lunes, 30 de noviembre de 2020

¿Qué nos enseña el apóstol Andrés ?



Romanos 10,9-18
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura: "Nadie que cree en él quedará defraudado." Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues "todo el que invoca el nombre del Señor se salvará". Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: "¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!"
Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: "Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?" Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: "¿Es que no lo han oído?" Todo lo contrario: "A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje."
Palabra de Dios


Salmo 18 " A toda la tierra alcanza su pregón'

Mateo 4,18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Palabra del Señor


En la primera lectura nos dice que quienes profesan que Jesus es el Señor y además en su corazón creen que Dios lo resucitó entre los muertos, se salvará. Además a renglón seguido nos dice “ Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación”. Esto significa que no es solo creer en Cristo sino que además hay que profesarlo y profesarlo es mostrar con tu testimonio de vida que Cristo habita en ti. Profesar que Jesus es el Señor es dejar una vida y empezar una historia nueva. Para qué vale decir “ Yo creo en Dios, sigo a Cristo o decir soy cristiano”, sabiendo que tu vida sigue lo mismo? para que decir que tienes fe y no dejas que Cristo transforme tu vida? Es por eso que Pablo nos dice “ Por la Fe del corazón llegamos a la justificación y por la profesión de los labios, a la salvación “.

La lectura continua diciéndonos que el Señor es generoso con todos los que lo invocan. Pero para invocarlo o llamarlo tienen que creer en Él y para creerle a Él necesitas conocerlo y para conocerlo hay que leer y escudriñar las escrituras. Como dice San Jerónimo “ El que no lee las escrituras no conoce a Dios”.

Hoy en la fiesta de San Andrés, este apóstol nos enseña varias cosas. Recordemos que Andres era hermano de Pedro y discípulo de Juan Bautista. Pero cómo podría ser pescador Andres y además ser discípulo de Juan Bautista nos preguntamos. La palabra discípulo quiere decir que estaba muy cerca de la persona y de la enseñanza de Juan el bautista. Podemos decir que Andres era un laico comprometido, un laico que toma en serio su fe. Evidentemente Andres era laico porque tenía un oficio, era pescador y además vivían con su familia. En la Biblia los llama discípulos de Juan Bautista porque estaba muy cerca de este gran predicador.  

No se nos puede olvidar que Juan Bautista le señala a Andres quien es Jesús “ este es el cordero que quita los pecados del mundo “  . En ese momento Juan Bautista pone a sus propios discípulos en camino para que se conviertan en discípulos de Jesús. Juan y Andres van donde Jesús y Él les pregunta qué quieren. Andres y Juan le preguntan “ Maestro dónde vives” y ellos se quedaron el resto del día con Jesus. Esas palabras de Jesus en ese día hicieron que cambiaran para siempre a Andres. De ahí en adelante su vida fue otra cosa.  

También a Andres lo recordamos con la multiplicación de los panes. Cuando Jesús les pide a sus discípulos dar comida a toda la gente,  Felipe dice que aunque  tuvieran 500 denarios no se podía dar pan a tanta gente pero Andres dice, aquí hay un muchacho que tiene 5 panes. Andres sabe ofrecer lo único que tiene, aunque sea es muy poco pero es capaz de ofrecerlo y esta es otra enseñanza que nos trae Andres. Aunque creas que eres pequeño y que tienes poco para ofrecer, no te preocupes porque Cristo sabe cómo multiplicarlo.

¿Qué podemos aprender de Andres? Andres entonces es un discípulo de Juan Bautista, es un laico comprometido, es un hombre de fe, y es el primer promotor vocacional porque fue el primero que le habló a Simon  de la vida de Jesús. No olvidemos que a Simon luego Jesus lo llamara Pedro quien fue nuestro primer Papa. Pidámosle a Cristo que por intersección de Andrés seamos personas ingresadas por las cosas de Dios, que seamos  dóciles, generosos y entusiastas, que sepamos compartir, y pongamos al servicio de Dios lo poco o lo mucho que hemos encontrado.

Mi amado Jesús, te conozco y sé lo que puedes hacer en mi y en mis hermanos, dame la gracia de crecer en la Fe para creerte. Reconozco que me falta ser un laico comprometido con la Misión que Tú mismo me has encomendado, por eso ayúdame a ser valiente y dar testimonio del evangelio con mi propia vida. Tu no solo nos llama de pasar de lo malo a lo bueno, sino que continuamente nos estás llamando para que demos el paso de lo bueno hacia lo mejor. Quiero ser dócil a tus mandamientos, generoso con los talentos que me has dado poniéndolos a tu servicio para que tu Reino crezca.  Hoy te ofrezco todo lo que tengo te los pongo a tu disposición y no me preocuparé si tengo mucho o poco para ofrecerte,   confía en ti porque sé que Tú harás lo demás. Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Lectio Divina Nov 30

 HEMOS ENCONTRADO AL MESÍAS

 

Andrés, después de haber estado con Jesús y haber aprendido de él muchas cosas, no guardó para sí este tesoro, sino que se apresuró a acudir a su hermano, para hacerle participe de su dicha. Fijémonos en lo que dice a su hermano: «Hemos encontrado al Mesías» (traducido, quiere decir «Cristo»). ¿Te das cuenta cómo empieza, ya desde este momento, a enseñar lo que en breve tiempo había aprendido? Con ello demuestra la eficacia del Maestro, que tan convencidos los había dejado, y su propio interés y diligencia, manifestada ya desde el primer momento. Este mensaje, en efecto, es propio del alma que anhela ardientemente la llegada del Señor, que espera su venida del cielo, que se llena de gozo con su aparición y que se apresura a anunciar a los demás algo tan grande. Ésta es la prueba del verdadero y sincero amor fraternal, el mutuo intercambio de bienes espirituales.

