viernes, 22 de octubre de 2021

El Señor hasta hace embellecer nuestras imperfecciones por la gracia.

 


El Señor hasta hace embellecer nuestras imperfecciones por la gracia.


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 7, 18-24
Hermanos:
Sé que lo bueno no habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer está a mi alcance, pero hacer lo bueno, no. Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo. Y si lo que no deseo es precisamente lo que hago, no soy yo el que lo realiza, sino el pecado que habita en mí.
Así, pues, descubro la siguiente ley: yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está a mi alcance es hacer el mal. En efecto, según el hombre interior, me complazco en la ley de Dios; pero percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
¡Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!
Palabra de Dios


Salmo 118,66.68.76.77.93.94 R/. Instrúyeme, Señor, en tus decretos


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede.
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».
Palabra del Señor


Pablo es honesto consigo mismo y su transparencia ante la comunidad lo hace un ser creíble.  Pablo es muy dado a hablar en 1ª persona, no por querer ser el centro o el modelo, sino para mostrar cuál es nuestra condición. Una parte de nosotros anhela hacer el bien, por otra, la “carne” le lleva a rebajar las expectativas de vida espiritual y tira de él hacia abajo, propio de la debilidad humana.

El ser humano es alma y cuerpo, se pensaría que una en la oposición de la otra lo cual no es verdad, una ayuda a la otra. Asociamos el cuerpo como debilidad y fragilidad física y moral que lleva al hombre al pecado. Cuando hablamos del alma es santidad, divinidad, pureza. El alma y el cuerpo están directamente relacionadas porque cuando el alma es alimentada por el ser divino que es Dios, nuestro cuerpo es guiado por El mismo y será morada o habitada por el Espíritu Santo

Esa tensión es propia del ser humano, de cada uno, y esa es nuestra pequeña lucha diaria. Una lucha que no debe llevarnos a la angustia y a la desesperanza al no conseguir vivir en un estado de perfección como buenos discípulos de Jesús. Aceptarla es parte del vivir cristiano. Ser conscientes de que no todo en nosotros es anhelo espiritual, sino que también hay actitudes negativas que nos hacen pisar con los pies en la tierra, conscientes del barro del que estamos hecho.

Un barro que se dignifica dejándose trabajar interiormente por la Palabra, por los compromisos, por el servicio, por la utilidad de la vasija que somos. A veces la vasija se resquebraja y hay que rellenar esas ranuras con la gracia de Dios para poder seguir siendo útiles. La sabiduría japonesa llama “kintsugi” (carpintería dorada) a la técnica de rellenar con oro las ranuras o roturas que en una vasija de madera se producen. Es una forma de embellecer y conservar el utensilio y seguir utilizándolo, es, dentro de la filosofía japonesa, embellecer las imperfecciones.
Lo mismo hacemos los cristianos: reparamos las fisuras de nuestro interior con el oro de la gracia para seguir sirviendo, amando, siendo útiles para ser utilizados en favor del bien de los demás. Cada uno con su profesión, con su vocación de persona y de cristianos. Nada es desechable por Dios en nosotros. Él lo transforma, embellece y le da luminosidad y utilidad hasta que llegue nuestro tiempo de entrega total.

Tanto el salmo como el evangelio nos habla de la importancia que tiene que Dios nos instruya en sus decretos. Si Él nos instruye y nosotros humildemente lo aceptamos entonces seremos capaces de descubrir sus signos, tendremos buen juicio, conocimiento y tomaremos decisiones conforme a su voluntad . Los preceptos de Dios nunca nos van a limitar, a esclavizar y volver seres infelices. Sus sabios consejos nos dan vida. Cuidado en caer como necios y creer que todo la sabemos y que no tenemos nada que aprender.

Yo no se porque algunos creemos que si el otro tiene mejores ideas es mi enemigo, o en el caso si hay una diferencia en pensamientos y tomas de decisión el otro se convierte en enemigo.  Cómo a veces caemos en encerrarnos en nuestras ideas.A veces tenemos razón pero otras veces es el otro quien tiene mejor idea, pero nuestro orgullo no nos deja aceptar que el otro sea mejor que yo. Las ideas hay que exponerlas con sabiduría paciente, puede llevar a buen término. Ello no significa sumisión o cesión de todo para que el otro quede por encima. No. Es enriquecimiento mutuo y sabiduría temporal.

Jesús nos invita a llegar a un acuerdo con el enemigo mientras se va de camino antes de llegar al juez; cultivar el diálogo donde ambas partes llegan a acordar siempre con el corazón y con la mente no airada, sino lúcida, esa es la mejor manera de solucionar los conflictos.

Mi amado Jesus, tu amor es tan inmenso que no importa cual sea mis imperfecciones tu aprovechas esas debilidades para transformarlas y ser un signo del poder de Dios, es por eso  que mis ranuras de esta vasija de barro que es mi vida Tu no la desechas sino que la embelleces con tu amor. Restaurame y saname Señor de las fisuras interiores de mi alma porque de lo contrario esas heridas seguirán lastimando a los que están cerca de mi. Dame la gracia de que yo permita que me instruyas para tener buen juicio, conocimiento y poder tomar decisiones según la voluntad de Dios. Gracias Señor por tanto amor, por tu paciencia, por no desecharme a pesar de mis incoherencias, por transformar mi vida, por embellecerla y darle luminosidad y utilidad hasta que llegue el tiempo de entrega total. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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