viernes, 20 de noviembre de 2020

Somos templos vivos del Espíritu Santo.



Apocalipsis 10, 8-11
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo, diciendo: "Ve a coger el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra." Me acerqué al ángel y le dije: "Dame el librito." Él me contestó: "Cógelo y cómetelo; al paladar será dulce como la miel, pero en el estómago sentirás ardor."
Cogí el librito de mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como la miel, pero, cuando me lo tragué, sentí ardor en el estómago.
Entonces me dijeron: "Tienes que profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes."
Palabra de Dios


Salmo 118 " ¡Quédulce al paladar tu promesa!"

Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos". Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Palabra del Senor


Como es de agradable recibir aplausos, regalos, y hasta felicitaciones, pero como es de incómodo cuando recibimos llamados de atención. Todo esto tiene algo en común, el EGO. En el primer caso el EGO es acariciado y contemplado, en cambio para el segundo caso el EGO es aporreado.  

Una de las bendiciones que he recibido durante estos años al hacer las reflexiones diarias de la Palabra de Dios es que la primera corregida soy yo. Porque ¿cómo dará el predicador de lo que no ha recibido o no le ha alimentado?
La Palabra de Dios es dulce porque es sapiencial ya que agrada a nuestra inteligencia; es amarga a la vez por las consecuencias que trae. Con la Palabra de Dios se puede hacer la analogía con los alimentos. Tu te comes un delicioso pescado o carne, pero más tarde te puede caer pesado para tu estómago. Cuando estás masticando y saboreando ese plato delicioso no piensas que más tarde vas a tener una molestia con el estómago, porque si así lo fuera seguramente no probarías un bocado de ese plato.  
La Palabra de Dios trae efectos y consecuencias dolorosas. Ella tiene el poder de entrar hasta lo profundo de ti, ella tiene un propósito y se cumplira conforme al deseo de Dios. Esto lo experimento por ejemplo Pablo cuando se queja "¿Quién ha creído en nuestro anuncio?" (Rom 10,6), y en esto no hace sino repetir la voz de un profeta (Is 53,1). Eso es amargo.

Cual es la tarea del profeta y del predicador nos preguntaremos. Su misión o su ministerio es de limpieza, de purificación. ¿Entonces eres de los que aceptan ser purificados y limpiados ? Eres más bien del que buscas ese padrecito que no te dice nada, que todo está bien?. Ayer decíamos que teníamos que buscar la pureza y tener una vida limpia. Entonces...¿Estamos dispuestos a ser purificados por el Señor, aunque ello implica algo como la escena que vemos hoy en el Evangelio?
Jesús purifica el templo y luego inicia un intenso ministerio de predicación en el templo purificado. La pureza no es un fin en sí misma, sino un espacio que abrimos para acoger más y mejor la gracia y la palabra. La pureza es como el silencio: nos libera del peso muerto, del pasado estéril, del ruido estorboso, y nos abre el mensaje precioso del Dios Santo y Bello. El templo somos nosotros mismos, templos donde mora el Espíritu Santo de Dios.  

Mi amado Jesús, en medio de este día descubro tu presencia cálida y sincera. Hoy pongo delante de ti todos los proyectos y sueños que quiero alcanzar junto contigo. No se si mis deseos están conforme a tu Santa voluntad y es por eso que te los entrego para que sean purificados por ti. Dame la gracia de confiar más en ti para que crezca en mí la fe. Muéstrame con tu misericordia cuales son aquellas distracciones que me roban la paz en la oración. Yo se que quieres limpiar mi vida y purificarla para que pueda el Espíritu Santo habitar en mi. Limpia el templo de mi corazón para acoger mejor tu gracia y tu Palabra. Quiero ser un templo vivo que habites solo tu Señor, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!




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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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