viernes, 30 de abril de 2021

Kant decía que: “Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”.

 


Kant decía que: “Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 26-33
En aquellos días, cuando llegó Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga:
«Hermanos, hijos del linaje de Abrahán y todos vosotros los que teméis a Dios: a nosotros se nos ha enviado esta palabra de salvación. En efecto, los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y, aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo. También nosotros os anunciamos la Buena Noticia de que la promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús. Así está escrito en el salmo segundo:
“Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”».
Palabra de Dios


La primera lectura nos recuerda que no hay peor sordo que aquel que no quiere oír. A todos nos ha sucedido, alguien se acerca para darnos un buen consejo y terminamos pensando que tan metid@, o en otros casos decimos con toda la soberbia “ Yo se, no me tiene que decir ! ”, podemos llegar a voltear la cara o hasta no volverle hablar a la persona. Esas actitudes humanas no son justificables cuando se nos exige un compromiso y una respuesta.

Pero qué hay detrás de todas esas actitudes? soberbia que nos lleva a la necedad y esa necedad nos conduce a caer en errores que no solo nos lastiman sino que fácilmente va lastimar a otros. Jesus nos enseña que la obediencia es la clave para vivir a plenitud esta vida. Jesus es el camino porque sale a nuestro paso, nos alienta para que no desistamos en este peregrinar. Ahora nosotros debemos vivir la Fe en el resucitado. Renovemos nuestra vida junto a Él, renovemos la confianza y su amor, porque El Señor es quien nos ha engendrado para la Vida.

Salmo 2, 6-7. 8-9. 10-11 y 12a R/. Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Palabra del Señor


Un corazón que está empapado del amor de Cristo nada lo puede turbar. Claro que pueden llegar preocupaciones, pensamientos que lo ponen a uno reflexionar pero al final nuestra confianza debe estar en las manos de Dios.

En esta bendita pandemia una de las cosas que ha sido pasada por el crisol es “ la fe”, la fe que decimos tener. Jesus sabe de nuestras angustias y preocupaciones. Porque surgen las dudas? porque ponemos nuestra confianza en nosotros mismos o en otra persona. Si nuestra confianza es en Jesús viviremos cada día con tranquilidad pero para eso hay que tener una relación íntima y profunda con Él para poderlo conocer. Jesús nos dice “ Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Tres formulaciones que cierran el círculo de la duda. Camino. Verdad. Vida. Camino, porque Él desde su humanidad experimentó las dificultades que todo ser humano tiene, el vivió y padeció todas esas cosas que nos atacan, el miedo, la incertidumbre, la falta de fe, de confianza en sí mismo y en Dios. La verdad, porque quien camina en la verdad nunca quedará defraudado ya que Dios sale a su encuentro y es su escudo. La vida, Él nos dejó su Espíritu Santo para darnos vida y vida en abundancia. Si nuestra alma no tiene vida en el Espíritu, somos huesos secos.

Jesus nos señala el camino a seguir y somos nosotros desde nuestra voluntad que tomamos la decisión de escucharlo y de seguirlo. Un sacerdote decía que se sienten más cómodos en el tiempo ordinario. Pascua, siendo fundamental, se le hace difícil de evangelizar porque muchas veces las palabras, tan desgastadas, no parecen convencer, no son capaces de transmitir el gozo de la resurrección. Por mi parte estoy de acuerdo con este comentario del Padre, porque yo personalmente quisiera que las personas tuvieran mi misma fe y esperanza pero es imposible porque es una experiencia muy personal la cual yo no puedo violentar al otro.

En este tiempo pascual es cuando la fe se pone a prueba sin más que la confianza en su Palabra, en lo que los discípulos vivieron de forma temerosa, titubeante. Por eso necesitaron de la llegada del Espíritu prometido como empuje y fortaleza interior para que nos de vida.

Mi amado Jesús, cuántas veces me he desviado del camino, el error no es salirse del camino, el verdadero error es cuando desde mi voluntad tomo la decisión de no volver al camino que tú mismo me has señalado. Ayúdame a ser más humilde, a aceptar tus consejos, a reconocer que tu eres el camino, la verdad y la vida. Eres el camino, porque desde tu humanidad experimentaste las dificultades que todo ser humano tiene, el miedo, la incertidumbre, la falta de fe, de confianza en sí mismo y en Dios. Tu eres la verdad, porque quien camina en la verdad nunca quedará defraudado ya que Dios sale a su encuentro y es su escudo, así como a ti quien Dios te resucitó en el tercer día. Tu eres la vida, porque tú nos dejaste su Espíritu Santo para darnos vida y vida en abundancia. Mi alma necesita del soplo de tu Santo Espíritu para que tenga vida porque de lo contrario seré huesos secos. Gracias Señor por ser el camino que me lleva a Dios, por ser la verdad que me acerca a los misterios de Dios y por darme la vida, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!