 

También es digna de notar la docilidad y prontitud de ánimo de Pedro. Al momento, sin dilación, acude a Jesús. Y lo presentó -dice- a Jesús. Pero no debemos extrañarnos de esta facilidad de Pedro, que acude sin previo examen. Lo más verosímil es que su hermano le explicara todas estas cosas con detalle; pero es que los evangelistas lo explican siempre todo de manera resumida, por razón de brevedad. Por lo demás, tampoco dice que hubiese creído al instante, sino: Y lo presentó a Jesús, para ponerlo en sus manos y para que fuese él quien le enseñase; pues estaba ahí en calidad de un discípulo más y a eso venía.

 

En efecto, si Juan Bautista -cuando dijo: Es el Cordero, y: Bautiza con el Espíritu- dejó a Cristo la ulterior explicación de estas palabras, con mayor razón lo hizo Andrés, ya que él no se consideraba capaz de explicarlo todo, y por esto condujo a su hermano a la fuente de la luz, a la que éste acudió con prisa y alegría, sin perder un instante.

 

RESPONSORIO

 

R. Tan pronto como san Andrés oyó la voz del Señor, que le llamaba, dejó las redes, con las cuales ganaba el sustento, * y siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.

V. Éste es aquel que sufrió el martirio de la cruz por amor de Cristo y por difundir su ley.

R. y siguió al que otorga las recompensas de la vida eterna.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Lectio Divina Nov 28

 CANTEMOS EL ALELUYA AL DIOS BUENO QUE NOS LIBRA DEL MAL

 

Cantemos aquí el Aleluya, aun en medio de nuestras dificultades, para que podamos luego cantarlo allá, estando ya seguros. ¿Por qué las dificultades actuales? ¿Vamos a negarlas, cuando el mismo texto sagrado nos dice: El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio? ¿Vamos a negarlas, cuando leemos también: Velad y orad, para no caer en la tentación? ¿Vamos a negarlas, cuando es tan frecuente la tentación, que el mismo Señor nos manda pedir: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden? Cada día hemos de pedir perdón, porque cada día hemos ofendido. ¿Pretenderás que estamos seguros, si cada día hemos de pedir perdón por los pecados, ayuda para los peligros? Primero decimos, en atención a los pecados pasados: Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; luego añadimos, en atención a los peligros futuros: No nos dejes caer en tentación. ¿Cómo podemos estar ya seguros en el bien, si todos juntos pedimos: Líbranos del mal? Mas con todo, hermanos, aun en medio de este mal, cantemos el Aleluya al Dios bueno que nos libra del mal.

 

Aun aquí, rodeados de peligros y de tentaciones, no dejemos por eso de cantar todos el Aleluya. Fiel es Dios -dice el Apóstol- para no permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis. Por esto, cantemos también aquí el Aleluya. El hombre es todavía pecador, pero Dios es fiel. No dice: «Para no permitir que seáis tentados», sino: Para no permitir que seáis tentados más allá de lo que podéis. Por el contrario, él dispondrá con la misma tentación el buen resultado de poder resistirla. Has entrado en la tentación, pero Dios hará que salgas de ella indemne; así, a la manera de una vasija de barro, serás modelado con la predicación y cocido en el fuego de la tribulación. Cuando entres en la tentación, confía que saldrás de ella, porque fiel es Dios: el Señor guarda tus entradas y salidas.

 

Más adelante, cuando este cuerpo sea hecho inmortal e incorruptible, cesará toda tentación; porque el cuerpo ha muerto. ¿Por qué ha muerto? Por causa del pecado. Pero el espíritu es vida. ¿Por qué? Por la justificación. Así pues, ¿quedará el cuerpo definitivamente muerto? No, ciertamente; escucha cómo continúa el texto: Si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos mortales. Ahora tenemos un cuerpo meramente natural, después lo tendremos espiritual.

 

¡Feliz el Aleluya que allí entonaremos! Será un Aleluya seguro y sin temor, porque allí no habrá ningún enemigo, no se perderá ningún amigo. Allí, como ahora aquí, resonarán las alabanzas divinas; pero las de aquí proceden de los que están aún en dificultades, las de allá de los que ya están en seguridad; aquí de los que han de morir, allá de los que han de vivir para siempre; aquí de los que esperan, allá de los que ya poseen; aquí de los que están todavía en camino, allá de los que ya han llegado a la patria.

 

Por tanto, hermanos míos, cantemos ahora, no para deleite de nuestro reposo, sino para alivio de nuestro trabajo. Tal como suelen cantar los caminantes: canta, pero camina; consuélate en el trabajo cantando, pero no te entregues a la pereza; canta y camina a la vez. ¿Qué significa camina? Adelanta, pero en el bien. Porque hay algunos, como dice el Apóstol, que adelantan de mal en peor. Tú, si adelantas, caminas; pero adelanta en el bien, en la fe verdadera, en las buenas costumbres; canta y camina.

