes muestran ahora" (Hch 22,3). No son las palabras de un vicioso, sino de un hombre altamente piadoso que vivió con singular ardor su convicción religiosa. Ahora nos podemos preguntar cuál era su convicción religiosa, el lo dice : "yo soy judío" (Hch 22,3). Por convencimiento de judío persiguió a los seguidores de Jesucristo. En pensaba, en esa época, que el cristianismo desfiguraba el sentido de las promesas, destruía las instituciones, quitaba valor a la Ley, traicionaba a Dios. Estaba equivocado pero, en medio de su ignorancia, obraba con plena convicción y con un deseo inaudito de coherencia.
Entonces cómo entender que alguien tan piadoso esté equivocado? lo que le sucedió a Pablo era que tenía exceso de seguridad en sí mismo y esta seguridad hizo que se llenara de arrogancia y no permitiera escuchar a los otros que pensaban diferentes a Él. Pablo estaba seguro de tener todas las respuestas a sus preguntas. Esto es como el buen estudiante de clase, que se siente tan seguro de sí mismo por su conocimiento y se viste de la arrogancia hasta llegar a menospreciar al profesor. Pablo perseguía a Cristo y no lo buscaba, suena como contradictorio pero no. Por eso cuidado con el exceso de seguridad. Pregúntate en que puede tener razón la persona que no piensa igual como nosotros, que nos puede estar diciendo Dios a través de esa persona?
Otro mensaje muy hermoso es como Pablo reconoce la misericordia de Dios en su Primera Carta a Timoteo: "Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad" (1 Tim 1,12-13). Pablo reconoce de sus blasfemias y como ha lastimado con odio al cuerpo de Cristo. Desde su honestidad reconoce la causa de su comportamiento "lo hice por ignorancia".
Quieres sanarte de verdad? Quieres que Cristo te sane y te libere ? entonces reconoce la realidad de tu vida, lo que eres, reconoce lo perezoso, lo orgulloso, lo vanidoso, las veces que pudiendo hacer el bien no lo hiciste, reconoce tu arrogancia, lo mal esposa o esposo que has sido, tus malos comportamientos como hijo o hija, lo alcahueta que has sido, lo avaro, lo obstinado, lo terco, todo eso que solo tu y Dios saben. Pero no te quedes allí, desde la sinceridad de tu corazón busca cuál fue la causa, oigame bien la causa y no la excusa para hacerlo. Ahora piensa por un momento si en esa época hubieras conocido a Dios lo volverias hacer? seguramente no, como dice Pablo "lo hice por ignorancia".
Para que haya una sanación interior verdadera debes de reconocer la realidad de tu vida y acoge la gracia del perdón que te ofrece Dios.
Dios desde su amor y misericordia lleno a Pablo de su luz y este hombre descubrió que Jesucristo no era la gran traición sino la gran respuesta a las antiguas promesas. Entonces orientó toda su energía a mostrar que la fe judía alcanza su plenitud en Jesús, así que Pablo de ser perseguidor terminó siendo perseguido por causa del evangelio de Cristo.
Hoy me doy cuenta Jesús que Tu no me persigues sino que está siempre en medio del camino para mostrarme por donde debo de andar. Ayúdame a reconocer la verdad que habita en mí, lo impaciente, lo autosuficiente, lo orgulloso, lo vanidoso, lo envidioso, lo perezoso, lo terco, lo alcahueta y todos esos comportamientos que solo tu y yo sabemos que aún están en mi corazón. Dame la gracia de la docilidad del Espíritu Santo para que desde la humildad descubra la realidad que hay en mi y asi podre alcanzar la sanación interior que tanto necesito. Gracias Jesús por tu paciencia y amor para tratar de conquistar mi corazón. Gracias Jesús por encontrarme y estar siempre cerca de mi, por ofrecerme tu misericordia y perdón. Hoy tu quieres convertirme en un testigo más de Tu misericordia porque como nos lo dices en (Hch 22,15): “ vas a ser testigo, porque has visto, harás ver; porque has oído, vas a hablar”, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga
Alabados Sea Jesucristo!!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
De las Homilías de san Juan Crisóstomo, obispo
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477·480)
PABLO LO SUFRIÓ TODO POR AMOR A CRISTO
Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.
Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.
Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.
Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.
Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.
Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.
Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50. 477·480)
PABLO LO SUFRIÓ TODO POR AMOR A CRISTO
Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.
Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.
Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.
Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.
Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.
Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.
Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
jueves, 24 de enero de 2019
Hay que ser discípulos de Cristo todas las horas!!!
Hebreos 7,25-8,6
Hermanos: Jesús puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día -como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo-, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de toda la exposición: Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también éste tenga algo que ofrecer. Ahora bien, si estuviera en la tierra, no sería siquiera sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la Ley. Estos sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas celestes, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la tienda: "Mira -le dijo Dios-, te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña." Mas ahora a él le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores.
Palabra de Dios
Hoy en la carta a los Hebreos una vez más nos habla acerca del sacerdocio de Cristo. El sacerdocio de Cristo es santo, inocente, sin mancha. Es por eso que lo hizo una sola vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Es algo irónico y lo podríamos decir aquellos quienes se creían limpios y puros eran los más duros, más crueles con los demás.
Jesús es inocente porque en él no hay ninguna maldad, Jesús es puro porque no hay pecado en Él pero sí que ama a los pecadores, Jesús está alejado del mal, pero es cercano a los enfermos, marginados, y todo aquel que sufren. También podemos decir que Jesús es inocente y sencillo porque no está vestido de petulancia por ser Hijo de Dios, sino ungido y revestido de compasión.
La Carta a los Hebreos lo expresa de modo sencillo. Cristo es "el sumo sacerdote que nos hacía falta: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos" (Heb 7,26), pero a la vez "puede obrar con benignidad para con los ignorantes y extraviados, puesto que él mismo está sujeto a flaquezas" (Heb 5,2). Que bello!!! Jesús está separado de los pecadores por la santidad y a la vez se acerca a los pecadores movido por su amor y ternura, su compasión inagotable.
Salmo 39 " Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"
Marcos 3,7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy el evangelio nos trae una escena un poco extraña, nos dice que los espíritus inmundos cuando veían a Jesús se postraban ante Él y gritaban “ "Tú eres el Hijo de Dios.".
Todos sabemos que el espíritu del mal reconoce a Jesús como Hijo de Dios. Esta verdad no solo es importante decirla, hay que aceptar a Cristo y hacer lo que Él hizo, ser obediente a los designios de Dios. Nos preguntaremos porque Jesús lo hace callar. Jesús lo hace callar es porque el demonio lo dice con sus labios pero en el fondo no estaba diciendo la verdad que había en su corazón. En otras palabras, el demonio decía lo que Jesús quería escuchar pero en el fondo no lo sentía, no lo creía, no lo aceptaba. Preguntémonos, será que a nosotros nos sucede lo mismo? decimos lo que Jesús quiere oír, hasta hacemos promesas pero nuestras acciones están lejos de lo que nos pide el Señor?
La actitud que vemos con estos demonios es de desobediencia y de burla, llegan hasta al cinismo. Recuerdo que en mi país Colombia, en las misas de María Auxiliadora en Sabaneta, algunos sicarios y narcotraficantes iban a “ rezar “ osea a misa con el fin de que le saliera la vuelta bien hecha. Es como poner una vela al diablo y otra vela a Dios. Algunos de ellos cargan un escapulario, un rosario, un símbolo de la cruz como un amuleto. Te puedes imaginar que un sicario dispara a alguien y esta persona que está herida ve que tiene en el cuello un escapulario o un símbolo de la cruz. Eso sí que es una burla!
En la lectura nos dice que las multitudes siguen a Jesús. Esa misma multitud que lo busca para ser sanados, ser consolados y liberados más adelante vamos a ver que dejan a Jesús solo. Ser discípulo de Jesús no es por unas horas, por unos días, o cuando todo anda muy bien en la vida. Ser discípulo de Jesús es ser como Cristo, obediente, fiel y servidor a Dios, aunque esto implique pasar por momentos de compañía y soledad, de alegría y tristeza, de fortaleza y abandono, de éxitos y fracasos, de pecado y de gracia. Alabemos, pues, a Cristo Señor, y reconozcamos en él, con conciencia sincera y humilde, a nuestro Salvador.
