lunes, 2 de noviembre de 2020

Ayer y hoy nos recuerda que hay una iglesia triunfante, una iglesia purgante y una iglesia peregrina.



Job 19,1.23-27a
Respondió Job a sus amigos: "¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca! Yo sé que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán."
Palabra de Dios


Salmo 24 "A ti, Señor, levanto mi alma."

Filipenses 3,20-21
Hermanos: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Palabra de Dios


Marcos 15,33-39;16,1-6
Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: "Eloí, Eloí, lamá sabaktaní". (Que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?") Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Mira, está llamando a Elías." Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo." Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: "Realmente este hombre era Hijo de Dios."
[Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?" Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: "No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron."]
Palabra del Señor


Hoy nuestra Iglesia católica celebra la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. Esta celebración es muy importante porque nos recuerda que la Iglesia no solo se vive aquí. Estamos llamados a vivir en la eternidad. Es por eso que cada paso que demos en este mundo terrenal afectará para la vida eterna con Cristo.    

El ministerio central de nuestra fe es la Resurrección de Cristo (cf. 1 Cor 15,14). ¿Por qué es importante para nosotros la resurrección de Cristo?
Hay dos ideas centrales, una es que la muerte es vencida por Cristo. La muerte no tiene la última palabra. Lo segundo es que nuestra vida no termina acá sino que continúa. La vida eterna nos espera en Cristo. Es por eso que debemos de cuidar nuestra salvación otorgada o dada por Cristo en la cruz.  La resurrección del Señor es una obra del amor. Levantado del sepulcro, Cristo manifiesta el sentido de toda su vida, que no fue otra cosa sino una continua ofrenda de amor.

Facilmente si Jesús hubiera pensado y actuado como nosotros hubiera frenado o detenido su amor, debido a las incomprensiones e ingratitudes que Él recibió especialmente de sus discípulos.  Jesus no se canso de amar y de hacer el bien a pesar de que El sabia lo que le esperaba. Jesus ha amado hasta vaciarse de sí mismo en la cruz. La resurrección de Cristo es entonces la respuesta del amor del Padre, que así manifiesta el triunfo de un amor que no se mide, un amor que no se limita porque no se detiene ante la muerte.Cada uno de nosotros hemos nacido del corazón de Cristo. Como nos dice en Juan 1,13 "no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios" . El que nos une y nos reúne no es otro que el Espíritu Santo, el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos. Este es el misterio que llamamos la "comunión de los santos": somos uno en Él, gracias al mismo amor que hizo posible el la Encarnación y el milagro sublime de la Resurrección.

Ayer celebramos el día de todos los santos, la victoria de Cristo y la gloria de Dios. Santos y santas que se dejaron seducir por el amor de Cristo y alcanzaron la santidad. Esa es la Iglesia de Cristo triunfante.

Hoy recordamos a los difuntos, osea la iglesia que purga, que necesita ser purificada más allá de la muerte. Es recordar con amor a nuestros difuntos, no sólo nuestros seres queridos sino todos y entregarlos a la misericordia de Dios, orando por ellos y pidiéndoles en la medida en que la caridad se los permita nos auxilien a nosotros también. La mejor manera de acordarnos de ellos es hacer una obra de misericordia a través de nuestras oraciones para que ellos sean purificados y puedan llegar a ver el rostro de Cristo en la eternidad. Esta es la Iglesia que pide misericordia de Dios.

¿Por qué es importante orar por nuestros difuntos?
La importancia de nuestras oraciones por los fieles difuntos lleva por consiguiente un doble sello: caridad hacia ellos y certeza de la victoria de Cristo. Les amamos, pero no con un amor nostálgico, o el recuerdo, sino con el amor propio de la victoria del Señor. Este precioso acto de misericordia no solo lo debemos hacer en el dia de hoy, sino siempre orar por ellos para que algun dia puedan alcanzar y gozar la visión de Dios.

La iglesia peregrina somos todos nosotros que estamos en esta tierra. Es desde nuestra cotidianidad dejar que la Gloria de Dios reine en nosotros. Para ello hay que pedir la ayuda del Espíritu Santo. Cada día que el Señor nos regala es una oportunidad para alcanzar la conversión. Es de ahí la importancia del día de ayer, día de todos los santos. Ellos nos dan la esperanza de que si podemos alcanzar la santidad a la que estamos llamados. Ellos con sus vidas le dieron la Gloria a Dios. Así como ellos pidamosle al Señor que nos dejemos inundar por el amor de Dios.

Señor Jesús, ayer celebrabamos la Iglesia victoria con los santos y santas faros de luz que fueron gigantes en el amor por ti, ayúdanos a alcanzar ese galardón como es la vida eterna junto a ti, que cada paso en este mundo sea la construcción de la escalera para llegar al cielo. Hoy te pedimos misericordia y nos unimos en oración por todos los fieles difuntos de nuestra iglesia para que ellos puedan alcanzar y gozar la visión del Padre del cielo. Hoy nos unimos al amor más grande, al amor de Cristo en la Eucaristía para renovar el amor que decimos tenerte y con la esperanza que algún día podremos alcanzar la santidad a la que estamos llamad@s a ser.  Todos nosotros hacemos parte de esta Iglesia peregrina, ayúdanos a evangelizar con nuestra propia vida que seguimos a un Dios que está vivo,  a proclamar nuestra fe en tu  resurrección, por Nuestro Señor Jesucristo que vive y Reina por los siglos de los siglos, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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