 

RESPONSORIO    Cf. Ap 21, 21; cf. Tb 13, 22. 13. 14

 

R. Tus plazas, Jerusalén, están pavimentadas de oro puro, y en tus puertas se entonarán cantos de alegría. * Y todas tus casas cantarán: «Aleluya».

V. Brillarás cual luz de lámpara y pueblos numerosos vendrán a ti de lejos.

R. Y todas tus casas cantarán: «Aleluya».

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

viernes, 27 de noviembre de 2020

Si padecemos con Cristo, reinaremos con Él.

Apocalipsis 20, 1-4.11-15; 21, 1-2


Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, que es la serpiente primordial, el diablo o Satanás, y lo encadenó para mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y poso un sello encima, para que no pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que estar suelto por un poco de tiempo. Vi también unos tronos y en ellos se sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje a la bestia ni a su estatua y no habían recibido su señal en la frente ni en la mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años.

Luego vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros. El mar entregó sus muertos, muerte y abismo entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después de la muerte y abismo fueron arrojados al lago de fuego-el lago de fuego es la segunda muerte-. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego.

Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Palabra de Dios


Salmo 83 “ Ésta es la morada de Dios con los hombres. “

Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".
Palabra del Señor


La lectura del Apocalipsis nos trae una esperanza mucho mayor y es que el tiempo de la maldad, del encadenamiento, de la injusticia termina cuando Cristo llega con todo su poder a reinar. Esto indica que habrá un combate espiritual y esta confrontación también nos indica que debemos tomar una decisión aquí y ahora porque no sabemos ni el día ni la hora que venga el Señor a hacer el juicio.  

Ayer hablábamos que babilonia cae y esta  imagen representa los ídolos y el pecado. Esa destrucción da espacio para que llegue la gracia de Dios con la nueva Jerusalén. Mientras Babilonia representa el pecado, Jerusalén es la expresión misma de cómo Dios está creando su pueblo una y otra vez. El mismo Juan nos dice vi “ La nueva Jerusalén que viene de lo alto “ osea es un regalo del mismo cielo. Pero no lo más maravilloso es que esa Jerusalén va creciendo aquí y ahora en aquellos quienes son fieles a Dios.
 
Retomando el versículo de la primera lectura nos dice "vi unos tronos, y a los que se sentaron en ellos se les dio poder para juzgar... y reinaron con Cristo mil años" (Ap 20,4). He aquí que los que mueren con Cristo y son vivificados por Cristo, ahora juzgan e incluso ¡reinan! Ponderemos lo que esto significa. Dios ha dicho: "Yo soy el Señor, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré" (Is 42,8). ¡Y ahora vemos a creaturas humanas que juzgan y reinan! No hay contradicción, sin embargo: la gracia no es una simple declaración externa de benevolencia y misericordia de Dios hacia los pecadores; es ante todo transformación de nuestro ser por Él y con Él. Es muy fácil decir Señor Señor, dar limosnas, frecuentar la misa, pero dejar que Cristo transforme nuestro corazón, eso sí se necesita de parte de nosotros humildad.

Es maravilloso recordar las palabras de Pablo en 2 de Timoteo 2:11 “ Si hemos muerto con él osea con Cristo, también viviremos con él “, esto significa participación en su propio ser y obrar. Pedro en su carta nos recuerda las promesas de Dios que llegamos a ser "partícipes de la naturaleza divina" (2 Pe 1,4). Es también lo que contemplamos en el quinto misterio glorioso del Santo Rosario: María, la Madre de Jesús, reina. No reina en lugar de Cristo, sino con Él. Y a eso estamos llamados nosotros también. Al fin y al cabo, más que siervos ya hemos sido llamados amigos (cf. Jn 15,15). Amigos que comparten un mismo Pan y un mismo Cáliz.

Esta vida no termina aquí sino que continúa contigo Señor si es que mi nombre está escrito en el libro de la vida. Pero cómo podré lograrlo? como puedo hacer para que mi nombre esté inscrito en el libro de la vida? Dejando que Tu Señor reines en mi vida transformando todo mi ser por Ti y para ti. Necesito morir al pecado de la soberbia y dar paso a la humildad. Morir a mis idolatrías y dejar que seas Tu el centro de mi vida. Tu no te cansas de ofrecer tu misericordia y este regalo lo quiero recibir aquí y ahora, porque para vivir el cielo no tengo que esperar al día de mi muerte. Los que gozan la nueva Jerusalén son aquellos quienes son fieles a ti, quienes obedecen y te dejan reinar en su vida. Quiero morir por ti para poder reinar contigo y ser partícipe de la naturaleza divina, Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Lectio divina Nov 27

 RECHACEMOS EL TEMOR A LA MUERTE CON EL PENSAMIENTO DE LA INMORTALIDAD QUE LA SIGUE

 

Nunca debemos olvidar que nosotros no hemos de cumplir nuestra propia voluntad, sino la de Dios, tal como el Señor nos mandó pedir en nuestra oración cotidiana. ¡Qué contrasentido y qué desviación es no someterse inmediatamente al imperio de la voluntad del Señor, cuando él nos llama para salir de este mundo! Nos resistimos y luchamos, somos conducidos a la presencia del Señor como unos siervos rebeldes, con tristeza y aflicción, y partimos de este mundo forzados por una ley necesaria, no por la sumisión de nuestra voluntad; y pretendemos que nos honre con el premio celestial aquel a cuya presencia llegamos por la fuerza. ¿Para qué rogamos y pedimos que venga el reino de los cielos, si tanto nos deleita la cautividad terrena? ¿Por qué pedimos con tanta insistencia la pronta venida del día del reino, si nuestro deseo de servir en este mundo al diablo supera al deseo de reinar con Cristo?