Mi amado Jesús, gracias por acercarte a mí sabiendo que es un pecador, gracias porque te haces cercano en los momentos de soledad. Dame la gracia de reconocerte en la eucaristía, porque en ella encuentro consuelo, paz, amor y esperanza, al saber que todo un Dios tan santo, tan puro, tan inmaculado se digna estar presente en una pequeña hostia para estar en medio de nosotros. Que la Luz de Tu Espíritu Santo me ayude a reconocer que aun en mi corazón hay dureza. Perdoname por las veces que de labios profeso mi fe, porque es facil decirlo con palabras, pero mis acciones están lejos de lo que tu me pides. Mi corazon necesita tener un cambio profundo para poder ser un Cristo en medio del mundo, que se acerca a otros pecadores como yo para llevar tu amor, tu ternura y compasión a tantos que lo necesitan, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
De la introducción a la vida devota, de san Francisco de Sales, obispo
(Parte 1, cap. 3)
LA DEVOCIÓN SE HA DE EJERCITAR DE DIVERSAS MANERAS
En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación.
La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno.
Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y, con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así; la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devoción.
La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección.
Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen también otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar.
Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección.
RESPONSORIO Ef 4, 32-5, 1; Mt 11, 29
R. Sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo; * sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
V. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
R. Sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Parte 1, cap. 3)
LA DEVOCIÓN SE HA DE EJERCITAR DE DIVERSAS MANERAS
En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación.
La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno.
Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y, con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de ser así; la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda es porque se trata de una falsa devoción.
La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo, y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero, que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y hechas con más perfección.
Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir, amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y religiosa no puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de este triple género de devoción, existen también otros muchos y muy acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar.
Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección.
RESPONSORIO Ef 4, 32-5, 1; Mt 11, 29
R. Sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo; * sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
V. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.
R. Sed imitadores de Dios, como hijos amados que sois.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor Dios nuestro, que quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para todos, para ganarlos a todos, haz que, iluminados por su ejemplo, también nosotros sepamos manifestar la dulzura de tu amor en el servicio de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
miércoles, 23 de enero de 2019
Cual es nuestra mirada hacia nosotros mismos y hacia los demás?
Hebreos 7,1-3.15-17
Hermanos: Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, cuando Abrahán regresaba de derrotar a los reyes, lo abordó y lo bendijo, recibiendo de él el diezmo del botín. Su nombre significa "rey de justicia", y lleva también el titulo de rey de Salén, es decir, "rey de paz". Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida. En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que lo sea no en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado: "Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios
Salmo 109 " Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. "
Marcos 3,1-6
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: "Levántate y ponte ahí en medio." Y a ellos les preguntó: "¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?" Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: "Extiende el brazo." Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.
Palabra de Dios
Hoy en la primera lectura nos muestra que el antiguo sacerdocio era imperfecto, por tal motivo había mucha repetición de los sacrificios y por la sucesión interminable de sacerdotes. "Muchas ofrendas" significa que ninguna alcanzaba la verdadera purificación. Cuando decimos "muchos sacerdotes" significa que ninguno ofrece el verdadero sacrificio. Por contraste, Cristo es único. Su ofrenda es única. Su sacerdocio es único. Su sacrificio no se repite, y ello mismo muestra que es perfecto.
Tomando de la explicación que hace el Padre Fray Nelson Medina afirma “ Para algunos cristianos no católicos piensan que la Misa sería un sacrificio repetido que nos devuelve al régimen del Antiguo Testamento. Con el mismo pensamiento afirman que la multiplicación de sacerdotes en nuestra Iglesia es tan reprobable como el sacerdocio levítico, ya superado por el sacrificio del Señor en la Cruz. No se puede negar que hay lógica en esta crítica. Cada uno de los sacrificios de la alianza de Moisés tenía una víctima distinta, un corderito o un cabrito distinto, digamos por caso. En la Misa siempre la Víctima es una y la misma, Cristo que está presente en la hostia y que se parte y comparte.
En el régimen antiguo cada sacerdote era distinto, ahora en cambio, cada sacerdote celebra, y especialmente, consagra la Santísima Eucaristía "en persona de Cristo", pues está clarísimo que ningún ser humano por sí mismo, ni aunque fuera inmensa su virtud, tiene potestad como para hacer posible la presencia real de Cristo y de su ofrenda sobre el altar eucarístico. Es decir, también en este aspecto hay que afirmar que el sacerdocio de Cristo no se "divide" en sus sacerdotes, y por lo mismo tampoco "cesa" en unos para alcanzar luego a otros, cual sucedía en el régimen anterior “.
