sábado, 29 de junio de 2019
Lectio Divina
DIOS PUEDE SER HALLADO EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE
La salud corporal es un bien para el hombre; pero lo que interesa no es saber el porqué
de la salud, sino el poseerla realmente. En efecto, si uno explica los beneficios de la salud,
mas luego toma un alimento que produce en su cuerpo humores malignos y
enfermedades, ¿de qué le habrá servido aquella explicación, si se ve aquejado por la
enfermedad? En este mismo sentido hemos de entender las palabras que comentamos, o
sea, que el Señor llama dichosos no a los que conocen algo de Dios, sino a los que lo
poseen en sí mismos. Dichosos, pues, los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Y no creo que esta manera de ver a Dios, la del que tiene el corazón limpio, sea una
visión externa, por así decirlo, sino que más bien me inclino a creer que lo que nos sugiere
la magnificencia de esta afirmación es lo mismo que, de un modo más claro, dice en otra
ocasión: El reino de Dios está dentro de vosotros; para enseñarnos que el que tiene el
corazón limpio de todo afecto desordenado a las criaturas contempla, en su misma belleza
interna, la imagen de la naturaleza divina.
Yo diría que esta concisa expresión de aquel que es la Palabra equivale a decir: "Oh
vosotros, los hombres en quienes se halla algún deseo de contemplar el bien verdadero,
cuando oigáis que la majestad divina está elevada y ensalzada por encima de los cielos,
que su gloria es inexplicable, que su belleza es inefable, que su naturaleza es
incomprensible, no caigáis en la desesperación, pensando que no podéis ver aquello que
deseáis".
Si os esmeráis con una actividad diligente en limpiar vuestro corazón de la suciedad con
que lo habéis embadurnado y ensombrecido, volverá a resplandecer en vosotros la
hermosura divina. Cuando un hierro está ennegrecido, si con un pedernal se le quita la
herrumbre, en seguida vuelve a reflejar los resplandores del sol; de manera semejante, la
parte interior del hombre, lo que el Señor llama el corazón, cuando ha sido limpiado de las
manchas de herrumbre contraídas por su reprobable abandono, recupera la semejanza
con su forma original y primitiva y así, por esta semejanza con la bondad divina, se hace
él mismo enteramente bueno.
Por tanto, el que se ve a sí mismo ve en sí mismo aquello que desea, y de este modo
es dichoso el limpio de corazón, porque al contemplar su propia limpieza ve, como a
través de una imagen, la forma primitiva. Del mismo modo, en efecto, que el que
contempla el sol en un espejo, aunque no fije sus ojos en el cielo, ve reflejado el sol en el
espejo, no menos que el que lo mira directamente, así también vosotros -es como si dijera
el Señor-, aunque vuestras fuerzas no alcancen a contemplar la luz inaccesible, si retornáis
a la dignidad y belleza de la imagen que fue creada en vosotros desde el principio,
hallaréis aquello que buscáis dentro de vosotros mismos.
La divinidad es pureza, es carencia de toda inclinación viciosa, es apartamiento de todo
mal. Por tanto, si hay en ti estas disposiciones, Dios está en ti. Si tu espíritu, pues, está
limpio de toda mala inclinación, libre de toda afición desordenada y alejado de todo lo que
mancha, eres dichoso por la agudeza y claridad de tu mirada, ya que, por tu limpieza de
corazón, puedes contemplar lo que escapa a la mirada de los que no tienen esta limpieza,
y, habiendo quitado de los ojos de tu alma la niebla que los envolvía, puedes ver
claramente, con un corazón sereno, un bello espectáculo. Resumiremos todo esto diciendo
que la santidad, la pureza, la rectitud son el claro resplandor de la naturaleza divina, por
medio del cual vemos a Dios.
de la salud, sino el poseerla realmente. En efecto, si uno explica los beneficios de la salud,
mas luego toma un alimento que produce en su cuerpo humores malignos y
enfermedades, ¿de qué le habrá servido aquella explicación, si se ve aquejado por la
enfermedad? En este mismo sentido hemos de entender las palabras que comentamos, o
sea, que el Señor llama dichosos no a los que conocen algo de Dios, sino a los que lo
poseen en sí mismos. Dichosos, pues, los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Y no creo que esta manera de ver a Dios, la del que tiene el corazón limpio, sea una
visión externa, por así decirlo, sino que más bien me inclino a creer que lo que nos sugiere
la magnificencia de esta afirmación es lo mismo que, de un modo más claro, dice en otra
ocasión: El reino de Dios está dentro de vosotros; para enseñarnos que el que tiene el
corazón limpio de todo afecto desordenado a las criaturas contempla, en su misma belleza
interna, la imagen de la naturaleza divina.
