La celebración de la Pascua está relacionada con la liberación de los Israelitas de su excalvitud en Egipto y es la conmemoración anual más importante para el pueblo hebreo (Lv 23,5; Nm 9,1-5; 28,16; Dt 16,1-2).
En el Nuevo Testamento adquiere un significado especial para los cristianos, ya que se interpreta como figura de la obra redentora de Cristo, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn 1,29).
La Eucaristía es el memorial, presencia y profecía. Es memoria porque es el recuerdo más entrañable que tenemos de Jesús. La Eucaristía es la presencia más intensa de su amor incalculable, y es la promesa más cierta de nuestro futuro junto a él.
La Eucaristía es descanso para la vista, el oído, el paladar, el corazón y la mente.Descansa nuestra vista mirando al que es bello y fuente de belleza. Descansa nuestro oído recibiendo el eco de su palabra de gracia. Descansa nuestro paladar encontrando un sabor de amor que está lejos del hambre y del hastío. Descansa el corazón amando en la certeza de nunca ser defraudado. Descansa la mente descubriendo que la verdad última de nuestro ser es que hemos sido amados antes de ser creados, y amados para ser perdonados, y amados para tener vida eterna.
También decimos que la Eucaristía es comunión con Dios y con los hermanos. Comunión significa más que "común unión". Tener comunión es entender el lenguaje del otro; saber de qué ríe, por qué llora, qué le preocupa y cómo se le consuela.
La Eucaristía es comunión con Dios porque es vibrar con su amor por los pequeños, los pobres y los tristes; es llorar con las lágrimas de Jesús por los pecadores, los endurecidos y los crueles; es padecer con el corazón del Señor y derramar sobre el mundo gracia como la suya y mirada como la suya también. Estar en comunión es saber ir y volver del corazón del Amado. Es tener siempre una puerta abierta para el Amigo. Es cantar sus canciones y darle nuestras poesías. Es sentir que el tiempo se muere y que la eternidad amanece.
A través de este acto memorial, nosotros los creyentes reafirmamos el pacto de la alianza con Cristo. Cristo hizo este pacto entregando su propia vida y la sigue entregando en el pan y en la copa de la alianza. En la celebración de la Cena del Señor expresamos la plenitud de nuestra fe, es decir, Cristo se vuelve hacer presente, es como si nosotros fuéramos al momento del calvario y estar ante la cruz. Por eso decimos que Cristo está en medio de nosotros. Nos unimos como miembros de la familia de Dios alrededor de la mesa comunitaria. Tenemos un momento de comunión personal con el Señor. Afirmamos nuestra unidad con el cuerpo de Cristo. Proclamamos la victoria final de Jesucristo como Señor de lo creado y vencedor sobre la muerte. Renovamos nuestro pacto con Dios por medio de Jesucristo a través de la Eucaristía y esta renovación debe ser continua.
Oración por la santificación de los sacerdotes de Santa Teresita del Niño Jesús:
Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes (especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.
Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.
Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén.
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