--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

jueves, 29 de abril de 2021

“En el corazón de Dios estamos nosotros antes que nuestras equivocaciones”. Papa Francisco

 


“En el corazón de Dios estamos nosotros antes que nuestras equivocaciones”.  Papa Francisco


Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 — 2, 2
Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios


En el día de ayer decíamos que Jesus es la luz, ese es uno de los tantos atributos que tiene Dios. Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. Cuando miramos a Dios, con su misma luz que nos regala, descubrimos lo que hay en su corazón. Esa es la importancia de acercarnos a la fuente de la luz, a la fuente de amor. Cuando nos acercamos a la luz de Dios esto nos ayuda a descubrirnos a nosotros mismos. Lo digo porque aquel que dice que conoce al Señor y no obedece lo que Él nos pide es un mentiroso y además no conoce a fondo a Dios, dice conocerlo pero no ha entendido su mensaje de amor.

Esa intimidad entre Dios y nosotros nos hace reconocer lo que y quienes realmente somos y también saber que Dios ofrece su perdón. Ante el tribunal del Padre tenemos al mejor abogado del mundo, el que saber presentar y defender ante Dios nuestra situación mejor que nadie. “Tenemos abogado ante el Padre, a Jesucristo, el Justo”. “Él es víctima de propiciación por nuestros pecados. Y no solo por los nuestros, sino por los del mundo entero”. Nuestra situación es bien especial. El Juez que nos va a jugar es nuestro Padre Dios y nuestro abogado defensor es Jesucristo. No podemos pedir más.              

Salmo 102, “ Bendice, alma mía, al Señor “

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor


Hoy el evangelio nos presenta una escena de Jesús agradeciendo al Padre. El primer agradecimiento de Jesús es que él revela sus cosas, sus secretos no a los sabios y discretos sino a los pequeñuelos, por los que Jesús siente especial cariño, son sus preferidos. A renglón seguido nos dice  que para conocer al Padre, tenemos que ir a donde Él,  “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo”. Jesús vino hasta nosotros para aclararnos quién es nuestro Dios. Nos lo dio a conocer no solo con sus palabras, hablándonos de Él, sino también con su vida, como le aseguró al apóstol Felipe: “Felipe quien me ve a mí ve al Padre”. Los rasgos de Jesús son los rasgos de Dios Padre.

Una de las cosas que me encanta recordar es la humanidad de Cristo, porque esto nos hace ver otra perspectiva de la relación con El. A todos nos ha pasado que cuando estamos en una dificultad y la compartimos con alguien que pasó por la misma situación uno siente que la otra persona lo entiende al 100%. Jesús desde su humanidad nos entiende al 100%, el sintió soledad, tristeza, cansancio, rechazo, miedo, todo lo que siente un ser humano. Jesús, que viene como siempre en nuestra ayuda, quiere que salgamos victoriosos de nuestros agobios y cansancios. Para ello, nos invita a que sigamos sus pasos “aprended de mí”, que le imitemos, que carguemos con su “blando yugo y su carga ligera”. Su yugo y su carga es siempre el amor…y quien camine con el amor en su corazón, quien se deje guiar por el amor, aunque se encuentre con situaciones dolorosas, el amor las volverá suaves y ligeras. El amor tiene esa capacidad, hasta lo más doloroso y costoso, como puede ser la cruz para Cristo, lo vuelve blando y ligero… porque el amor siempre lleva dentro de sí la alegría, el gozo de hacer lo que hay que hacer en cada instante.  Como dice la canción “ amarte hasta el extremo “.

Mi amado Jesus, que por tu misericordia Tu luz me alcance para que yo te pueda conocer a fondo y ver el corazón de nuestro Padre Dios. Un amor que se hizo carne para poder sentir lo que yo siento, para tocarnos, y estar cercano a nuestra necesidades. Necesito tener esa misma intimidad que tu tuviste con Dios para que no solo conozca a profundidad al Padre sino también para reconocer quien realmente soy. Así como tengo virtudes también con tristeza debo confesar que tengo pecados, pero Tu desde tu amor sigues una y otra vez confiando en mi, dandome una y otra vez oportunidades para que vuelva al camino, a la casa del Padre. Ayúdame a crecer más en tu amor para hacer lo que hay que hacer en cada instante inspirados por Tu Espíritu Santo. Qué bondad tienes por cada uno de nosotros, gracias por interceder ante el Padre de los cielos por eso cada día es una nueva oportunidad para mejorar y ser mejor hij@ de Dios, y con la confianza que siempre estaré en el corazón de Dios te entrego mis días, mis planes y mi vida,  Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

Santa Misa


 

Lectio divina

 GUSTÉ Y VÍ

 

¡Oh Divinidad eterna, oh eterna Trinidad, que por la unión con tu divina naturaleza hiciste de tan gran precio la sangre de tu Hijo unigénito! Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo, en el que cuanto más busco más encuentro, y cuanto más encuentro más te busco. Tú sacias el alma de una manera en cierto modo insaciable, ya que siempre queda con hambre y apetito, deseando con avidez que tu luz nos haga ver la luz, que eres tú misma.

