jueves, 31 de mayo de 2018

El verdadero cristiano está siempre alegre, porque se siente amad@ por Dios, su vida está en la alegría de servir y se esfuerza por hacer bien las cosas.



Sofonías 3,14-18
Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta." Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.
Palabra de Dios


La primera lectura es preciosa porque hoy el Señor nos dice a cada uno de nosotros “ Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.”

Cuando nosotros experimentamos la alegría, el gozo en nuestro corazón y gritamos de júbilo? …. Realmente esto se experimenta cuando te sientes tan amado o amada por Dios. Cuando reconoces que eres un hij@ de Dios, cuando te sientes que el Señor te ha liberado de esas pasiones que antes te dominaban como es el orgullo, la autosuficiencia, los temores, la envidia, los apegos, tantas cosas que no nos dejan avanzar en la vida y por consiguiente nos roban la alegria. Sentimos alegruia y gozo en el Senor cuando cada día que comienza se lo entregamos a la providencia de Dios, porque no sabemos que va pasar, no sabemos a qué dificultad te vas a enfrentar. También sientes la alegría, el gozo y gritamos de júbilo no porque tu vida este marchando sobre ruedas,  porque si es asi entonces tu felicidad depende de lo externo y esa felicidad es superflua. Es mantener la alegría y el gozo a pesar de lo que nos toque vivir, porque nuestra confianza esta en el Señor, El es nuestra fortaleza.

Continúa diciendo la lectura “ El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.”. Cuando reconocemos realmente lo que somos, cuando nos acercamos al Señor desde la humildad, cuando nos dejamos inundar por tu amor, cuando nos esforzamos en ser obedientes, Él nos trae esta hermosa promesa “ El no nos trata conforme a nuestros pecados”, por eso dice la lectura “ El Señor ha cancelado tu condena “. A renglón seguido dice “ ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.”.  Cuales son nuestros enemigos? el miedo, las inseguridades, la falta de autoestima, el qué dirán, las dependencias, entre otras. El Señor nos dice y vuelve a darnos otra hermosa promesa como es “ El Señor el rey de Israel, está  en medio de ti, y ya no temerás “. Crees que la batalla es tuya sola? mira que no!. El Señor nos dice que está en medio de nosotros. El está batallando con nosotros y El es mas grande que tus problemas.

Por último nos dice "No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta." Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti.

En conclusión  no podemos desfallecer, y no podemos desfallecer porque nuestra Fuerza viene del Señor, nuestro Dios. Si nosotros somos unos guerreros, El es guerrero que salva y también lucha nuestra batalla. Además nos vuelve a dar otra promesa “ Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti “. Cuando dice que apartara la amenaza, no significa que nos quitara los problemas, sino que los quitara el llanto, los miedos, las tristezas, los apegos, todo lo que nos quiere y nos roba la paz. Alabado sea el Señor!!!!

Isaias 12, 2-6 " Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel "
Lucas 1,39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra de Dios


Hoy es la Fiesta de la visita de la Virgen María a su prima Isabel. Tomaré hoy la lectura de la lectio Divina para que comprendamos mejor el mensaje.

Cuando María dice” Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador “.  Con estas palabras, María reconoce en primer lugar los dones singulares que le han sido concedidos, pero alude también a los beneficios comunes con que Dios no deja nunca de favorecer al género humano.

Proclama la grandeza del Señor el alma de aquel que consagra todos sus afectos interiores a la alabanza y al servicio de Dios y, con la observancia de los preceptos divinos, demuestra que nunca echa en olvido las proezas de la majestad de Dios.

Se alegra en Dios su salvador el espíritu de aquel cuyo deleite consiste únicamente en el recuerdo de su creador, de quien espera la salvación eterna.

Estas palabras, aunque son aplicables a todos los santos, hallan su lugar más adecuado en los labios de la Madre de Dios, ya que ella, por un privilegio único, ardía en amor espiritual hacia aquel que llevaba corporalmente en su seno.

Ella con razón pudo alegrarse, más que cualquier otro santo, en Jesús, su salvador, ya que sabía que aquel mismo al que reconocía como eterno autor de la salvación había de nacer de su carne, engendrado en el tiempo, y había de ser, en una misma y úrica persona, su verdadero hijo y Señor.

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. No se atribuye nada a sus méritos, sino que toda su grandeza la refiere a la libre donación de aquel que es por esencia poderoso y grande, y que tiene por norma levantar a sus fieles de su pequeñez y debilidad para hacerlos grandes y fuertes.

Muy acertadamente añade: Su nombre es santo, para que los que entonces la oían y todos aquellos a los que habían de llegar sus palabras comprendieran que la fe y el recurso a este nombre había de procurarles, también a ellos, una participación en la santidad eterna y en la verdadera salvación, conforme al oráculo profético que afirma: Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará, ya que este nombre se identifica con aquel del que antes ha dicho: Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

Por esto se introdujo en la Iglesia la hermosa y saludable costumbre de cantar diariamente este cántico de María en la salmodia de la alabanza vespertina, ya que así el recuerdo frecuente de la encarnación del Señor enardece la devoción de los fieles y la meditación repetida de los ejemplos de la Madre de Dios los corrobora en la solidez de la virtud. Y ello precisamente en la hora de Vísperas, para que nuestra mente, fatigada y tensa por el trabajo y las múltiples preocupaciones del día, al llegar el tiempo del reposo, vuelva a encontrar el recogimiento y la paz del espíritu.

Oremos,
Dios todopoderoso y eterno, tú que, cuando María llevaba en su seno a tu Hijo, le inspiraste que visitara a su prima santa Isabel, haz que nosotros seamos siempre dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, para que, con María, podamos proclamar eternamente tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

Tarea: Escuchar y discernir antes de actuar


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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