 

Si el mundo odia al cristiano, ¿por qué amas al que te odia, y no sigues más bien a Cristo, que te ha redimido y te ama? Juan, en su carta, nos exhorta con palabras bien elocuentes a que no amemos el mundo ni sigamos las apetencias de la carne: No améis al mundo -dice- ni lo que hay en el mundo. Quien ama al mundo no posee el amor del Padre, porque todo cuanto hay en el mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida. El mundo pasa y sus concupiscencias con él. Pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre. Procuremos más bien, hermanos muy queridos, con una mente íntegra, con una fe firme, con una virtud robusta, estar dispuestos a cumplir la voluntad de Dios, cualquiera que ésta sea; rechacemos el temor a la muerte con el pensamiento de la inmortalidad que la sigue. Demostremos que somos lo que creemos.

 

Debemos pensar y meditar, hermanos muy amados, que hemos renunciado al mundo y que mientras vivimos en él somos como extranjeros y peregrinos. Deseemos con ardor aquel día en que se nos asignará nuestro propio domicilio, en que se nos restituirá al paraíso y al reino, después de habernos arrancado de las ataduras que en este mundo nos retienen. El que está lejos de su patria es natural que tenga prisa por volver a ella. Para nosotros, nuestra patria es el paraíso; allí nos espera un gran número de seres queridos, allí nos aguarda el numeroso grupo de nuestros padres, hermanos e hijos, seguros ya de su suerte, pero solícitos aún de la nuestra. Tanto para ellos como para nosotros significará una gran alegría el poder llegar a su presencia y abrazarlos; la felicidad plena y sin término la hallaremos en el reino celestial, donde no existirá ya el temor a la muerte, sino la vida sin fin.

 

Allí está el coro celestial de los apóstoles, la multitud exultante de los profetas, la innumerable muchedumbre de los mártires, coronados por el glorioso certamen de su pasión; allí las vírgenes triunfantes, que con el vigor de su continencia dominaron la concupiscencia de su carne y de su cuerpo; allí los que han obtenido el premio de su misericordia, los que practicaron el bien, socorriendo a los necesitados con sus bienes, los que, obedeciendo el consejo del Señor, trasladaron su patrimonio terreno a los tesoros celestiales. Deseemos ávidamente, hermanos muy amados, la compañía de todos ellos. Que Dios vea estos nuestros pensamientos, que Cristo contemple este deseo de nuestra mente y de nuestra fe, ya que tanto mayor será el premio de su amor, cuanto mayor sea nuestro deseo de él.

 

RESPONSORIO    Flp 3, 20-21; Col 3, 4

 

R. Nuestros derechos de ciudadanía radican en los cielos, de donde esperamos que venga Como salvador Cristo Jesús, el Señor. * Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.

V. Cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él, revestidos de gloria.

R. Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

jueves, 26 de noviembre de 2020

El corazón es una pequeña ciudad en donde puede reinar o no el Señor.


Apocalipsis 18, 1-2.21-23; 19, 1-3.9a
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venia con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: -« ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante.»
Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: «Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones. »después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban:
-«Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.»
Y repitieron:
-«Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.»
Luego me dice:
-«Escribe: "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. " »
Palabra de Dios


Salmo 99 " Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero"

Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»
Palabra del Senor


La primera lectura hoy nos sorprende con el grito a pleno pulmón: “ ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! “. Primero debemos comprender cuál es el significado o que representa babilonia para poder entender porque el gozo y la alegría al decir “ ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! “.

La palabra Babilonia viene de Babel,  y recordemos que los babilonios adoraban a muchos dioses. La torre de babel representa el pecado de la soberbia, por querer alcanzar al cielo y parecerse a Dios, se apartaron de Él. Por eso la importancia de la primera lectura de hoy al decir  “ ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! “, lo que significa que cayó la soberbia y la idolatría.  

El apóstol Juan nos trae un mensaje de esperanza al saber que nuestra babilonia será destruida por Cristo. Pero cuál es tu Babilonia? ¿Eres capaz de reconocer que aún tienes una Babilonia en tu vida? El mundo está poniendo más piso a babilonia sin saber que es débil porque está agrietado al no tener piedra angular que es Cristo. El mundo se sostiene en sus conocimientos, en sus capacidades, en sus propias fuerzas sabiendo que nuestra verdadera fuerza está en Cristo.  

San Agustin decia que tenemos dos amores, un amor que nos lleva a la perdición y otro amor que nos lleva hacia Dios. Entonces es hora preguntarte cual es el amor y la edificación que hay en ti, que es lo que yo estas construyendo, que es lo que se está levantando en ti. Hay que vigilar nuestro corazón para darnos cuenta que es lo que se está cocinando en él. Tenemos que ser conscientes de que es lo que se está haciendo,  qué es lo que buscamos en nuestros amigos, en nuestros proyectos, en que se cansan nuestras manos, de que se fatiga nuestra voz. Triste es saber que nos hemos cansado en vano. Por eso con un examen de conciencia frecuente preguntémonos, ¿cuál es el amor que circula por las calles de nuestro corazón? porque el corazón es una pequeña ciudad en donde puede reinar o no el Señor.