 

Gusté y vi con la luz de mi inteligencia, ilustrada con tu luz, tu profundidad insondable, Trinidad eterna, y la belleza de tus creaturas: por esto, introduciéndome en ti, vi que era imagen tuya, y esto por un don que tú me has hecho, Padre eterno, don que procede de tu poder y de tu sabiduría, sabiduría que es atribuida por apropiación a tu Unigénito y el Espíritu Santo, que procede de ti, Padre, y de tu Hijo, me dio una voluntad capaz de amar.

 

Porque tú, Trinidad eterna, eres el hacedor, y yo la hechura: por esto he conocido con la luz que tú me has dado, al contemplar cómo me has creado de nuevo por la sangre del Hijo único, que estás enamorado de la belleza de tu hechura.

 

¡Oh abismo, oh Trinidad eterna, oh Divinidad, oh mar profundo!: ¿qué don más grande podías otorgarme que el de ti mismo? Tú eres el fuego que arde constantemente sin consumirse; tú eres quien consumes con tu calor todo amor del alma a sí misma. Tú eres, además, el fuego que aleja toda frialdad, e iluminas las mentes con tu luz, esta luz con la que me has dado a conocer tu verdad.

 

En esta luz, como en un espejo, te veo reflejado a ti, sumo bien, bien sobre todo bien, bien dichoso, bien incomprensible, bien inestimable, belleza sobre toda belleza, sabiduría sobre toda sabiduría: porque tú eres la misma sabiduría, tú el manjar de los ángeles, que por tu gran amor te has comunicado a los hombres.

 

Tú eres la vestidura que cubre mi desnudez, tú sacias nuestra hambre con tu dulzura, porque eres dulce sin mezcla de amargor, ¡oh Trinidad eterna!

 

RESPONSORIO    Cf. Ct 5, 2

 

R. Ábreme, hermana mía, que has llegado a ser coheredera de mi reino; amada mía, que has llegado a conocer los profundos misterios de mi verdad; * tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú has sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.

V. Sal del reposo de la contemplación y consagra tu vida a dar testimonio de mi verdad.

R. Tú has sido enriquecida con la donación de mi Espíritu, tú has sido purificada de toda mancha con mi sangre. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios nuestro, que diste a santa Catalina de Siena el don de entregarse con amor a la contemplación de la pasión de Cristo y al servicio de la Iglesia, haz que, por su intercesión, el pueblo cristiano viva siempre unido al misterio de Cristo, para que pueda rebosar de gozo cuando se manifieste su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos

miércoles, 28 de abril de 2021

Que estamos llamados a ser todo bautizado? Son tres cosas : vida, gloria y felicidad.

 


Que estamos llamados a ser todo bautizado? Son tres cosas : vida, gloria y felicidad.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24 — 13, 5a
En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
Palabra de Dios.


Te has preguntado, qué es lo que debe darse en nosotros como cristianos, a que estamos llamados a ser todo bautizado? Son tres cosas : vida, gloria y felicidad. La vida nos la da el mismo Cristo “ Yo soy la vida y nada puedes hacer sin mi “ dice el Señor. Gloria, a medida que dejemos obrar el Espíritu Santo en nosotros la gloria de Dios actuará en nosotros.Felicidad, si aceptamos la voluntad de Dios, su propuesta, su plan de vida entonces alcanzaremos la felicidad que tanto buscamos. Con la vida, la gloria y la felicidad las promesas se cumplen por la muerte y resurrección de Jesucristo.

