Donde abundó el pecado, abunda la gracia, así es el amor de Dios por cada uno de nosotros.
1 Timoteo 1, 1-2. 12-14
" Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús "
" Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús "
Sal. 15 R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 19,25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 19,25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor
Como es de importante conocerme a mi mism@ desde la profundidad porque descubro que hay detrás de todo aquello que me arropa, quizás miedos, tristezas, angustias, soledad, envidias, rencores, falta de creer en mi mism@. Tu Señor desea y me llevas a entrar en mi interior para que conociéndome entienda el drama y las luchas que tengo y la de aquellos que está cerca de mí, mi prójimo, para que viéndolos desde la misericordia, con amor y teniendoles paciencia me acerque a ellos desde el amor fraterno.
Tu me das la fe y Tu gracia para que nazca el hombre nuevo que tanto has soñado y que viva en mi. No quiero seguir jugando con las bendiciones que me das. Así como tú crees en mí, esperas que yo también te crea, que me acerque a ti con confianza y convicción que si puedo ser la mejor versión de mi mismo con tu ayuda. Ya no quiero volver a extrañar ese hombre viejo que vivía a tus espaldas, necesito radicalidad y tomarme en serio lo que tú me ofreces. Soy un testigo viviente de tu misericordia porque no me tratas conforme a mis faltas de amor. Contigo he conocido la fe y el verdadero amor.
Gracias Señor por regalarme el amor y la gracia todos los días de mi vida, y sigue derramandola en mi hasta que nos encontremos en la eternidad, Amén.
Dios te bendiga,
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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