viernes, 16 de abril de 2021

Jesus nos quiere enseñar su plan de vida desde la experiencia de la vida.



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 34-42

En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.
Palabra de Dios


Una de las cosas que personalmente siempre tengo presente es esta frase “ Si esto es la voluntad de Dios, entonces no solo se comenzara sino que además perdurará en el tiempo”. Hay muchos planes y proyectos que comienzan, ideas que son muy buenas, prometedoras, pero cómo saber si esa es la voluntad de Dios o es nuestro capricho? Recuerda hacer buen discernimiento y segundo los proyectos que perduran en el tiempo es porque ahí está la presencia de Dios, Él está dando su bendición.

Lo expresado por Gamaliel maestro de la ley judía, parece ser cómo una invitación a una reflexión serena, para que comprendan y entiendan, cómo se puede escuchar, y por tanto dejar que se anuncie la Resurrección de Jesús.
En esta segunda semana de Pascua seguimos escuchando las diversas situaciones por las que pasaron los discípulos después de vivir la experiencia de la nueva presencia de Jesús, junto a ellos. Esa presencia y la fuerza del Espíritu, les llena de valor y de una fuerza, que ni ellos mismos se creían. El atrevimiento y la valentía llamaban la atención.

Y es que un corazón que ha experimentado una profunda experiencia del amor con Cristo su actitud cambia por completo y cada día será transformado si no volvemos nuestra relación con el Señor rutinaria.  En mi caso, por ejemplo, desde el 2008 fui empezando a dar mis primeros pasos en el camino de la conversión por la gracia de Dios. Este caminar con el Señor me ha llevado a llevar su mensaje a otros en medio de redes sociales, hacer parte de ser servidora de la Iglesia en la evangelización y enseñar la doctrina de nuestra Iglesia católica a otros. Esto ha sido un proceso lento, progresivo y enriquecedor. Solo los resucitados en Cristo entendemos las palabras de Pablo “ Estamos urgidos en dar la buena noticia”.  Esta experiencia nos da valentía y coraje para seguir llevando más corazones a los pies de Cristo. Sin importar insultos, persecuciones, desprecios, burlas. Un corazón enamorado de Cristo no puede callar la buena noticia que trae el resucitado, porque Él está vivo!

Salmo 26 “ Una cosa pido al Señor: habitar en su casa “

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor


Hemos visto a Jesus quien sana a los enfermos, enfermedades físicas, psíquicas, del alma. Hoy lo vemos saciando el hambre físico de la multitud. Sus milagros no están motivados  para conseguir más seguidores, su motivación es que siente compasión. Jesus no fue indiferente ante el sufrimiento de las personas, El movido por su compasión, invito a compartir.

Este signo o milagro en San Juan sirve al evangelista para el discurso donde Jesús se identifica como el pan de vida. Quizá por eso la liturgia nos lo ponga en este tiempo pascual, pues la presencia del Resucitado la descubrieron en el partir y compartir el pan, es decir en la Eucaristía. Pero también nosotros celebramos la Eucaristía cada vez que compartimos el pan con los que lo necesitan porque Jesus está presente en el sufriente.

Jesus quiere enseñar a sus discípulos que su plan de vida es desde la experiencia de la vida. Es por eso que Jesús invita a sus discípulos a que descubran lo que tienen, no solo ellos, sino todos los que están reunidos. Todos son bienvenidos, y esta bendición les llega a todos y les sobra.  Muchas veces en nuestra vida hemos experimentado esta realidad. Poner en común lo que se tiene para el servicio de los demás tiene efecto multiplicador, siempre que sea como una exigencia de compasión. Una exigencia de humanización es demostrar nuestro seguimiento de Jesús.

En este tiempo de pandemia Jesús nos invita a descubrir su plan de vida desde la experiencia de la vida. Lo segundo Jesús nos invita a que descubramos lo que tenemos, como lo podemos compartir, y además que seamos incluyentes y no excluyentes, la bendición es para todos.  

Nuestra misión es de servicio a la humanidad y prestamos el servicio, cuando somos conscientes de cuáles son las necesidades de las personas, en qué situaciones están nuestros hermanos y hermanas, cuáles son nuestros medios. Algunos por ejemplo no podrán económicamente colaborar porque no tienen ni para ellos, pero sí pueden levantar una oración por los que están frente a la batalla contra esta pandemia. Tenemos que quitar nuestros miedos y egoísmos y responder, como Jesús, desde la compasión y la generosidad. Ese es el signo que estamos llamados a realizar. Contamos con la ayuda de Dios Padre, como Jesús que contó con la ayuda del Padre Dios.

Mi amado Señor, como es de grande tu sabiduría que desde la experiencia de vida nos quieres enseñar tu plan de vida.  Es por eso que me dices “ deja de quejarte”, hay muchos que están en menos condiciones que tú. Te he dado la vida, la salud, todos los regalos que has recibido es por mi gracia y lo que necesito es que tu salgas de ti mism@ para que compartas lo que tienes con los demás. Eso es también celebrar la eucaristía cada vez que compartes con los demás, cada vez que incluyes a los que no piensan igual que tu. No digas que no tienes nada para ofrecer, yo tu Dios soy generoso y a todos les doy. Mi gran enseñanza es que ames y que sirvas a quienes yo te pongo en el camino, deja tu indiferencia, lo mínimo y lo más grande que puedes hacer es orar por ellos. Deja a un lado tus miedos y el egoismo, responde como mi Hijo Jesus, desde la compasión y la generosidad. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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