martes, 13 de abril de 2021

Déjate sorprender por la acción del Santo Espíritu de Dios

 


Hechos 4,32-37
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno. José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa Consolado, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.
Palabra de Dios


En la primera lectura notamos que los acontecimientos de la Resurrección y Pentecostés significan propiamente el nacimiento de la Iglesia, una comunidad llena del Espíritu de Dios. San Lucas afirma en otro lugar que eran admirados y respetados como se amaban, vivían en comunión podríamos decir una comunidad perfecta ¿Quién hace posible esto? solo el Espíritu Santo de Dios quien vive en cada uno de los miembros de la comunidad ya que les da el mismo sentir y como hermanos de fe viven el evangelio.

El mensaje central de esta lectura nos lleva a preguntarnos si realmente te sientes parte de la comunidad, si no te sientes parte de la comunidad, cual puede ser la causa?  Pero porque en nuestras comunidades cristianas es tan difícil encontrar unidad desde la diversidad? 
Lo que sucede que para algunos la diversidad es sinónimo de amenaza, es más fácil que todos piensen, y actúen de la misma manera para no entrar en conflictos y en discusiones. Ahora bien, en la diversidad está la riqueza de una comunidad porque promueve el respeto, la comprensión y la aceptación. La invitación es vivir lo que creemos y que con la ayuda de la acción del Espíritu Santo hagamos vida el evangelio, que Nuestro Señor por nuestro ejemplo siga siendo signo de Esperanza y Amor para nuestra familia, para nuestra comunidad a la que pertenecemos.

Pidámosle al buen Dios que nos ayude a desarrollar y fortalecer en nosotros el respeto, la comprensión y la aceptación para que nuestra comunidad crezca y viva el evangelio.

Salmo 92 " El Señor reina, vestido de majestad "

Juan 3, 11-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."
Palabra del Señor


El evangelio hoy nos quiere enseñar que para nacer de nuevo significa confiar en la acción del Espíritu Santo que hace posible que nosotros  entendamos el misterio de Dios de la misma manera que le sucedió a la Virgen Maria.

Te has puesto a pensar … ¿Cómo podemos ver en una cruz un signo de Salvación, de Verdad, de Esperanza? ¿Cómo creer en Quién por amor está dispuesto a dar la vida y morir en la cruz? Por eso es tan importante cuando dejamos que el Espíritu Santo obre en nosotros porque Él nos abre el entendimiento para los misterios de Dios, para poder entender cómo Él actúa, como Él está presente en nuestras vidas, como Él nos habla a través de las situaciones que se nos presentan.

Es precioso ver como Nicodemo quien era un maestro de la Ley, inteligente, temeroso de Dios y abierto a las novedades teológicas busca a Jesus en la noche. Jesus le enseña a Nicodemo a dejar todos sus presupuestos aprendidos de Dios... y “nacer de nuevo”, confiar en la acción del Espíritu que ha hecho posible la Encarnación y que cada día espera paciente en nuestro corazón para que nos abramos a su Gracia. Es complicado para Nicodemo, pero también para nosotros, cristianos, “nacer de nuevo”, nacer a la novedad de Dios que se nos presenta cada día en una oferta de amor, se nos volvió costumbre y paisaje el amor y las bendiciones de Dios, se nos volvió cotidiano saber que cada año en semana santa celebramos la Pascua.

Retomo unas palabras de Santo Domingo “ El cristianismo es una persona, una persona elevada en la Cruz, una persona que se aniquiló a sí misma para salvarnos; se ha hecho pecado. Y así como en el desierto ha sido elevado el pecado, aquí que se ha elevado Dios, hecho hombre y hecho pecado por nosotros. Y todos nuestros pecados estaban allí. No se entiende el cristianismo sin comprender esta profunda humillación del Hijo de Dios, que se humilló a sí mismo convirtiéndose en siervo hasta la muerte y muerte de cruz, para servir.”

Mi amado Jesús, hoy con las palabras de Santo Domingo quiero hacer mi oración, no se entiende un cristianismo si aún no hemos podido entender que fue el mismo Hijo de Dios quien fue elevado a la cruz por nuestros pecados y Él lo hizo por amor a cada uno de nosotros.  En su rostro, en su cuerpo y en sus heridas están nuestros pecados. Quisiste ser uno como nosotros para mostrarnos el camino que nos lleva al Padre, un camino de amor hacia Dios y hacia los hombres, una vida llena de entrega y donación, una vida haciendo la voluntad del Padre. Fue por eso que fuiste exaltado en la cruz como muestra de un amor que levanta, sana, y libera. ¡Gracias por tanto amor!

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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