Por eso, lejos de atemorizarnos por las objeciones de evangélicos u otros cristianos no católicos, hemos de agradecer que sus mismos reparos nos ayudan a comprender un poco mejor cuánta ha sido la misericordia divina al participar, sin menguar, su divino ministerio a hombres frágiles como nosotros.
En el evangelio vemos cómo Jesús sana a un hombre que tiene parálisis en sus brazo un dia Sabado. Recordemos que el dia Sabado para los judíos es un dia que no se trabaja y además es un dia para dar Gloria a Dios.
Tanto Jesús como los fariseos ven al paralítico, pero ambos tienen miradas muy distintas. El paralítico mira a Jesús desde su súplica, una mirada que está también cargada de humildad y confianza, humildad al reconocer su miseria, y confianza al acercarse a quien lo puede sanar.
Jesús mira al paralítico desde la compasión y cercanía. Luego la mirada de Jesús cambia al darse cuenta lo que están murmurando los fariseos, nos dice la lectura “ Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación “. Jesús mira con compasión al que tiene necesidad, pero también Jesús mira con ira y dolor hacia aquel que desde su arrogancia solo sabe juzgar.
Nos dice la lectura que Jesús está en la sinagoga y además allí también hay unos fariseos. Mientras los fariseos miran a Jesús para acusarlo y con intriga. Los fariseos no miran al paralítico desde la compasión porque primero son incapaces de reconocer su propia necesidad que lo lleva a la súplica y los fariseos tampoco reconocen la necesidad del prójimo lo que los lleva a no sentir compasión, ellos lo único que buscan son las culpas, señalar y acusar. .
Revisemos muy bien cuál es nuestra mirada, la mirada del paralítico que reconoce su miseria y lo lleva a la súplica o será que tenemos la mirada de los fariseos que es incapaz de reconocer sus profundas necesidades y por ende se le dificulta descubrir las necesidades del que sufre. Cuidado porque aquellos quienes no reconocen sus propias necesidades nunca van a llegar a suplicar a Dios ni tampoco nos compadecemos por los demás. Si revisamos muy bien la mirada de los fariseos está cerca a la mirada del mal, porque el mal lo que hace es señalar, acusar, y dañar. Pidámosle al buen Dios que nos ayude a tener una mirada como el paralítico suplicante y una mirada del Cristo que se compadece.
Señor Jesús, hoy me exhortas con amor y me pides que revise cual es la mirada que tengo hacia mi mismo y hacia los demás. Ayudame Jesus que mis ojos sean tan humildes en reconocer lo que realmente soy, que tenga una mirada de confianza para acercarme a ti y poder alcanzar la sanación que tanto me lastima y que tanto dolor ha causado a los demás. Dame la gracia de tener una mirada como la tuya, que siente compasión por las miserias del prójimo y se acerca para ser consolación para ellos. Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 2. 16)
YO SALVARÉ A MI PUEBLO
El Padre eterno, por un libérrimo y misterioso designio de su sabiduría y de su bondad, creó el mundo universo, decretó elevar a los hombres a la participación de la vida divina y, caídos por el pecado de Adán, no los abandonó, sino que les otorgó siempre los auxilios necesarios para la salvación, en atención a Cristo redentor, que es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura. El Padre, desde toda la eternidad, conoció a los que había escogido y los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.
Determinó reunir a cuantos creen en Cristo en la santa Iglesia, la cual fue ya prefigurada desde el origen del mundo y preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en el antiguo testamento, fue constituida en los últimos tiempos y manifestada por la efusión del Espíritu y se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos. Entonces, como se lee en los santos Padres, todos los justos descendientes de Adán, desde Abel el justo hasta el último elegido, se congregarán delante del Padre en una Iglesia universal.
Por su parte, todos aquellos que todavía no han recibido el Evangelio están ordenados al pueblo de Dios por varios motivos.
Y en primer lugar aquel pueblo a quien se confiaron las alianzas y las promesas y del que nació Cristo según la carne; pueblo, según la elección, amadísimo a causa de los padres: porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
Pero el designio de salvación abarca también a todos los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando profesar la fe de Abraham, adoran con nosotros a un solo Dios, misericordioso, que ha de juzgar a los hombres en el último día. Este mismo Dios tampoco está lejos de aquellos otros que entre sombras e imágenes buscan al Dios desconocido, puesto que es el Señor quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas, y el Salvador quiere que todos los hombres se salven.