Hay dos amores en el ser humano, un amor que me lleva a la perdición y un amor que me lleva hacia ti Señor.  Pero para darme cuenta cual es el amor que tengo en mi corazón necesito la Luz del Espíritu Santo para descubrir mi Babilonia. No quiero poner mas piso a Babilonia, porque no tiene como base la piedra angular que es Cristo. Que tu misericordia me alcance para que destruyas todas las idolatrías que me alejan de mi. Yo quiero que el amor que circule por las calles de mi corazón sea Tu. Que mi cansancio y que todo lo que haga sea buscando Tu presencia, y Tu reino Señor crezca. Dame la gracia de que seas Tu el rey de mi vida, el rey de mi corazón, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Lectio Divina Nov 26

 SI SOMOS OVEJAS VENCEMOS, SI NOS CONVERTIMOS EN LOBOS SOMOS VENCIDOS

 

Mientras somos ovejas vencemos y superamos a los lobos, aunque nos rodeen en gran número; pero si nos convertimos en lobos entonces somos vencidos, porque nos vemos privados de la protección del pastor. Éste, en efecto, no pastorea lobos, sino ovejas, y por esto te abandona y se aparta entonces de ti, porque no le dejas mostrar su poder.

 

Es como si dijera: «No os alteréis por el hecho de que os envío en medio de lobos y al mismo tiempo os mando que seáis como ovejas y como palomas. Hubiera podido hacer que fuera al revés y enviaros de modo que no tuvierais que sufrir mal alguno ni enfrentaros como ovejas ante lobos, podía haberos hecho más temibles que leones; pero eso no era lo conveniente, porque así vosotros hubierais perdido prestigio y yo la ocasión de manifestar mi poder. Es lo mismo que decía a Pablo: Te basta mi gracia, que en la debilidad se muestra perfecto mi poder. Así es como yo he determinado que fuera.» Al decir: Os envío como ovejas, dice implícitamente: «No desmayéis: yo sé muy bien que de este modo sois invencibles.»

 

Pero además, para que pusieran también ellos algo de su parte y no pensaran que todo había de ser pura gracia y que habían de ser coronados sin mérito propio, añade: Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. «Mas, ¿de qué servirá nuestra prudencia -es como si dijesen- en medio de tantos peligros? ¿Cómo podremos ser prudentes en medio de tantos embates? Por mucha que sea la prudencia de la oveja, ¿de qué le aprovechará cuando se halle en medio de los lobos, y en tan gran número? Por mucha que sea la sencillez de la paloma, ¿de qué le servirá, acosada por tantos gavilanes?» Ciertamente, la prudencia y la sencillez no sirven para nada a estos animales irracionales, pero a vosotros os sirven de mucho.

 

Pero veamos cuál es la prudencia que exige el Señor. «Como serpientes -dice-. Así como a la serpiente no le importa perderlo todo, aunque sea seccionado su cuerpo, con tal que conserve la cabeza, así también tú -dice- debes estar dispuesto a perderlo todo, tu dinero, tu cuerpo y aun la misma vida, con tal que conserves la fe. La fe es la cabeza y la raíz; si la conservas, aunque pierdas todo lo demás, lo recuperarás luego con creces.» Así pues, no te manda que seas sólo sencillo ni sólo prudente, sino ambas cosas a la vez, porque en-ello consiste la verdadera virtud. La prudencia de la serpiente te hará invulnerable a los golpes mortales; la sencillez de la paloma frenará tus impulsos de venganza contra los que te dañan o te ponen asechanzas, pues, sin esto, en nada aprovecha la prudencia.

 

Nadie piense que estos mandatos son imposibles de cumplir. El Señor conoce más que nadie la naturaleza de las cosas: él sabe que la violencia no se vence con la violencia, sino con la mansedumbre.

 

RESPONSORIO    Mt 10, 16; Jn 12, 36

 

R. Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos -dice el Señor-; * sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.

V. Mientras tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz.

R. Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


miércoles, 25 de noviembre de 2020

Nuestra vida debe estar señalada por el paso victorioso de Cristo en nuestra vida!!!



Apocalipsis 15, 1-4
Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios.
Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos."
Palabra de Dios


Salmo 97 " Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente"

Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".
Palabra del Senor


La lectura de hoy trae tres grandes hazañas como es la pascua de los israelitas, la pascua del Cordero y la pascua de los que vencieron la bestia. Tres momentos de victoria, o quizá mejor: tres momentos de una gran victoria, la de Dios en favor de su pueblo. De la misma manera Dios quiere hacer lo mismo en nuestras vidas. Este arco de luz va desde Moises hasta el cordero degollado, y luego desde Jesucristo hasta la gloria de la llegada en plenitud de su gloria, manifiesta a todos los pueblos. Cada pequeña victoria nuestra se inscribe en ese arco: hemos sido convocados a ser testigos y protagonistas de una gesta maravillosa; vamos a contemplar y a realizar la derrota de la bestia, vamos a cantar y a hacer realidad la victoria de Cristo.