En la primera lectura notamos que la riqueza que se pone de manifiesto en la comunidad de Antioquía es signo de la presencia del Espíritu que comunica sus dones y carismas. Los dones de Dios redundan en el crecimiento de todos por la comunión fraterna. Dice San Lucas en los Hechos de los apóstoles: Había profetas y maestros. Da nombres concretos. Bernabé, Simeón, llamado Niger; Lucio, el de Cirene; Manahén... Saulo. Aquí la importancia que la comunidad escuche el Espíritu porque es el mismo Espíritu quien envía a quiénes él ha designado a una misión específica. Notemos que todo esto ocurre mientras celebran el culto, la comunidad estaba en oración. Recordemos que todas las actuaciones de Jesús están enmarcadas en un clima de oración y de verdadero culto a Dios. Movidos por el mismo Espíritu que impulsó a Jesús, los discípulos en Antioquía actúan. Es el Espíritu el que señala la misión. Lo escuchamos en la Octava de la Pascua: como el Padre me envió así os envío yo. Y como la presencia de Jesús en medio de su Comunidad acontece por la actividad del Espíritu que ha sido donado, por eso, el ejemplo de lo ocurrido en Antioquía debe iluminar lo que deberá suceder en nuestros días.

Esto es bien importante tenerlo en cuenta, nosotros no somos los que programamos, sino que debemos estar a la escucha a las inspiraciones del Espíritu. Así se asiste al Espíritu Santo que es el que suscita, inspira, sostiene y hace culminar la misión a la que somos enviados.

Salmo 66, "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben "

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».
Palabra del Señor


Jesus se presenta como la luz del mundo, y en efecto, El venció el poder de las tinieblas con su resurrección. Esto es una realidad que va unida a la presencia del Verbo encarnado.

No olvidemos que en Navidad se proclama esta verdad: el pueblo que yacía en tinieblas ha visto brillar una gran luz. Ahora en los días de la cincuentena pascual, esta afirmación de Jesús, hecha antes de su pasión, muerte y resurrección, nos hace ver la unidad del Misterio de Cristo. Ha llegado a nosotros para destruir las tinieblas, regenerarnos y hacernos partícipes de la vida que ha traído al mundo.

Jesús nos dice “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado.” , lo que significa que para creer necesitamos primero ver. En la medida que creemos, el mismo Cristo se va transfigurando, se va dejando ver comenzando con nosotros. Cuando permitimos dejar entrar a Cristo en nuestra vida, la oscuridad interior que habita en nosotros es destruida por su luz. Uno se da cuenta en acciones concretas. Por ejemplo si hacemos un recuento de nuestra manera de ser y actuar hace 20, 15 , 10 o 5 años atrás descubrimos que quizás antes éramos muy malgeniados, impacientes, groseros, pesimistas, miedosos, inseguros, tristes, desconfiados y cuando llega la presencia de Cristo a nuestra vida todas esas cosas negativas se van minimizando. Esto es porque su palabra es la Palabra pronunciada por el Padre. Jesús trae una palabra que está llena de vida, que libera, que abre el conocimiento al misterio de Dios. Todo esto nos ayuda a alcanzar lo que verdaderamente el ser humano desea en lo más profundo de su ser y para lo que fue creado, esto es lo que lo lleva a la plenitud, en otras palabras a la verdadera felicidad.  

Que tu luz Señor llene todo aquello oscuro que hay en mi vida porque esas oscuridades son las que no me dejan avanzar hacia ti ni tampoco a mis hermanos. Muchas veces yo mism@ soy quien pongo el obstáculo para que tu obra redentora, sanadora  y liberadora no lleguen a mi. Ayúdame a aceptar tu luz para que le des vida a mi  vida. De esta manera tu iras transformando todo aquello que no solo no te agrada sino que me hace daño y que me lastima. Sana las heridas del pasado por causa de mi pecado o heridas causadas por el pecado de otros, libérame de sentimientos dañinos que aun tengo en mi corazón y no dejan brillar tu gloria. Dame la gracia del que me vea, vea tu rostro amoroso. Tu me creaste con un corazón tan grande que solo el infinito de tu amor lo podrá llenar. Llénalo de tu presencia porque te amo, mi alma te alaba y goza por haberte encontrado, mi Jesús amado, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

Santa Misa


 

Lectio divina

 UNIDAD NATURAL DE LOS FIELES EN DIOS POR LA ENCARNACIÓN DEL VERBO Y POR LA EUCARISTÍA

 

Si es verdad que la Palabra se hizo carne, también lo es que en el sagrado alimento recibimos a la Palabra hecha carne; por eso hemos de estar convencidos que permanece en nosotros de un modo connatural aquel que, al nacer como hombre, no sólo tomó de manera inseparable la naturaleza de nuestra carne, sino que también mezcló, en el sacramento que nos comunica su carne, la naturaleza de esta carne con la naturaleza de la eternidad. De este modo somos todos una sola cosa, ya que el Padre está en Cristo, y Cristo en nosotros. Por su carne, está él en nosotros, y nosotros en él, ya que, por él, lo que nosotros somos está en Dios.