Yo diría que esta concisa expresión de aquel que es la Palabra equivale a decir: "Oh
vosotros, los hombres en quienes se halla algún deseo de contemplar el bien verdadero,
cuando oigáis que la majestad divina está elevada y ensalzada por encima de los cielos,
que su gloria es inexplicable, que su belleza es inefable, que su naturaleza es
incomprensible, no caigáis en la desesperación, pensando que no podéis ver aquello que
deseáis".
Si os esmeráis con una actividad diligente en limpiar vuestro corazón de la suciedad con
que lo habéis embadurnado y ensombrecido, volverá a resplandecer en vosotros la
hermosura divina. Cuando un hierro está ennegrecido, si con un pedernal se le quita la
herrumbre, en seguida vuelve a reflejar los resplandores del sol; de manera semejante, la
parte interior del hombre, lo que el Señor llama el corazón, cuando ha sido limpiado de las
manchas de herrumbre contraídas por su reprobable abandono, recupera la semejanza
con su forma original y primitiva y así, por esta semejanza con la bondad divina, se hace
él mismo enteramente bueno.
Por tanto, el que se ve a sí mismo ve en sí mismo aquello que desea, y de este modo
es dichoso el limpio de corazón, porque al contemplar su propia limpieza ve, como a
través de una imagen, la forma primitiva. Del mismo modo, en efecto, que el que
contempla el sol en un espejo, aunque no fije sus ojos en el cielo, ve reflejado el sol en el
espejo, no menos que el que lo mira directamente, así también vosotros -es como si dijera
el Señor-, aunque vuestras fuerzas no alcancen a contemplar la luz inaccesible, si retornáis
a la dignidad y belleza de la imagen que fue creada en vosotros desde el principio,
hallaréis aquello que buscáis dentro de vosotros mismos.
La divinidad es pureza, es carencia de toda inclinación viciosa, es apartamiento de todo
mal. Por tanto, si hay en ti estas disposiciones, Dios está en ti. Si tu espíritu, pues, está
limpio de toda mala inclinación, libre de toda afición desordenada y alejado de todo lo que
mancha, eres dichoso por la agudeza y claridad de tu mirada, ya que, por tu limpieza de
corazón, puedes contemplar lo que escapa a la mirada de los que no tienen esta limpieza,
y, habiendo quitado de los ojos de tu alma la niebla que los envolvía, puedes ver
claramente, con un corazón sereno, un bello espectáculo. Resumiremos todo esto diciendo
que la santidad, la pureza, la rectitud son el claro resplandor de la naturaleza divina, por
medio del cual vemos a Dios.
Responsorio Jn 14, 6. 9; 6, 47
R. Dice el Señor: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. * El que me ve, ve también al
Padre.»
V. El que cree en mí tiene vida eterna.
R. El que me ve, ve también al Padre.
Padre.»
V. El que cree en mí tiene vida eterna.
R. El que me ve, ve también al Padre.
Oración
Oremos:
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Amén.
jueves, 27 de junio de 2019
Lectio Divina
DIOS ES COMO UNA ROCA INACCESIBLE
Lo mismo que suele acontecer al que desde la cumbre de un alto monte mira algún dilatado mar, esto mismo le sucede a mi mente cuando desde las alturas de la voz divina, como desde la cima de un monte, mira la inexplicable profundidad de su contenido.
Sucede, en efecto, lo mismo que en muchos lugares marítimos, en los cuales,al contemplar un monte por el lado que mira al mar, lo vemos como cortado por la mitad y completamente liso desde su cima hasta la base, y como si su cumbre estuviera suspendida sobre el abismo; la misma impresión que causa al que mira desde tan elevada altura a lo profundo del mar, la misma sensación de vértigo experimento yo al quedar como en suspenso por la grandeza de esta afirmación del Señor: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado. A Dios nadie lo ha visto jamás, dice san Juan; y Pablo confirma esta sentencia con aquellas palabras tan elevadas: A quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
Ésta es aquella piedra leve, lisa y escarpada, que aparece como privada de todo sustentáculo y aguante intelectual; de ella afirmó también Moisés en sus decretos que era inaccesible, de manera que nuestra mente nunca puede acercarse a ella por más que se esfuerce en alcanzarla ni puede nadie subir por sus laderas escarpadas, según aquella
sentencia: Nadie puede ver al Señor y quedar con vida.
