martes, 19 de octubre de 2021

Vigilancia desde el servicio, vivir sin apegos y ser capaces de vivir desde el amor fraternal y comprometido con el otro.

 


Vigilancia desde el servicio, vivir sin apegos y ser capaces de vivir desde el amor fraternal y comprometido con el otro.


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5,12.15b.17-19.20b-21
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...
Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos. Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.
Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la muerte, así también reinará la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.
Palabra de Dios


La primera lectura Pablo nos recuerda que así como entró el pecado por Adan, también llegó la gracia por Jesucristo.

Todos nosotros hemos sido creados para ser libres de las ataduras de la tentación y del pecado. Dios no quiere vernos sufriendo, con caras tristes, cansados, agobiados, y desanimados. Cuando el ser humano se aleja de Dios va perdiendo su paz, la alegría, el gozo, el gusto por la vida. Dios desde el comienzo creó al hombre justo e inocente pero al ver como el pecado se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron, entonces Dios decidió desde su misericordia a rescatar la humanidad y por eso envió a su único Hijo, en quien resplandece la benevolencia, la gracia y el don de Dios. Y si por el pecado de uno comenzó el reino de la muerte, por Jesucristo nuestro Señor, reinará la gracia, que es la salvación y la vida.

San Pablo está llamando a la comunidad de Roma y a cada uno de nosotros a abandonar el pecado, a vivir conforme al ejemplo de Jesús. Jesus es el camino que nos lleva a la verdadera felicidad y prosperidad, Él es nuestro hermano mayor.  Jesus nos muestra un nuevo sentido, otra dimensión para nuestras vidas. Como hijos e hijas amados por Dios estamos invitados  a una nueva humanidad. Con Cristo estamos llamados al reino de la gracia, de la salvación y la vida eterna. Esta fe en Jesús nos fortalece para superar la tentación, para no recaer en el pecado. Y así cobra sentido nuestra oración continua, “no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal”. Esta comunión con la gracia divina nos hará crecer en la fe y fortalecerá nuestra esperanza en el amor de Dios.

Salmo 39,7-8a.8b-9.10.17 R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tú voluntad

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan,a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
Palabra del Señor


El evangelio nos invita a ejercitar la virtud de la vigilancia, pero Jesus nos dice como debe ser esa vigilancia, una vigilancia activa desde el servicio, sin apegos a las cosas terrenales y esperando con fervor la llegada del Señor.

El amo valora tanto la vigilancia de sus criados que “se ceñirá las ropas de servicio, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles”, reconociendo así que no sólo son dignos de confianza sino que se han convertido en su familia por su fidelidad. El servicio hacia los demás nos lleva a acercarnos al otro, a escuchar y poder conocer un poco más acerca de su vida, a caminar juntos y hacer juntos un camino. También a través del otro Dios nos habla, el otro empieza a ser parte de mi historia, posiblemente hay cosas en las que seremos afines y otras no,  pero en esas dificultades es donde el mismo Dios nos quiere enseñar cuales son las virtudes en que debo crecer. Por eso es tan importante el servicio, estar en contacto con los demás y vivir la fe con la comunidad.

La segunda clave es vivir sin apegos, tenemos que aprender a depositar nuestra confianza solo en Dios.  Dios está a nuestro favor y El nunca falla, Él sabe que darnos y que nos debe quitar, que nos hace bien y que nos empobrece. Estamos llamados a ser felices, pero no de forma individual y solitaria. Nuestra felicidad consiste en encontrar nuestra plenitud como personas, como hijos de Dios, el otro me tiene que importar. Por eso, el dolor, el sufrimiento o la desgracia ajena no puede dejarnos indiferentes.

La tercera clave es esperar con fervor la llegada del Señor, el fervor no es solo la comunión de manera vertical, Dios conmigo y yo con El, nuestro fervor es ser capaces de vivir desde el amor fraternal y comprometido con el otro. No podemos seguir practicando tantas religiosidades exteriores, y nuestro corazón lejos del Señor. El dolor del mundo es nuestro dolor, del que Jesús vino a liberarnos. El mal del mundo es un problema a combatir, a desterrar, una lucha en que tenemos que implicarnos, porque Dios nos ha liberado para superar esa vieja humanidad.

Mi amado Jesús, qué importancia es estar vigilantes en mi vida de fe porque es la manera como voy a crecer en mi vida espiritual. Tu haces camino conmigo para que yo aprenda como es de diferente una vida junto a ti. Tu le das el verdadero significado a mi existir, le das otra dimensión a mi ser en dirección a crecer el Reino de Dios en esta tierra. Gracias Señor por las personas que pones en mi camino porque ellas hacen parte de mi historia, gracias por su compañía porque en los momentos que me siento sin fuerzas ellas son las que me levantan y  también a través de los conflictos es donde necesito crecer en virtudes.Me hiciste libre por eso no permitas que los apegos me limiten avanzar hacia ti. Dame la gracia Divina que me haga crecer en la fe y fortalecer mi esperanza en el amor de Dios a través de mis hermanos en el servicio, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea Alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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