 

Él mismo atestigua en qué alto grado estamos en él, por el sacramento en que nos comunica su carne y su sangre, pues dice: El mundo ya no me verá; pero vosotros me veréis, porque yo seguiré viviendo y vosotros también; porque yo estoy en mi Padre, y vosotros estáis en mí y yo estoy en vosotros. Si se hubiera referido sólo a la unidad de voluntades, no hubiera usado esa cierta gradación y orden al hablar de la consumación de esta unidad, que ha empleado para que creamos que él está en el Padre por su naturaleza divina, que nosotros, por el contrario, estamos en él por su nacimiento corporal, y que él, a su vez, está en nosotros por el misterio del sacramento. De este modo se nos enseña la unidad perfecta a través del Mediador, ya que, permaneciendo nosotros en él, él permanece en el Padre y, permaneciendo en el Padre, permanece en nosotros; y, así, tenemos acceso a la unidad con el Padre, ya que, estando él en el Padre por generación natural, también nosotros estamos en él de un modo connatural, por su presencia permanente y connatural en nosotros.

 

A qué punto esta unidad es connatural en nosotros lo atestigua él mismo con estas palabras: El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él. Para estar en él, tiene él que estar en nosotros, ya que sólo él mantiene asumida en su persona la carne de los que reciben la suya.

 

Ya antes había enseñado la perfecta unidad que obra este sacramento, al decir: Así como me envió el Padre que posee la vida y yo vivo por el Padre, de la misma manera quien me come vivirá por mí. Él, por tanto, vive por el Padre; y, del mismo modo que él vive por el Padre, así también nosotros vivimos por su carne.

 

Emplea, pues, todas estas comparaciones adecuadas a nuestra inteligencia, para que podamos comprender, con estos ejemplos, la materia de que trata. Ésta es, por tanto, la fuente de nuestra vida: la presencia de Cristo por su carne en nosotros, carnales; de manera que nosotros vivimos por él a la manera que él vive por el Padre.

 

RESPONSORIO    Jn 6, 57; cf. Dt 4, 7

 

R. El que come mi carne y bebe mi sangre * permanece en mí, y yo en él. Aleluya.

V. ¿Cuál de las naciones grandes tiene unos dioses tan cercanos a ellas como el Señor, nuestro Dios, lo está de nosotros?

R. Permanece en mí, y yo en él. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios nuestro, vida de los creyentes, gloria de los humildes, felicidad de los justos, atiende benignamente a nuestras súplicas y haz que quienes deseamos ardientemente el cumplimiento de tus promesas seamos siempre colmados por la abundancia de tus beneficios. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

Hola 

martes, 27 de abril de 2021

Santa Misa


 

Conocemos a nuestro Pastor como Él nos conoce a nosotros?


 Conocemos a nuestro Pastor como Él nos conoce a nosotros?


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 19-26
En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.
Palabra de Dios


Nos podemos preguntar cuál es el Espíritu que mueve a los misioneros, la misma lectura nos lo dice “ Bernabé al ser un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe “... “ La mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor”.

Un alma llena de Dios, un alma que se ha dejado impregnar o empapar por el amor de Dios, el Espíritu de Dios habita en Él. Recordemos quien verdaderamente ama obedece y es que la obediencia es la mejor prueba de nuestro amor. Pero para obedecer hay que aprender a escuchar. Cuando un alma está empapada por el amor de Dios, Dios está con él, Dios es quien habita y reina en esa alma lo que significa que es el mismo Dios hablando a través de esa alma, es el mismo Dios amando, acariciando, besando, y abrazando. Eso fue lo que le sucedió a Bernabe, cuando él hablaba gran número creyó y se convirtió al Señor porque son las palabras sanadoras de Cristo quien tiene el poder de transformar un corazón endurecido. Nos dice también la lectura que Bernabé al ser un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe, todas esas características fueron por la gracia de Dios.  

Salmo 86 “  Alabad al Señor, a todas las naciones “.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Palabra del Señor


La lectura comienza diciéndonos que los Judios le hacen una pregunta a Jesús “ Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente “, Jesus a renglón seguido les dice “  Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas”.  

En la primera parte Jesús les responde echándoles en cara su pecado. Se resisten a creer en Él y a aceptar la luz. Sus obras acreditan que él es Cristo quien ha venido del Padre. Más aún: os digo claramente: “Yo y el Padre somos uno”. Jesus se hace igual a Dios. Solo caben dos reacciones: creer en Él o matarle por blasfemo, y quieren hacer esto último. Los corazones se cierran. Pecan contra la luz.
Hoy sucede lo mismo a muchos hombres y mujeres. Son las personas que dependiendo de los signos o manifestaciones de Dios le creen y le siguen. Esas personas tienen carencia de fe, son inmediatistas, ponen la razón humana por encima del amor de Dios.

