lunes, 12 de abril de 2021

Hay algo nuevo por hacer, y se llenaron del Espíritu Santo...



Hechos 4,23-31

En aquellos días, puestos en libertad, Pedro y Juan volvieron al grupo de los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oírlo, todos juntos invocaron a Dios en voz alta: "Señor, tú hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen; tú inspiraste a tu siervo, nuestro padre David, para que dijera: "¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías." Así fue: en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, tu Ungido, para realizar cuanto tu poder y tu voluntad habían determinado. Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan, y da a tus siervos valentía para anunciar tu palabra; mientras tu brazo realiza curaciones, signos y prodigios, por el nombre de tu santo siervo Jesús."
Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios.
Palabra de Dios


No es fácil denunciar la mentira, la corrupción como tampoco dejarse absorber por los antivalores de este mundo. Ir en contra de la corriente significa terminar en soledad porque te rechazan,  puede también suceder que duden de la verdad que se anuncia porque hay unos más poderosos que tú, recuerda que los hijos del mal son más astutos que los hijos del bien. A los discípulos y a los apóstoles les sucedió lo mismo.  No fue fácil afrontar la realidad en la que se encontraban. Cuestionar a las autoridades, puede ser encuadrado como atrevimiento e imprudencia. Pero la experiencia de Jesús resucitado y la fuerza del Espíritu los lanza a actitudes que por sí mismos nunca hubieran adoptado.

Una de las cosas que siempre me ha dado ánimo de desenmascarar la corrupción, la deshonestidad  y la mentira es porque si soy hij@ amad@ por Dios, debo de ser coherente con lo que Jesus nos invita y es llevar la luz, la verdad, hacer justicia y hablar por aquellos que no tienen voz. Mi escudo es el Señor, y por eso no debo temer a nada ni a nadie.

Esta primera lectura nos muestra cuál fue la actitud de Pedro y Juan una vez que regresaron a la comunidad: relatar lo que les había ocurrido en el encuentro con los sumos sacerdotes y ancianos. Ante esa situación que estaban viviendo se pusieron a orar. Una  oración a la luz de la Palabra. Una oración de intercesión para ser fortalecidos y continuar predicando, anunciando a Jesucristo. No podemos pedir a Dios que las dificultades y problemas desaparezcan para poder vivir y anunciar el reino de Dios con tranquilidad. Hay que ir aceptando los obstáculos y dificultades que se nos presenten con paz y en oración. No olvidemos que nuestra pelea no es sol@, Cristo está a nuestro favor.

Salmo 2 " Dichosos los que se refugian en ti, Señor."

Juan 3,1-8
Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: "Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él." Jesús le contestó: "Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios." Nicodemo le pregunta: "¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?" Jesús le contestó: "Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: "Tenéis que nacer de nuevo"; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu."
Palabra del Señor


El evangelio es la continuación de la primera lectura. Ella nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud creyente ante las dificultades de vivir y anunciar a Jesús como el Hijo de Dios. Una actitud que pasa por nuestra conversión continua y permanente al Evangelio, conversión personal, social, cultural. Acogiendo el viento del Espíritu en nuestras vidas, se hace posible el fortalecimiento del reino de Dios entre nosotros. La osadía de ir al encuentro personal con Jesús, aunque sea de noche, para contrastar inquietudes, preocupaciones y esperanzas, es el camino para fortalecer nuestra vida de fe.

Esto fue lo que le sucedió a Nicodemo. Él hacía parte del Sanedrín y tenía cierta autoridad y posición social. Probablemente él hacía parte del grupo de personas que se sentían atraídas por Jesús, fácilmente las palabras de Jesús lo cuestionaban, eras palabras que lo llevaban a buscar respuestas más de fondo que de forma.

De pronto habemos muchos Nicodemos…. entonces preguntate …  Porque Jesús me atrae?, cuando busco sus respuestas ¿ es con qué fin?
No podemos quedarnos solamente en una experiencia que inquieta, que atrae, que nos interpela y nos hace sentir bien. Es necesario dar el paso de la fe, es imprescindible “nacer de nuevo” para que el reino de Dios se haga presente en nuestra realidad y para ello hay que asumir una nueva forma de vivir que brota del Espíritu y que ésta sea acogida con amor en la propia vida.

Sin embargo, Nicodemo no consigue comprender a Jesús. Por eso responde dentro de los límites de su comprensión: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?

Un salto de Fe no es el resultado de una respuesta humana, es la consecuencia del encuentro personal con Dios. Cuando tu conoces a quien has puesto tu confianza por Fe aceptas todo lo que venga de parte de Él. La fidelidad es la sumatoria de la confianza, la confianza nace y crece cuando lo conoces, la confianza nos da la valentía de seguir y perseverar a pesar de que el futuro sea incierto. La accion del Espiritu Santo es quien nos ayuda a tener la experiencia del amor de Dios, desde conocerlo, y nos da la fuerza para permanecer en Él. Por eso, la Pascua, y cada día de nuestra vida, es una oportunidad para nacer de nuevo y permitir que el Reino de Dios sea posible entre nosotros.

Jesús hoy me pides que de un salto de fe, que no me quede en una fe superficial sino que vaya a fondo, buscando respuestas que me lleven a una nueva forma de vivir de esta manera mi fe tendrá raíces profundas. Ayúdame a buscarte dentro de mí, a silenciar mi corazón para poder conocerte a través de la Palabra. Al conocerte crecerá en mí la confianza en ti y se desarrollará la valentía para seguirte y permanecer contigo hasta el final. Que por la acción del Espíritu Santo pueda tener la experiencia maravillosa del resucitado cada día de mi vida, porque cada día es una oportunidad para nacer de nuevo y permitir que el Reino de Dios sea posible entre nosotros. ¡Aleluya!

Dios te bendiga

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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