“En el corazón de Dios estamos nosotros antes que nuestras equivocaciones”. Papa Francisco
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 — 2, 2
Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios
En el día de ayer decíamos que Jesus es la luz, ese es uno de los tantos atributos que tiene Dios. Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. Cuando miramos a Dios, con su misma luz que nos regala, descubrimos lo que hay en su corazón. Esa es la importancia de acercarnos a la fuente de la luz, a la fuente de amor. Cuando nos acercamos a la luz de Dios esto nos ayuda a descubrirnos a nosotros mismos. Lo digo porque aquel que dice que conoce al Señor y no obedece lo que Él nos pide es un mentiroso y además no conoce a fondo a Dios, dice conocerlo pero no ha entendido su mensaje de amor.
Esa intimidad entre Dios y nosotros nos hace reconocer lo que y quienes realmente somos y también saber que Dios ofrece su perdón. Ante el tribunal del Padre tenemos al mejor abogado del mundo, el que saber presentar y defender ante Dios nuestra situación mejor que nadie. “Tenemos abogado ante el Padre, a Jesucristo, el Justo”. “Él es víctima de propiciación por nuestros pecados. Y no solo por los nuestros, sino por los del mundo entero”. Nuestra situación es bien especial. El Juez que nos va a jugar es nuestro Padre Dios y nuestro abogado defensor es Jesucristo. No podemos pedir más.
Salmo 102, “ Bendice, alma mía, al Señor “
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor
Hoy el evangelio nos presenta una escena de Jesús agradeciendo al Padre. El primer agradecimiento de Jesús es que él revela sus cosas, sus secretos no a los sabios y discretos sino a los pequeñuelos, por los que Jesús siente especial cariño, son sus preferidos. A renglón seguido nos dice que para conocer al Padre, tenemos que ir a donde Él, “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo”. Jesús vino hasta nosotros para aclararnos quién es nuestro Dios. Nos lo dio a conocer no solo con sus palabras, hablándonos de Él, sino también con su vida, como le aseguró al apóstol Felipe: “Felipe quien me ve a mí ve al Padre”. Los rasgos de Jesús son los rasgos de Dios Padre.
Una de las cosas que me encanta recordar es la humanidad de Cristo, porque esto nos hace ver otra perspectiva de la relación con El. A todos nos ha pasado que cuando estamos en una dificultad y la compartimos con alguien que pasó por la misma situación uno siente que la otra persona lo entiende al 100%. Jesús desde su humanidad nos entiende al 100%, el sintió soledad, tristeza, cansancio, rechazo, miedo, todo lo que siente un ser humano. Jesús, que viene como siempre en nuestra ayuda, quiere que salgamos victoriosos de nuestros agobios y cansancios. Para ello, nos invita a que sigamos sus pasos “aprended de mí”, que le imitemos, que carguemos con su “blando yugo y su carga ligera”. Su yugo y su carga es siempre el amor…y quien camine con el amor en su corazón, quien se deje guiar por el amor, aunque se encuentre con situaciones dolorosas, el amor las volverá suaves y ligeras. El amor tiene esa capacidad, hasta lo más doloroso y costoso, como puede ser la cruz para Cristo, lo vuelve blando y ligero… porque el amor siempre lleva dentro de sí la alegría, el gozo de hacer lo que hay que hacer en cada instante. Como dice la canción “ amarte hasta el extremo “.
Mi amado Jesus, que por tu misericordia Tu luz me alcance para que yo te pueda conocer a fondo y ver el corazón de nuestro Padre Dios. Un amor que se hizo carne para poder sentir lo que yo siento, para tocarnos, y estar cercano a nuestra necesidades. Necesito tener esa misma intimidad que tu tuviste con Dios para que no solo conozca a profundidad al Padre sino también para reconocer quien realmente soy. Así como tengo virtudes también con tristeza debo confesar que tengo pecados, pero Tu desde tu amor sigues una y otra vez confiando en mi, dandome una y otra vez oportunidades para que vuelva al camino, a la casa del Padre. Ayúdame a crecer más en tu amor para hacer lo que hay que hacer en cada instante inspirados por Tu Espíritu Santo. Qué bondad tienes por cada uno de nosotros, gracias por interceder ante el Padre de los cielos por eso cada día es una nueva oportunidad para mejorar y ser mejor hij@ de Dios, y con la confianza que siempre estaré en el corazón de Dios te entrego mis días, mis planes y mi vida, Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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