En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Palabra de Dios
La primera lectura nos habla acerca de que Esteban hacía grandes prodigios y signos en medio del pueblo porque estaba lleno de gracia y de Poder de parte de Dios. Esteban les hablaba con gran sabiduría porque el Espíritu de Dios estaba con El.
Un verdadero discípulo de Cristo es quien escucha la voz de Dios, es quien obedece a Dios, es quien habla en Nombre de Dios sin temor, es quien deja obrar a Dios a través de su vida. Es por eso que dice la lectura que Esteban “lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo “.
Alcanzar las características de un verdadero discípulo de Cristo es un proceso que comienza con la apertura de nuestro corazón para que sea la gracia de Dios vaya inundando todo nuestro ser. A medida que estemos disponibles a esa gracia que viene de Dios nuestro ser se va llenando de la sabiduría de Dios y ya no somos nosotros quienes hablamos, sino es el mismo Dios a través de nosotros. Esteban nos da unas claves para vivir y transmitir las enseñanzas de Jesús “lleno de gracia y de poder” es el poder que da la autoridad con la que la Gracia de Dios actúa en él. Testigo y evangelizador.
Sal 118, “ Dichoso el que camina en la ley del Señor “
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Senor
Hoy la lectura Jesús nos dice” Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna “.
El ser humano es un eterno buscador de la felicidad. Es por eso que lo primero que deberíamos preguntarnos es … ¿Cuáles son mis búsquedas?
En la vida podríamos decir que nos estamos desplazando en una barca, este desplazamiento está motivado ya sea de una manera material o espiritual? ¿Cuáles son mis motivaciones? y a quien buscas?
Es necesario buscar bienes materiales pero que no sea nuestra razón de vivir. Ahora en la pandemia sí que podemos decir que muchos no la han pasado bien, hay mucho desempleo, sufrimiento, pérdidas de vidas. Jesus espera nuestra colaboración, nuestra generosidad, que no pasemos de largo ante el dolor y sufrimiento de nuestro hermano. Cada uno de nosotros tiene algo por hacer, algo en que ayudar. Jesús quien es el rostro amoroso del Padre nos pide nuestros panes y peces para compartir. Puede que hoy nos dijera: y ustedes ¿no puedes hacer algo?
Cuando dejas la tierra firme, cuando sales de tu zona de confort, es ahí donde te encuentras con Jesús, y encontrar a Jesús, es dialogar con Él. Lo más maravilloso es que Él nos ayuda a orientar nuestras búsquedas. Nos sitúa frente a nosotros mismos para dejar en descubierto cuales son nuestras verdaderas motivaciones y nos pregunta ¿por qué me buscas? ¿No has descubierto todavía que el hombre no se sacia sólo con los bienes materiales? Si hoy hay una parte de la sociedad con dificultades económicas para sobrevivir o salir adelante, hay otra parte de la sociedad en la que, a pesar de la sobreabundancia de bienes materiales, no encuentran el sentido de su vida.
Entonces qué debemos hacer? ¿Cómo dejamos que el mensaje de Jesús llegue hasta nuestro corazón? ¿Cómo dejar que su Palabra se haga vida en nuestra vida? Hay que poner en movimiento la Fe.
Poner en movimiento nuestra fe es creyendo que Jesus es el Hijo de Dios y acercarnos a Él con la confianza para que Él haga la obra en nosotros y a través de nosotros. Es en la Fe en Jesús donde acogemos su Palabra para que ella nos transforme desde la escucha, la meditación y dejando que ella obre en nosotros. Por la Fe acogemos el don de la eucaristía, como Pan de vida, alimento que nos llena de vitalidad espiritual y refuerza nuestro compromiso por vivir su Vida y construir su Reino, en sintonía con tantos hombres y mujeres que buscan también a Jesús.
Es hermoso saber lo que la gracia de Dios es capaz de hacer en un corazón enamorado de Dios.
Mi amado Jesús, no quiero que mi relación contigo se vuelva rutina, de rezos que son solo palabras, o de ritos sin sentido. Quiero buscarte y seguirte para que yo sea confrontado por ti y se revele cuál es la verdadera intención de mi búsqueda. Dame la gracia de buscarte solo a ti porque Tu eres quien le da el verdadero significado a mi vida. Tu me pones en movimiento hacia una vida que no perece, sino que va más allá. Abre mi corazón para recibir la gracia que me quieres regalar, afina mi oído para escucharte, docilidad para obedecerte y lleno de tu sabiduría podré vivir y transmitir tus enseñanzas con la gracia y el poder para ser un verdadero testigo de tu amor. Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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