Nosotros estamos también llamados a hacer parte de la victoria de Cristo, somos testigos del poder de Dios en nuestra vida, y protagonistas al dejar que Cristo gane la victoria sobre nuestro pecado. El mismo derrota el mal que quiere dominarnos esclavizandonos con el pecado. Por eso cantemos y dancemos para que se haga realidad la victoria de Cristo en nuestra vida. Recuerda que si nuestra vida no está señalada por el paso victorioso de Dios, es tiempo de crecer en la fe, la oración y la alabanza para proclamarlo a Él como nuestro Rey y Señor. Crecer en la fe es tener la confianza que Él nos ayudará a salir victoriosos en cada batalla contra el mal, como es la indiferencia, el enojo, la pereza, la falta de esperanza, de fe, y de amor. A través de la oración lo conocemos, Él nos muestra su corazón, su amor,  y descubrimos el Misterio salvífico. La alabanza nos ayuda a reconocer y proclamar que Él es el rey de nuestra vida. Por eso hay que llevar una vida de pascua, como resucitado así proclamamos que Él es nuestra victoria.  

Hoy el Señor nos quiere enseñar que la sabiduría de Dios es aprovechar cada herida como anuncio y cada persecución como camino que conduce a nuevos modos y lugares de evangelización. Miremos por ejemplo que por causa de la pandemia muchos sacerdotes se lanzaron a evangelizar por los medios de comunicación y redes sociales. Antes ellos estaban encerrados en sus capillas o comunidades, pero la situación hizo cambiar de estrategia para la evangelización.    
Recordemos que en los Hechos de los Apóstoles,  como en aquel lugar donde se lee: "los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que sobrevino cuando la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando la palabra a nadie, sino sólo a los judíos. Pero había algunos de ellos, hombres de Chipre y de Cirene, los cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a los griegos, predicando al Señor Jesús" (Hch 11,19-20). El cristiano no se distingue porque todas las cosas le salen bien, sino porque sabe aprovechar los momentos malos.

Algunos piensan que por estar limitado el número de asistentes a la Eucaristía, o porque en algunos lugares los templos están cerrados, entonces las personas van a tomar la decisión de tener una Fe virtual. Otros por ejemplo no están a gusto de recibir el cuerpo de Cristo con sus propias manos y hasta han llegado a decir que eso es un sacrilegio, sabiendo que es por seguridad del mismo sacerdote y de los feligreses. Yo personalmente no creo que por todo lo que ha sucedido a causa de la pandemia algunos prefieran tener una fe virtual,  a menos de que las personas no hayan entendido la importancia de vivir la Fe en comunidad. Ahora vivimos la fe en comunidad con nuestras familias, podemos vivir y participar de la Eucaristía por internet si lo hacemos con todo el respeto y como si estuviéramos en la Misa. Podemos tener adoración al Santísimo virtualmente con esa devoción, amor y cariño que se lo merece Cristo.

Por último Jesús nos invita a aprovechar estos momentos que estamos viviendo nuestra Fe de otra manera. Por eso en el evangelio de hoy nos dice "los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía: así tendrán ocasión de dar testimonio" (Lc 21,12-13). Como nacidos de la Cruz no podemos esperar sino persecución, críticas, y hasta calumnias, pero como nacidos de la Pascua no podemos esperar sino nuevas victorias, porque estamos con el Victorioso, Jesucristo!

Mi amado Jesús, hoy me dices que yo hago parte de Tu victoria a medida en que Tú triunfas sobre mi pecado. Mi vida debe ser señalada por Tu paso victorioso en mi vida, y para ello yo debo crecer en la fe, la oración y la alabanza proclamandote como mi Rey y Señor. Dame la gracia de crecer en la fe para confiar que cada batalla contra el mal será vencida por ti. Que a través de la oración te conozca, vea tu corazón, experimente tu amor y descubra tu Misterio salvífico. No solo quiero alabarte con mis labios, con mi cuerpo sino con mi vida proclamando que Tu eres el rey de mi vida. Quiero vivir cada día en Pascua proclamando que Tu me da la victoria, Amen.  

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa


 

Lectio Divina Nov 25

 AY DEL ALMA EN LA QUE NO HABITA CRISTO!

 

Así como en otro tiempo Dios, irritado contra los judíos, entregó a Jerusalén a la afrenta de sus enemigos, y sus adversarios los sometieron, de modo que ya no quedaron en ella ni fiestas ni sacrificios, así también ahora, airado contra el alma que quebranta sus mandatos, la entrega en poder de los mismos enemigos que la han seducido hasta afearla.

 

Y del mismo modo que una casa, si no habita en ella su dueño, se cubre de tinieblas, de ignominia y de afrenta, y se llena de suciedad y de inmundicia, así también el alma, privada de su Señor y de la presencia gozosa de sus ángeles, se llena de las tinieblas del pecado, de la fealdad de las pasiones y de toda clase de ignominia.

