Que estamos llamados a ser todo bautizado? Son tres cosas : vida, gloria y felicidad.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24 — 13, 5a
En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
Palabra de Dios.
Te has preguntado, qué es lo que debe darse en nosotros como cristianos, a que estamos llamados a ser todo bautizado? Son tres cosas : vida, gloria y felicidad. La vida nos la da el mismo Cristo “ Yo soy la vida y nada puedes hacer sin mi “ dice el Señor. Gloria, a medida que dejemos obrar el Espíritu Santo en nosotros la gloria de Dios actuará en nosotros.Felicidad, si aceptamos la voluntad de Dios, su propuesta, su plan de vida entonces alcanzaremos la felicidad que tanto buscamos. Con la vida, la gloria y la felicidad las promesas se cumplen por la muerte y resurrección de Jesucristo.
En la primera lectura notamos que la riqueza que se pone de manifiesto en la comunidad de Antioquía es signo de la presencia del Espíritu que comunica sus dones y carismas. Los dones de Dios redundan en el crecimiento de todos por la comunión fraterna. Dice San Lucas en los Hechos de los apóstoles: Había profetas y maestros. Da nombres concretos. Bernabé, Simeón, llamado Niger; Lucio, el de Cirene; Manahén... Saulo. Aquí la importancia que la comunidad escuche el Espíritu porque es el mismo Espíritu quien envía a quiénes él ha designado a una misión específica. Notemos que todo esto ocurre mientras celebran el culto, la comunidad estaba en oración. Recordemos que todas las actuaciones de Jesús están enmarcadas en un clima de oración y de verdadero culto a Dios. Movidos por el mismo Espíritu que impulsó a Jesús, los discípulos en Antioquía actúan. Es el Espíritu el que señala la misión. Lo escuchamos en la Octava de la Pascua: como el Padre me envió así os envío yo. Y como la presencia de Jesús en medio de su Comunidad acontece por la actividad del Espíritu que ha sido donado, por eso, el ejemplo de lo ocurrido en Antioquía debe iluminar lo que deberá suceder en nuestros días.
Esto es bien importante tenerlo en cuenta, nosotros no somos los que programamos, sino que debemos estar a la escucha a las inspiraciones del Espíritu. Así se asiste al Espíritu Santo que es el que suscita, inspira, sostiene y hace culminar la misión a la que somos enviados.
Salmo 66, "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben "
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50
En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».
Palabra del Señor
Jesus se presenta como la luz del mundo, y en efecto, El venció el poder de las tinieblas con su resurrección. Esto es una realidad que va unida a la presencia del Verbo encarnado.
No olvidemos que en Navidad se proclama esta verdad: el pueblo que yacía en tinieblas ha visto brillar una gran luz. Ahora en los días de la cincuentena pascual, esta afirmación de Jesús, hecha antes de su pasión, muerte y resurrección, nos hace ver la unidad del Misterio de Cristo. Ha llegado a nosotros para destruir las tinieblas, regenerarnos y hacernos partícipes de la vida que ha traído al mundo.
Jesús nos dice “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado.” , lo que significa que para creer necesitamos primero ver. En la medida que creemos, el mismo Cristo se va transfigurando, se va dejando ver comenzando con nosotros. Cuando permitimos dejar entrar a Cristo en nuestra vida, la oscuridad interior que habita en nosotros es destruida por su luz. Uno se da cuenta en acciones concretas. Por ejemplo si hacemos un recuento de nuestra manera de ser y actuar hace 20, 15 , 10 o 5 años atrás descubrimos que quizás antes éramos muy malgeniados, impacientes, groseros, pesimistas, miedosos, inseguros, tristes, desconfiados y cuando llega la presencia de Cristo a nuestra vida todas esas cosas negativas se van minimizando. Esto es porque su palabra es la Palabra pronunciada por el Padre. Jesús trae una palabra que está llena de vida, que libera, que abre el conocimiento al misterio de Dios. Todo esto nos ayuda a alcanzar lo que verdaderamente el ser humano desea en lo más profundo de su ser y para lo que fue creado, esto es lo que lo lleva a la plenitud, en otras palabras a la verdadera felicidad.
Que tu luz Señor llene todo aquello oscuro que hay en mi vida porque esas oscuridades son las que no me dejan avanzar hacia ti ni tampoco a mis hermanos. Muchas veces yo mism@ soy quien pongo el obstáculo para que tu obra redentora, sanadora y liberadora no lleguen a mi. Ayúdame a aceptar tu luz para que le des vida a mi vida. De esta manera tu iras transformando todo aquello que no solo no te agrada sino que me hace daño y que me lastima. Sana las heridas del pasado por causa de mi pecado o heridas causadas por el pecado de otros, libérame de sentimientos dañinos que aun tengo en mi corazón y no dejan brillar tu gloria. Dame la gracia del que me vea, vea tu rostro amoroso. Tu me creaste con un corazón tan grande que solo el infinito de tu amor lo podrá llenar. Llénalo de tu presencia porque te amo, mi alma te alaba y goza por haberte encontrado, mi Jesús amado, Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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