Y, sin embargo, la vida eterna consiste en ver a Dios. Y que esta visión es imposible lo
afirman las columnas de la fe, Juan, Pablo y Moisés. ¿Te das cuenta del vértigo que
produce en el alma la consideración de las profundidades que contemplamos en estas
palabras? Si Dios es la vida, el que no ve a Dios no ve la vida. Y que Dios no puede ser
visto lo atestiguan, movidos por el Espíritu divino, tanto los profetas como los apóstoles.
¿En qué angustias, pues, no se debate la esperanza del hombre?
Pero el Señor levanta y sustenta esta esperanza que vacila. Como hizo en la persona de
Pedro cuando estaba a punto de hundirse, al volver a consolidar sus pies sobre las aguas.
Por lo tanto, si también a nosotros nos da la mano aquel que es la Palabra, si, viéndonos
vacilar en el abismo de nuestras especulaciones, nos otorga la estabilidad iluminando un
poco nuestra inteligencia, entonces ya no temeremos, si caminamos cogidos de su mano.
Porque dice: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Sucede, en efecto, lo mismo que en muchos lugares marítimos, en los cuales,al contemplar un monte por el lado que mira al mar, lo vemos como cortado por la mitad y completamente liso desde su cima hasta la base, y como si su cumbre estuviera suspendida sobre el abismo; la misma impresión que causa al que mira desde tan elevada altura a lo profundo del mar, la misma sensación de vértigo experimento yo al quedar como en suspenso por la grandeza de esta afirmación del Señor: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dios se deja contemplar por los que tienen el corazón purificado. A Dios nadie lo ha visto jamás, dice san Juan; y Pablo confirma esta sentencia con aquellas palabras tan elevadas: A quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
Ésta es aquella piedra leve, lisa y escarpada, que aparece como privada de todo sustentáculo y aguante intelectual; de ella afirmó también Moisés en sus decretos que era inaccesible, de manera que nuestra mente nunca puede acercarse a ella por más que se esfuerce en alcanzarla ni puede nadie subir por sus laderas escarpadas, según aquella
sentencia: Nadie puede ver al Señor y quedar con vida.
Y, sin embargo, la vida eterna consiste en ver a Dios. Y que esta visión es imposible lo
afirman las columnas de la fe, Juan, Pablo y Moisés. ¿Te das cuenta del vértigo que
produce en el alma la consideración de las profundidades que contemplamos en estas
palabras? Si Dios es la vida, el que no ve a Dios no ve la vida. Y que Dios no puede ser
visto lo atestiguan, movidos por el Espíritu divino, tanto los profetas como los apóstoles.
¿En qué angustias, pues, no se debate la esperanza del hombre?
Pero el Señor levanta y sustenta esta esperanza que vacila. Como hizo en la persona de
Pedro cuando estaba a punto de hundirse, al volver a consolidar sus pies sobre las aguas.
Por lo tanto, si también a nosotros nos da la mano aquel que es la Palabra, si, viéndonos
vacilar en el abismo de nuestras especulaciones, nos otorga la estabilidad iluminando un
poco nuestra inteligencia, entonces ya no temeremos, si caminamos cogidos de su mano.
Porque dice: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Responsorio Jn 1, 18: Sal 144, 31
R. Nadie ha visto jamás a Dios; * el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es
quien nos lo ha dado a conocer.
V. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
R. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
quien nos lo ha dado a conocer.
V. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
R. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
Oración
Oremos:
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Amén.
miércoles, 26 de junio de 2019
Lectio Divina
LA AMISTAD VERDADERA ES PERFECTA Y CONSTANTE
Jonatán, aquel excelente joven, sin atender a su estirpe regia y a su futura sucesión en el trono, hizo un pacto con David y, equiparando el siervo al Señor, precisamente cuando huía de su padre, cuando estaba escondido en el desierto, cuando estaba condenado a muerte, destinado a la ejecución, lo antepuso a sí mismo, abajándose a sí mismo y ensalzándolo a él: Tú -le dice-serás el rey, y yo seré tu segundo.
¡Oh preclarísimo espejo de amistad verdadera! ¡Cosa admirable! El rey estaba enfurecido con su siervo y concitaba contra él a todo el país, como a un rival de su reino; asesina a los sacerdotes, basándose en la sola sospecha de traición; inspecciona los bosques, busca por los valles, asedia con su ejército los montes y peñascos, todos se comprometen a vengar la indignación regia; sólo Jonatán, el único que podía tener algún motivo de envidia, juzgó que tenía que oponerse a su padre y ayudar a su amigo, aconsejarlo en tan gran adversidad y, prefiriendo la amistad al reino, le dice: Tú serás el rey, y yo seré tu segundo. Y fíjate cómo el padre de este adolescente lo provocaba a envidia contra su amigo, agobiándolo con reproches, atemorizándolo con amenazas, recordándole que se vería despojado del reino y privado de los honores.