Pues los que inculpablemente desconocen el Evangelio y la Iglesia de Cristo pero buscan con sinceridad a Dios y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con sus obras la voluntad divina, conocida por el dictamen de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Y la divina Providencia no niega los auxilios necesarios para la salvación a aquellos que, sin culpa por su parte, no han llegado todavía a un expreso conocimiento de Dios y se esfuerzan, con la gracia divina, en conseguir una vida recta.
La Iglesia considera que todo lo bueno y verdadero que se da entre estos hombres es como una preparación al Evangelio y que es dado por aquel que ilumina a todo hombre para que al fin tenga la vida.
RESPONSORIO Cf. Ef 1, 9-10; Col 1, 19-20
R. Dios había proyectado que, cuando llegase el momento culminante, todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,* las del cielo y las de la tierra.
V. En él quiso Dios que residiera toda plenitud, y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas.
R. Las del cielo y las de la tierra.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
(Núms. 2. 16)
YO SALVARÉ A MI PUEBLO
El Padre eterno, por un libérrimo y misterioso designio de su sabiduría y de su bondad, creó el mundo universo, decretó elevar a los hombres a la participación de la vida divina y, caídos por el pecado de Adán, no los abandonó, sino que les otorgó siempre los auxilios necesarios para la salvación, en atención a Cristo redentor, que es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura. El Padre, desde toda la eternidad, conoció a los que había escogido y los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.
Determinó reunir a cuantos creen en Cristo en la santa Iglesia, la cual fue ya prefigurada desde el origen del mundo y preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en el antiguo testamento, fue constituida en los últimos tiempos y manifestada por la efusión del Espíritu y se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos. Entonces, como se lee en los santos Padres, todos los justos descendientes de Adán, desde Abel el justo hasta el último elegido, se congregarán delante del Padre en una Iglesia universal.
Por su parte, todos aquellos que todavía no han recibido el Evangelio están ordenados al pueblo de Dios por varios motivos.
Y en primer lugar aquel pueblo a quien se confiaron las alianzas y las promesas y del que nació Cristo según la carne; pueblo, según la elección, amadísimo a causa de los padres: porque los dones y la vocación de Dios son irrevocables.
Pero el designio de salvación abarca también a todos los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando profesar la fe de Abraham, adoran con nosotros a un solo Dios, misericordioso, que ha de juzgar a los hombres en el último día. Este mismo Dios tampoco está lejos de aquellos otros que entre sombras e imágenes buscan al Dios desconocido, puesto que es el Señor quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas, y el Salvador quiere que todos los hombres se salven.
Pues los que inculpablemente desconocen el Evangelio y la Iglesia de Cristo pero buscan con sinceridad a Dios y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con sus obras la voluntad divina, conocida por el dictamen de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Y la divina Providencia no niega los auxilios necesarios para la salvación a aquellos que, sin culpa por su parte, no han llegado todavía a un expreso conocimiento de Dios y se esfuerzan, con la gracia divina, en conseguir una vida recta.
La Iglesia considera que todo lo bueno y verdadero que se da entre estos hombres es como una preparación al Evangelio y que es dado por aquel que ilumina a todo hombre para que al fin tenga la vida.
RESPONSORIO Cf. Ef 1, 9-10; Col 1, 19-20
R. Dios había proyectado que, cuando llegase el momento culminante, todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,* las del cielo y las de la tierra.
V. En él quiso Dios que residiera toda plenitud, y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas.
R. Las del cielo y las de la tierra.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
martes, 22 de enero de 2019
El Señor nos invita a la perseverancia pero no podemos ser ilusos…
Hebreos 6,10-20
Hermanos: Dios no es injusto para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes. Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza, y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.
Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: "Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente." Abrahán, perseverando, alcanzó lo prometido. Los hombres juran por alguien que sea mayor y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión. De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, asiéndonos a la esperanza que se nos ha ofrecido. La cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró por nosotros, como precursor, Jesús, sumo sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
Palabra de Dios
Quién de nosotros no ha tenido un gran sueño que desde lo profundo de su ser quiere lograr. Fácilmente todos, algunos por ejemplo tienen sueños de ser profesionales, otros tener un buen trabajo, otros ser madres, otros formar un hogar, todos tenemos diferentes motivaciones y diferentes sueños por lograr pero desde nuestra realidad debemos ser conscientes si realmente ese sueño lo podemos alcanzar o no y es aquí donde aparece la primera pregunta que debemos de hacernos, Cuáles son las habilidades o destrezas tengo para poder lograr mi sueño. Que cosas debo de hacer para ir construyendo cada peldaño de mi sueño. Dicen por ahí “ del dicho al hecho hay mucho trecho “. Podemos decir mucho y querer hacer muchas cosas pero otra cosa muy distinta en ponerse en acción. Ese es el segundo paso, la acción.
Hoy la Carta a los Hebreos nos invita a la esperanza pero no a la ilusión. Así como no es de fácil alcanzar nuestros sueños nadie dijo que ser cristiano era un camino libre del cansancio, el fastidio, el temor o la desazón. Hoy el Señor nos invita a sostenernos en la esperanza, a vivir cada dia con la fe y las ganas de luchar, cada dia lo debemos de comenzar desde la fidelidad a ese sueño que queremos lograr, siendo generosos con nuestro tiempo, que nuestro esfuerzo sea al maximo osea no guardar nada para nosotros, y así nuestra vida puede llegar a ser ejemplo para otros, que nuestro testimonio motive a los que están a nuestro alrededor para que perseveren en sus sueños. Que los demás se den cuenta que si vale la pena luchar, esforzarse, sacrificarse para poder lograr lo que se quiere. Este ejercicio se aplica en todas las áreas de nuestra, de la misma manera este ejercicio también se aplica en la vida espiritual.
Recuerdo una de las tantas crisis matrimoniales que tuve. En esos momentos pensaba que nunca iba a poder salir de los problemas, de esa insatisfacción y decepción al saber que yo no tenía esa familia bonita que anhelaba tener cuando me case. Cuando se vive esa pasión de dolor, de sufrimiento, de tristeza, de desolación solo queda una opción y es aferrarte a Cristo. Cristo me dio la Fe, la perseverancia, la fortaleza y la valentía de seguir luchando por ese sueño que quería tener, una familia bonita, unida y fortalecida. Hoy puedo decir con alegría y gozo que Cristo cambio mi lamento en baile. Cuál fue la fórmula? Perseverar en Cristo.
Salmo 110 " El Señor recuerda siempre su alianza"
Marcos 2,23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: "Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?" Él les respondió: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros." Y añadió: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado."
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy el evangelio nos trae una enseñanza acerca de las leyes o normas. Las normas de Dios liberan, edifican y traen la dignidad al individuo. Las normas hechas por el hombre trae esclavitud, humillación, deterioran la dignidad del ser humano porque no vienen de Dios. Las normas que se dan en una sociedad deben ayudar al ser humano, ayudarlo a que cada día seas mejor, que puedas vivir desde la dignidad humana.
Los Fariseos siempre querían buscar alguna excusa para poder señalar a Jesús, mostrar el error, su equivocación. Todo esto lo hacían los fariseos porque sentían temor, temor de solo pensar que de pronto Jesús les podía quitar algunos de sus seguidores. Cuántas veces nosotros por temor usamos ciertas artimañas para dejar al otro mal, lo juzgamos sin benedicencia. No actuemos desde nuestros temores o inseguridades, más bien pidámosle al Buen Dios que nos ayude a vivir a cara de Él, que no pongamos cargas pesadas a nuestros hermanos, que nos abra el corazón hacia Él para que así se aparte de nosotros la dureza y la amargura de nuestro corazón.
Señor Jesús hoy vienes hacia mí para liberarme de mi orgullo, el egoísmo, la vanidad, la autosuficiencia y de todo aquello que me separa de ti. Detrás de los preceptos de Dios me escondo y termino siendo como estos fariseos que quieren aparentar ser buenos pero en el fondo se esconde muchas cosas que aun debo de resolver, o se han sanado de una manera falsa. Dame la gracia Senor de descubrir que detrás de toda esa máscara que llevo encuentre la pobreza que tengo y ayúdame a ser tan humilde de entregársela para que sea sanado y liberado, porque todos esos pensamientos y deseos malvados que vienen de adentro deben ser pasados por tus manos amorosas Señor para yo poder ser purificado y liberado, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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