En la otra parte del evangelio Jesús nos quiere mostrar la relación que hay entre Él y sus ovejas.  Las llama por su nombre, las conoce una a una y a su vez es conocido por ellas; las saca a los pastos. Todo esto indica una intimidad, una participación de vida, una pertenencia mutua y profunda. El Pastor ama a sus ovejas y está dispuesto a dar la vida por ellas para que así tengan vida abundante. Jesus quiere hacer camino con nosotros, y lo hace porque al estar próximo, al estar cerca lo vamos conociendo, se crea una familiaridad, una cercanía y va creciendo en nosotros la confianza. Al haber confianza nosotros abrimos nuestro corazón, nuestros oídos están atentos a lo que Él nos dice, que es lo que nos propone, tendremos en cuenta sus palabras y consejos. Jesus sabe lo que nos aqueja, lo que nos preocupa, nuestras dolencias, lo que nos entristece, pero es muy beneficioso para nosotros contarle a Él todo lo que guardamos en el corazón.  

Hoy es un día propicio para que nos hagamos estas preguntas….
¿Conocemos a nuestro Pastor como Él nos conoce a nosotros?
La obediencia es la mejor prueba del amor que decimos tener, ¿cómo estamos de obedientes?
Para obedecer tenemos que ser buenos escuchas, ¿como estas en el sentido de la escucha? ¿qué es lo que escuchas? ¿Cómo cuidas tus sentidos?

Mi amado Jesús, el mismo Espíritu de los misioneros quiero tener para que mi alma se llene de tu amor y misericordia porque sólo un corazón que se deja empapar por ti el Espíritu de Dios habita en ella. Un alma obediente es la que aprendió primero a escuchar, escucharse así mismo, escuchar su interior donde tú habitas, y escuchar a los demás.  Depende de cual es mi obediencia es la profundidad de mi amor. Tu eres mi buen pastor porque me conoces desde la intimidad, tú caminas conmigo muchas millas para conocerte y hacerte cercano. Dame la gracia de desarrollar el mejor sentido de la escucha para poder descubrir tu voz y todo ese amor que viene de ti a través de tus palabras y consejos, porque solo te podré conocer a profundidad si te dejo obrar más en mi y a través de mi, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

Lectio divina

 SÉ SACRIFICIO Y SACERDOTE PARA DIOS

 

Os exhorto por la misericordia de Dios. Pablo, o, mejor dicho, Dios por boca de Pablo, nos exhorta porque prefiere ser amado antes que temido. Nos exhorta porque prefiere ser padre antes que Señor. Nos exhorta Dios, por su misericordia, para que no tenga que castigarnos por su rigor.

 

Oye lo que dice el Señor: «Ved, ved en mí vuestro propio cuerpo, vuestros miembros, vuestras entrañas, vuestros huesos, vuestra sangre. Y si teméis lo que es de Dios, ¿por qué no amáis lo que es también vuestro? Si rehuís al que es Señor, ¿por qué no recurrís al que es padre?

 

Quizás os avergüence la magnitud de mis sufrimientos, de los que vosotros habéis sido la causa. No temáis. La cruz, más que herirme a mí, hirió a la muerte. Estos clavos, más que infligirme dolor, fijan en mí un amor más grande hacia vosotros. Estas heridas, más que hacerme gemir, os introducen más profundamente en mi interior. La extensión de mi cuerpo en la cruz, más que aumentar mi sufrimiento, sirve para prepararos un regazo más amplio. La efusión de mi sangre, más que una pérdida para mí, es el precio de vuestra redención.

 

Venid, pues, volved a mí, y comprobaréis que soy padre, al ver cómo devuelvo bien por mal, amor por injurias, tan gran caridad por tan graves heridas.»

 

Pero oigamos ya qué es lo que nos pide el Apóstol: Os exhorto -dice-, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos. Este ruego del Apóstol promueve a todos los hombres a la altísima dignidad del sacerdocio. A presentar vuestros cuerpos como hostia viva.

 

Inaudito ministerio del sacerdocio cristiano: el hombre es a la vez víctima y sacerdote; el hombre no ha de buscar fuera de sí qué ofrecer a Dios, sino que aporta consigo, en su misma persona, lo que ha de sacrificar a Dios; la víctima y el sacerdote permanecen inalterados; la víctima es inmolada y continúa viva, y el sacerdote oficiante no puede matarla.

 

Admirable sacrificio, en el que se ofrece el cuerpo sin que sea destruido, y la sangre sin que sea derramada. Os exhorto -dice-, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva.

