lunes, 23 de noviembre de 2020

Con Cristo hay que apostarlo todo para ganarlo todo. ¿Te arriesgas?



Apocalipsis 14, 1-3. 4b-5
Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Oí también un sonido que bajaba del cielo, parecido al estruendo del océano, y como el estampido de un trueno poderoso; era el son de arpistas que tañían sus arpas delante del trono, delante de los cuatro seres vivientes y los ancianos, cantando un cántico nuevo. Nadie podía aprender el cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los adquiridos en la tierra. Éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que vaya; los adquirieron como primicias de la humanidad para Dios y el Cordero. En sus labios no hubo mentira, no tienen falta.
Palabra de Dios


Salmo 23 " Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor"

Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: "Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Senor


Cuando he tenido la oportunidad de estar cerca a una cascada o a un río que tiene mucha corriente el ruido producido por el agua al chocar con las rocas a veces es muy estruendoso y esto es debido a una sencilla razón física. Las gotas de agua al chocar una con otras en tan diversas velocidades, cantidades y ángulos producen un elenco de frecuencias que recubre casi cualquier sonido. Si la voz del Señor es como "muchas aguas" quiere decir que su Palabra domina sobre toda otra palabra. Y esto es importante porque a veces creemos que las palabras del pesimismo, de la amargura o de la fantasía se van a imponer, y no es así. En estos momentos cuando vemos quizás tambalear nuestra fe por las situaciones, perdidas de seres queridos, crisis financiera, perdida de la salud, donde vemos que la maldad sale con la suya, no podemos olvidar que el Reino de Dios siempre reinará, la verdad reinará sobre la mentira, la justicia reinará sobre la injusticia, porque nada ni nadie puede falsificar o reemplazar la Palabra que por excelencia se simboliza a Cristo, ni tampoco Su Espíritu.

Juan en el libro del Apocalipsis nos dice que quienes sus labios son sinceros y tienen una conducta irreprochable recibirán bendiciones. Pero a qué se quiere referir “ los de labios sinceros “  y “ conducta irreprochable “?
La perspectiva entera del libro del Apocalipsis es profética: los que son alabados son ante todo los que han sostenido en sus labios la palabra, "el testimonio" (cf. Ap 1,9; 6,9; 12,11). Los "labios sinceros", o mejor: labios "sin engaño" son aquellos que han mantenido el testimonio y no han caído en la "falsedad", que, en lenguaje de los profetas, es, sobre todo, la idolatría.

La "conducta irreprochable", es más que un apelativo moral construido por el esfuerzo humano es el fruto natural de los redimidos. San Pablo llama así, "irreprochables" (ámòmoi) a los redimidos: "Él os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él" (Col 1,22). Tal vez el sentido es: "aquellos en quienes está viva la gracia de la redención". No excluye el esfuerzo, la voluntad, los buenos hábitos, pero se funda ante todo en la obra de Dios por Cristo. Esto significa que el que vive coherente con el evangelio de Cristo, quien tiene una vida íntegra, los que dicen ser y en realidad lo son porque lo demuestran con su testimonio, aquellos que viven así, hasta esa dimensión de permanencia en la gracia primera, son los elegidos.
Vivir con la gracia de la redención en nuestras almas supone una especie de radical apuesta por Dios. El mundo tiene sus propias propuestas y reclama sus propios tributos. Tarde o temprano el cristiano descubre que, aunque su vida sea "normal" entra en conflicto con esos intereses e ídolos. Por eso hablamos de una "apuesta". Cuando el conflicto se hace más intenso, nuestra actitud debe volverse mucho más radical.

Esto lo podemos entender con el pasaje del Evangelio. Esta viuda apuesta todo lo que tiene, hasta el punto de dar todo lo que tenía para vivir.  Por eso con Cristo hay que apostarlo todo para ganarlo todo. ¿Te arriesgas?

Mi amado Jesús, en este dia me pides que salga de mis pequeñas seguridades y que arriesgue todo para ganarlo todo y ganar todo es que Tu ocupes el centro de mi vida. Pero que tengo para ofrecerte? solo mi pobreza y mi incoherencia. Tengo labios mentirosos porque no doy buen testimonio con mi vida. Aun tengo idolatrías que controlan mi vida. Aunque me esfuerce por ser un buen cristiano debo comprender que esto no es sólo producto de mi esfuerzo, de mi voluntad sino que Tú mismo me das la gracia para que la obra de Dios se haga en mi. Hoy doy un paso de Fe como esta viuda, hoy quiero arriesgarlo todo para ganarte a Ti, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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