viernes, 15 de octubre de 2021

¿Por qué es tan importante la gracia de Dios?

 


¿Por qué es tan importante la gracia de Dios?


Primera lectura
Romanos 4,1-8
Hermanos: Veamos el caso de Abrahán, nuestro progenitor según la carne. ¿Quedó Abrahán justificado por sus obras? Si es así, tiene de qué estar orgulloso; pero, de hecho, delante de Dios no tiene de qué. A ver, ¿qué dice la Escritura?: "Abrahán creyó a Dios, y esto le valió la justificación." Pues bien, a uno que hace un trabajo el jornal no se le cuenta como un favor, sino como algo debido; en cambio, a éste que no hace ningún trabajo, pero tiene fe en que Dios hace justo al impío, esa fe se le cuenta en su haber. También David llama dichoso al hombre a quien Dios otorga la justificación, prescindiendo de sus obras: "Dichoso el hombre que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le cuenta el pecado."
Palabra de Dios

Salmo 31 “ Tu eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación”.

Evangelio del día
Lucas 12,1-7
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones."
Palabra del Señor


La primera lectura de estos días nos invita a considerar el misterio maravilloso de la gracia. La gracia es el regalo que Dios nos da a cada uno para que nos sintamos verdaderos hijos e hijas amadas por Él y a la vez herederos del cielo. La gracia santificante es una cualidad que hace subir de categoría al hombre dándole como una segunda naturaleza superior. Es como una semilla de Dios. La comparación es de San Juan.

La gracia de Dios cuando se desarrolla en el alma produce una vida en cierto modo divina, como si nos pusieran en las venas una inyección de sangre divina. La gracia santificante es la vida sobrenatural del alma. Se llama también gracia de Dios. La gracia santificante nos transforma de modo parecido al hierro candente que sin dejar de ser hierro tiene las características del fuego.

La gracia de Dios es lo que más vale en este mundo. Nos hace participantes de la naturaleza divina. Esto es una maravilla incomprensible, pero verdadera. Es como un diamante oculto por el barro que lo cubre. La gracia es un diamante que no se ve a simple vista.

La gracia nos hace participantes de la naturaleza divina, pero no nos hace hombres-dioses como Cristo que era Dios, porque su naturaleza humana participaba de la personalidad divina, lo cual no ocurre en nosotros. Dios al hacernos hijos suyos y participantes de su divinidad nos pone por encima de todas las demás criaturas que también son obra de Dios, pero no participan de su divinidad.

Cuando vivimos en gracia santificante somos templos vivos del Espíritu Santo. La gracia santificante es absolutamente necesaria a todos los hombres para conseguir la vida eterna. La gracia se pierde por el pecado grave. En pecado mortal no se puede merecer. Es como una losa caída en el campo. Debajo de ella no crece la hierba. Para que crezca, primero hay que retirar la losa. Estando en pecado mortal no se puede merecer nada.

Quien ha perdido la gracia santificante no puede vivir tranquilo, pues está en un peligro inminente de condenarse. La gracia santificante se recobra con la confesión bien hecha, o con un acto de contrición perfecta, con propósito de confesarse. El perder la gracia santificante es la mayor de las desgracias, aunque no se vea a simple vista. Sin la gracia de Dios toda nuestra vida es inútil para el cielo. Por fuera sigue igual, pero por dentro no funciona: como una bombilla sin corriente eléctrica. Dice San Agustín que como el ojo no puede ver sin el auxilio de la luz, el hombre no puede obrar sobrenaturalmente sin el auxilio de la gracia divina.

En el orden sobrenatural hay esencialmente más diferencia entre un hombre en pecado mortal y un hombre en gracia de Dios, que entre éste y uno que está en el cielo. La única diferencia en el cielo está en que la vida de la gracia -allí en toda su plenitud- produce una felicidad sobrehumana que en esta vida no podemos alcanzar. Esta vida es el camino para la eternidad. Y la eternidad, para nosotros, será el cielo o el infierno. Sigue el camino del cielo el que vive en gracia de Dios. Sigue el camino del infierno el que vive en pecado mortal.

Si queremos ir al cielo, debemos seguir el camino del cielo. Querer ir al cielo y seguir el camino del infierno, es una necedad. Sin embargo, en esta necedad incurren, desgraciadamente, muchas personas. Algún día caerán en la cuenta de su necedad, pero quizá sea ya demasiado tarde.

Esta reflexión es del P. Jorge Loring, SJ, aunque hemos adaptado la numeración. Este texto se encuentra en el capítulo 42 de su maravillosa obra "Para Salvarte", que puede comprarse en diversas librerías católicas y también leerse en Internet. El enlace es: http://www.multimedios.org/docs/d000735/index.html

Gracias mi Señor porque en esta semana me haz enseñado cada dia 5 cosas:
1 día. La importancia de la Fe y que esta debe llegar a todas las naciones
2 día. Un mundo sin Dios es un caos.
3 dia. La sabiduría Divina trae grandes lecciones para nuestra vida personal y de fe. No solo es importante conocer la voluntad de Dios sino que también hay que obrar según su voluntad.
4 dia. Dios es misericordioso y justo es por eso que nos envía a su Hijo para mostrarnos el camino; pero si seguimos a espaldas a Él y a sus mandatos, Él mismo nos pedirá cuentas.
5 dia. El regalo de la gracia de Dios, eso es la fe.
Gracias Señor porque me dejaste tu Santo Espíritu y es Él obrando en mí a través de sus dones que puedo yo tener una vida en gracia que nos hace participantes de la naturaleza divina. Detrás de todo este barro que tengo por causa del pecado Tu gracia hace posible que brille ese diamante oculto que tú has puesto en mi. Quiero ser un templo vivo del Espíritu Santo para poder alcanzar la vida eterna que tú me has prometido. Ayúdame Señor para que en este peregrinar pueda ser Tu luz iluminando el camino de los demás porque yo no solo quiero llegar al cielo, sino que todos necesitamos llegar al cielo. Como decía el padre Pío de Pietrelcina “ No dejes que yo entre al cielo hasta que todos mis hij@es espirituales entre allí”. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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