 

Este sacrificio, hermanos, es semejante al de Cristo, quien inmoló su cuerpo vivo por la vida del mundo: él hizo realmente de su cuerpo una hostia viva, ya que fue muerto y ahora vive. Esta víctima admirable pagó su tributo a la muerte, pero permanece viva, después de haber castigado a la muerte. Por esta razón, los mártires nacen al morir, su fin significa el principio, al matarlos se les dio la vida, y ahora brillan en el cielo, cuando se pensaba haberlos suprimido en la tierra.

 

Os exhorto -dice-, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa. Es lo que había cantado el profeta: No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo.

 

Sé, pues, oh hombre, sacrificio y sacerdote para Dios; no pierdas lo que te ha sido dado por el poder de Dios; revístete de la vestidura de santidad, cíñete el cíngulo de la castidad; sea Cristo el casco de protección para tu cabeza; que la cruz se mantenga en tu frente como una defensa; pon sobre tu pecho el misterio del conocimiento de Dios; haz que arda continuamente el incienso aromático de tu oración; empuña la espada del Espíritu; haz de tu corazón un altar; y así, puesta en Dios tu confianza, lleva tu cuerpo al sacrificio.

 

Lo que pide Dios es la fe, no la muerte; tiene sed de tu buena intención, no de sangre; se satisface con la buena voluntad, no con matanzas.

 

RESPONSORIO    Ap 5, 9. 10

 

R. Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado * y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.

V. Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.

R. Y por tu sangre nos compraste para Dios. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

lunes, 26 de abril de 2021

La gracia de Dios es más fuerte que nuestro pecado.


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10
Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.
Palabra de Dios


Es hermoso como comienza Pablo al hablarles a la comunidad de corintios, “ ... yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios “.

Pablo reconoce primero su debilidad, lo que es él, él se presenta débil y con miedo además afirma que su predicación es la manifestación del poder del Espíritu Santo; porque la fe no se apoya en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. Los que hemos tenido una vida no muy ejemplar podemos decir que nos identificamos con estas palabras de Pablo.  Nos sentimos débiles porque desde nuestra debilidad Cristo nos llama a servirle y es algo que pudiéramos decir que es irónico porque desde la lógica humana es mucho más fácil cuando sirves desde tu fortaleza.  Desde nuestra debilidad Dios se glorifica al revelar toda su gracia y poder en aquellos que aceptan su misericordia.

Además, Pablo reconoce que recibió una misión y esta misión todos estamos llamados. El antes de recibir la misión por parte del Señor, el Señor le ha tocado la vida y él se ha dejado transformar por Él. Esto significa conocer a Cristo. Pablo nos deja ver cuál fue esa experiencia tan maravillosa que le cambió su vida. Pablo se sintió amado y salvado por un Dios que  ha salido a su encuentro, en el camino de Damasco; un Dios con rostro de crucificado, a quien él ha perseguido y ante quien cae de rodillas para decir: “Me amó y se entregó por mí”; un Dios cuya gracia ha sido más fuerte que su pecado.

Un corazón conquistado por el Señor acepta la misión de Dios sin importar nuestras limitaciones, pobrezas, nos convertimos en testigos de Cristo. El sólo nos pide poner nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra voz, nuestras manos y nuestros pies a su servicio y sobre todo la confianza en la fuerza del Espíritu.

Preguntémonos hoy:
Para tu crecimiento de fe en que y en quienes te apoyas?
¿Cuál es el orden de tus prioridades en tu vida?
¿Confiamos en la fuerza de Dios para tocar y transformar los corazones de aquellos a quienes queremos anunciar su Palabra?

Salmo 118 “ Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».
Palabra del Senor


Hoy Jesús nos afirma una verdad “ Vosotros sois la sal de la tierra “ lo que significa que esa es nuestra esencia, eso es lo que nos define, esa es nuestra identidad.  Estos dos símbolos los debemos de profundizar para que tomemos conciencia  cuando nos faltan o cuando están presentes en exceso. ¿Qué nos aportan y qué nos llama la atención de ellos?

La sal por ejemplo es importante para darle sazón a la comida, pero si le ponemos en exceso la comida no sabe bien. Valoramos la sal no de manera aislada sino dentro del guiso que vamos a comer. Valoramos la luz cuando vemos  las cosas con claridad y nitidez. Pero en el caso de las zonas del norte donde no se oculta el sol y siempre hay luz, fácilmente esas poblaciones quisieran tener algo de oscuridad para saber diferenciar el día de la noche porque de lo contrario les es difícil distinguir a menos que confirmen con el reloj. Ahí es cuando nos damos cuenta de cuán necesarias son la sal y la luz para la vida.