 

¡Ay del camino por el que nadie transita y en el que no se oye ninguna voz humana!, porque se convierte en asilo de animales. ¡Ay del alma por la que no transita el Señor ni ahuyenta de ella con su voz a las bestias espirituales de la maldad! ¡Ay de la casa en la que no habita su dueño! ¡Ay de la tierra privada de colono que la cultive! ¡Ay de la nave privada de piloto!, porque, embestida por las olas y tempestades del mar, acaba por naufragar. ¡Ay del alma que no lleva en sí al verdadero piloto, Cristo!, porque, puesta en un despiadado mar de tinieblas, sacudida por las olas de sus pasiones y embestida por los espíritus malignos como por una tempestad invernal, terminará en el naufragio.

 

¡Ay del alma privada del cultivo diligente de Cristo, que es quien le hace producir los buenos frutos del Espíritu!, porque, hallándose abandonada, llena de espinos y de abrojos, en vez de producir fruto acaba en la hoguera. ¡Ay del alma en la que no habita Cristo, su Señor!, porque, al hallarse abandonada y llena de la fetidez de sus pasiones, se convierte en hospedaje de todos los vicios.

 

Del mismo modo que el colono, cuando se dispone a cultivar la tierra, necesita los instrumentos y vestiduras apropiadas, así también Cristo, el rey celestial y verdadero agricultor, al venir a la humanidad desolada por el pecado, habiéndose revestido de un cuerpo humano y llevando como instrumento la cruz, cultivó el alma abandonada, arrancó de ella los espinos y abrojos de los malos espíritus, quitó la cizaña del pecado y arrojó al fuego toda la hierba mala; y, habiéndola así trabajado incansablemente con el madero de la cruz, plantó en ella el huerto hermosísimo del Espíritu, huerto que produce para Dios, su Señor, un fruto suavísimo y gratísimo.

 

RESPONSORIO    Jn 15, 1. 5. 9

 

R. Yo soy la vid verdadera y vosotros sois los sarmientos; * el que permanece en mí, como yo en él, da mucho fruto.

V. Como el Padre me amó, así también yo os he amado a vosotros.

R. El que permanece en mí, como yo en él, da mucho fruto.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


martes, 24 de noviembre de 2020

Dependiendo de tu siembra será tu cosecha, tus actos siempre traen consecuencias!!!

 Apocalipsis 14, 14-19

Yo, Juan, miré y en la visión apareció una nube blanca; estaba sentado encima uno con aspecto de hombre, llevando en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Del santuario salió otro ángel y gritó fuerte al que estaba sentado en la nube: "Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura." Y el que estaba sentado encima de la nube acercó su hoz a la tierra y la segó.
Otro ángel salió del santuario celeste llevando él también una hoz afilada. Del altar salió otro, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó fuerte al de la hoz afilada: "Arrima tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están en sazón."
El ángel acercó su hoz a la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor de Dios. Pisotearon el lagar fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los bocados de los caballos en un radio de sesenta leguas.
Palabra de Dios


Salmo 95 " El Señor llega a regir la tierra "

Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido."
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca", no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Palabra del Señor


Recordemos que estamos en el final del tiempo litúrgico y es por eso que estamos leyendo el libro del Apocalipsis. Decíamos que el apocalipsis es un libro cargado de esperanza porque tiene dos mensajes, el reinado de Dios y además que nuestra vida no se acaba aquí. Para nuestra fe es esencial una afirmación: la historia avanza. En nuestros días y en nuestra propia vida hay algo que está madurando. Llegará la cosecha. Es por eso que el Apocalipsis anuncia la llegada de la cosecha. Es el tiempo de la verdad; el tiempo para ver, no las hojas de las palabras, sino los frutos de las obras, según la expresión de Santa Catalina de Siena. La verdad aparece, todo engaño queda atrás, ninguna disculpa, ninguna retórica, ninguna publicidad es necesaria ni es posible: el trigo ha madurado.

La lectura nos dice “ cosecha de trigo y cosecha de uvas “. Si Israel fue llamada "viña de Dios" (Is 5,1ss; Mt 21,33ss), es porque hay un fruto que se espera. Una cosecha que se vuelve vino de fiesta. La imagen vigorosa de la hechura del vino nos impacta: hay que despedazar las uvas, exprimirlas, sacar su sangre, para que en esa sangre aparezca la verdad de la cosecha. Sólo en la sangre de las uvas se sabe qué había en la viña. Así como en la lectura nos habla que el pueblo de Dios ha de prepararse a ser oprimido y vejado como esas uvas, nosotros también tenemos que pasar por lo mismo. Siempre hemos dicho que seguir a Cristo es muy fácil cuando todo está saliendo bien. Seguir a Cristo cuando se padece una enfermedad, un dolor, persecución, calamidades, no es nada fácil. Pero este proceso es necesario que lo vivamos, ser triturados por todas estas tocas para que aparezca la verdad más profunda en nosotros.

En el evangelio se anuncia otra devastación comparable, el hermoso templo reconstruido con tanto esfuerzo no quedará piedra sobre piedra. Jesus se está refiriendo a nuestro templo, porque nosotros somos el templo donde habita el Espíritu Santo. Pero cómo entender esta lectura?

Una canción de Alex Campos “ Al taller del Maestro “, podría ser una paradoja a lo que quiere decir esta lectura. Nuestro templo tiene que ser martillado por Cristo para que pueda resplandecer o reflejar su rostro en cada uno de nosotros. El martillo que utiliza Cristo es el amor. El amor hace que nuestro corazón de piedra se convierta en corazón de carne. Él con su cincel va tallando poco a poco nuestro egoísmo, el orgullo, la falta de amor y caridad. Cada golpe que El da no es con la intención de lastimarnos sino por el contrario para que vaya saliendo poco a poco la huella que Él mismo nos impregnó en el momento de nacer.  Nosotros por nuestra parte debemos dejar que Él nos triture y pula y para eso se necesita humildad.