Si cada uno de nosotros somos sal y luz del mundo, significa que no podemos ser plenamente lo que somos sin abrirnos por un lado a recibir, de Dios, de los otros y de la creación, la sal y la luz que necesitamos y que permite que salga lo más valioso y auténtico de nosotros mismos; pero que al mismo sólo puede manifestarse como tal si se entrega gratuitamente a los demás, que necesitan también abrirse a nuestro don para poder ser en plenitud. Identificar el ser de la persona y su misión con ser sal y luz del mundo, me invita hoy a tomar conciencia de nuestra interdependencia, y de la importancia de vivir al  servicio del bien común y de la fraternidad. No como una opción entre otras, sino como la única que expresa nuestra verdadera identidad humana.

Mi amado Jesús, tú eres la puerta que me trae la vida y desde mi voluntad quiero aceptar esa vida que tú mismo me quieres regalar. Que sea el Espíritu Santo quien me impulse para levantarme hacia ti, a pesar de mi debilidad y los miedos deje manifestar el Espíritu Santo sobre mi vida. Tu me recuerdas que no tenga miedo porque tu necesitas mi debilidad para mostrar tu poder, tu te glorificas a través de mi debilidad para mostrarme tu misericordia. Mi vida cambia cuando al salir de mi misma te encuentro y experimento tu amor, un amor crucificado y que se entregó por mi, porque tu gracia es más fuerte que mi pecado.Dame la gracia de poner mis ojos, mis oídos, mi voz, mis manos y mis pies a tu servicio y sobre todo la confianza en la fuerza del Espíritu que obra en mi. Amen.

Dios te bendiga

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

Santa Misa


 

Lectio divina

 EL ESPÍRITU ES EL QUE DA LA VIDA

 

El Señor, que es quien nos da la vida, estableció para nosotros la institución del bautismo, símbolo de muerte y de vida: por el agua es representada la muerte y por el Espíritu se nos dan las arras de la vida.

 

El bautismo tiene una doble finalidad: la destrucción del cuerpo de pecado, para que no fructifiquemos ya más para la muerte, y la vida en el Espíritu, que tiene por fruto la santificación; por esto el agua, al recibir nuestro cuerpo como en un sepulcro, suscita la imagen de la muerte; el Espíritu, en cambio, nos infunde una fuerza vital y renueva nuestras almas, pasándolas de la muerte del pecado a la vida original. Esto es lo que significa renacer del agua y del Espíritu, ya que en el agua se realiza nuestra muerte y el Espíritu opera nuestra vida.

 

Con la triple inmersión y la triple invocación que la acompaña se realiza el gran misterio del bautismo, en el que la muerte halla su expresión figurada y el espíritu de los bautizados es iluminado con el don de la ciencia divina. Por tanto, si alguna virtualidad tiene el agua, no la tiene por su propia naturaleza, sino por la presencia del Espíritu. Porque el bautismo no es remoción de las manchas del cuerpo, sino la petición que hace a Dios una buena conciencia. Y para prepararnos a esa nueva vida, que es fruto de su resurrección, es por lo que el Señor nos propone toda la doctrina evangélica: que no nos dejemos llevar por la ira, que soportemos los males, que no vivamos sojuzgados por la afición a los placeres, que nos libremos de la preocupación del dinero; todo esto nos lo manda para inducirnos a practicar aquellas cosas que son connaturales a esa nueva vida.

 

Por el Espíritu Santo se nos restituye en el paraíso, por él podemos subir al reino de los cielos, por él obtenemos la adopción filial, por él se nos da la confianza de llamar a Dios con el nombre de Padre, la participación de la gracia de Cristo, el derecho de ser llamados hijos de la luz, el ser partícipes de la gloria eterna y, para decirlo todo de una vez, la plenitud de toda bendición, tanto en la vida presente como en la futura; por él podemos contemplar como en un espejo, cual si estuvieran ya presentes, los bienes prometidos que nos están preparados y que por la fe esperamos llegar a disfrutar. En efecto, si tales son las arras, ¿cuál no será la plena posesión? Y si tan valiosas son las primicias, ¿cuál no será su total realización?

 

RESPONSORIO

 

R. Cuando nuestra carne surge del agua del bautismo, dejando en ella sepultados sus antiguos delitos, * el Espíritu Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del diluvio, para ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia. Aleluya.

V. ¡Bendito sea el sacramento del bautismo, por el cual obtenemos la salvación eterna!

R. El Espíritu Santo desciende del cielo sobre ella, como la paloma del diluvio, para ofrecerle la paz, pues la antigua arca era figura de la Iglesia. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, conserva a tus fieles en continua alegría y concede los gozos del cielo a quienes has librado de la esclavitud del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...