Todos sabemos que dependiendo de lo que siembras, tendrás una cosecha. Si cosechas un árbol de manzanas, seguramente esperas manzanas y no mangos. Bien lo decía Cristo, “ Una siembra buena dará buenos frutos, una siembra mala dará malos frutos “. Esto es la misma vida nos damos cuenta. Un alcohólico está expuesto a que su organismo tarde o temprano le pase la factura. Así mismo, la acumulacion de nuestros pecados y rebeldías van a dar frutos de maldad; en cambio en bien que sembremos dará frutos de bondad preparando la victoria definitiva de Nuestro Señor Jesucristo.

Mi amado Jesús, hoy me recuerdas que mis actos y pecados tienen consecuencias no solo en el nivel superficial sino en el nivel profundo, como es alcanzar la vida eterna. Tu me dices que no me olvide que mi vida no se acaba aquí, que mi historia avanza poco a poco y que algo va madurando porque llegará el día de la cosecha. Para esa cosecha tengo que pasar por Tu taller, ser golpeado y pulido con el cincel del amor. Mi templo necesita pasar por tus manos para ser reconstruido y poder reflejar tu rostro en mi. Quiero hacer una buena siembra con tu semilla de esta manera podré dar buenos frutos. Dame la gracia de poder lograrlo para poder preparar la victoria definitiva Tuya en mi, Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

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     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa Nov 24


 

Lectio Divina Nov 24

 LA PARTICIPACIÓN DE LOS MÁRTIRES EN LA VICTORIA DE CRISTO CABEZA

 

Yo, Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo, os quiero explicar las tribulaciones en que me veo sumergido cada día, para que, enfervorizados en el amor a Dios, alabéis conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Esta cárcel es un verdadero infierno: a los crueles suplicios de toda clase, como son grillos, cadenas de hierro y ataduras, hay que añadir el odio, las venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos perversos, juramentos injustos, maldiciones y, finalmente, angustias y tristeza. Pero Dios, que en otro tiempo libró a los tres jóvenes del horno de fuego, está siempre conmigo y me libra de estas tribulaciones y las convierte en dulzura, porque es eterna su misericordia.

 

En medio de estos tormentos, que aterrorizarían a cualquiera, por la gracia de Dios estoy lleno de gozo y alegría, porque no estoy solo, sino que Cristo está conmigo.

 

Él, nuestro maestro, aguanta todo el peso de la cruz, dejándome a mí solamente la parte más pequeña e insignificante. Él, no sólo es espectador de mi combate, sino que toma parte en él, vence y lleva a feliz término toda la lucha. Por esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya gloria participan también sus miembros.

 

¿Cómo resistir este espectáculo, viendo cada día cómo los emperadores, los mandarines y sus cortesanos blasfeman tu santo nombre, Señor, que te sientas sobre querubines y serafines? ¡Mira, tu cruz es pisoteada por los paganos! ¿Dónde está tu gloria? Al ver todo esto, prefiero, encendido en tu amor, morir descuartizado, en testimonio de tu amor.

 

Muestra, Señor, tu poder, sálvame y dame tu apoyo, para que la fuerza se manifieste en mi debilidad y sea glorificada ante los gentiles, ya que, si llegara a vacilar en el camino, tus enemigos podrían levantar la cabeza con soberbia.

 

Queridos hermanos, al escuchar todo esto, llenos de alegría, tenéis que dar gracias incesantes a Dios, de quien procede todo bien; bendecid conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Proclame mi alma la grandeza del Señor, se alegre mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su siervo y desde ahora me felicitarán todas las generaciones futuras, porque es eterna su misericordia.

 

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos, porque lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder, y lo despreciable, lo que no cuenta, lo ha escogido Dios para humillar lo elevado. Por mi boca y mi inteligencia humilla a los filósofos, discípulos de los sabios de este mundo, porque es eterna su misericordia.

 

Os escribo todo esto para que se unan vuestra fe y la mía. En medio de esta tempestad echo el ancla hasta el trono de Dios, esperanza viva de mi corazón.

 

En cuanto a vosotros, queridos hermanos, corred de manera que ganéis el premio, haced que la fe sea vuestra coraza y empuñad las armas de Cristo con la derecha y con la izquierda, como enseña san Pablo, mi patrono. Más os vale entrar tuertos o mancos en la vida que ser arrojados fuera con todos los miembros.

 

Ayudadme con vuestras oraciones para que pueda combatir como es de ley, que pueda combatir bien mi combate y combatirlo hasta el final, corriendo así hasta alcanzar felizmente la meta; en esta vida ya no nos veremos, pero hallaremos la felicidad en el mundo futuro, cuando, ante el trono del Cordero inmaculado, cantaremos juntos sus alabanzas, rebosantes de alegría por el gozo de la victoria para siempre. Amén.

 

RESPONSORIO    Cf. Hb 12, 1-3

 

R. Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, * fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús.

V. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.

R. Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Oh Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión, que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...