Y, habiendo pronunciado Saúl sentencia de muerte contra David, Jonatán no traicionó asu amigo. ¿Por qué va a morir David? ¿Qué ha hecho? Él se jugó la vida cuando mató al
filisteo; bien que te alegraste al verlo. ¿Por qué ha de morir? El rey, fuera de sí al oír estas
palabras, intenta clavar a Jonatán en la pared con su lanza llenándolo además e improperios: ¡Hijo de perdida -le dice-; ya sabía yo que estabas confabulado con él, para
vergüenza tuya y de tu madre! Y, a continuación, vomita todo el veneno que llevaba
dentro, intentando salpicar con él el pecho del joven, añadiendo aquellas palabras capaces
de incitar su ambición, de fomentar su envidia, de provocar su emulación y su amargor:
Mientras el hijo de Jesé esté vivo sobre la tierra, tu reino no estará seguro.
¿A quién no hubieran impresionado estas palabras? ¿A quién no le hubiesen provocado
a envidia? Dichas a cualquier otro, estas palabras hubiesen corrompido, disminuido y
hecho olvidar el amor, la benevolencia y la amistad. Pero aquel joven, lleno de amor, no
cejó en su amistad, y permaneció fuerte ante las amenazas, paciente ante las injurias,
despreciando, por su amistad, el reino, olvidándose de los honores, pero no de su
benevolencia. Tú -dice-serás el rey, y yo seré tu segundo.
Ésta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja
corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por
la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos
golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible; la que provocada
por tantos ultrajes, permanece inmóvil. Anda, pues, haz tú lo mismo.
¡Oh preclarísimo espejo de amistad verdadera! ¡Cosa admirable! El rey estaba enfurecido con su siervo y concitaba contra él a todo el país, como a un rival de su reino; asesina a los sacerdotes, basándose en la sola sospecha de traición; inspecciona los bosques, busca por los valles, asedia con su ejército los montes y peñascos, todos se comprometen a vengar la indignación regia; sólo Jonatán, el único que podía tener algún motivo de envidia, juzgó que tenía que oponerse a su padre y ayudar a su amigo, aconsejarlo en tan gran adversidad y, prefiriendo la amistad al reino, le dice: Tú serás el rey, y yo seré tu segundo. Y fíjate cómo el padre de este adolescente lo provocaba a envidia contra su amigo, agobiándolo con reproches, atemorizándolo con amenazas, recordándole que se vería despojado del reino y privado de los honores.
Y, habiendo pronunciado Saúl sentencia de muerte contra David, Jonatán no traicionó asu amigo. ¿Por qué va a morir David? ¿Qué ha hecho? Él se jugó la vida cuando mató al
filisteo; bien que te alegraste al verlo. ¿Por qué ha de morir? El rey, fuera de sí al oír estas
palabras, intenta clavar a Jonatán en la pared con su lanza llenándolo además e improperios: ¡Hijo de perdida -le dice-; ya sabía yo que estabas confabulado con él, para
vergüenza tuya y de tu madre! Y, a continuación, vomita todo el veneno que llevaba
dentro, intentando salpicar con él el pecho del joven, añadiendo aquellas palabras capaces
de incitar su ambición, de fomentar su envidia, de provocar su emulación y su amargor:
Mientras el hijo de Jesé esté vivo sobre la tierra, tu reino no estará seguro.
¿A quién no hubieran impresionado estas palabras? ¿A quién no le hubiesen provocado
a envidia? Dichas a cualquier otro, estas palabras hubiesen corrompido, disminuido y
hecho olvidar el amor, la benevolencia y la amistad. Pero aquel joven, lleno de amor, no
cejó en su amistad, y permaneció fuerte ante las amenazas, paciente ante las injurias,
despreciando, por su amistad, el reino, olvidándose de los honores, pero no de su
benevolencia. Tú -dice-serás el rey, y yo seré tu segundo.
Ésta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja
corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por
la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos
golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible; la que provocada
por tantos ultrajes, permanece inmóvil. Anda, pues, haz tú lo mismo.
Responsorio Sir 6, 14. 17
R. El amigo fiel es un refugio seguro; * el que lo encuentra, encuentra un tesoro.
V. El que teme a Dios encontrará al amigo fiel: según es él, así será su amigo.
R. El que lo encuentra, encuentra un tesoro.
V. El que teme a Dios encontrará al amigo fiel: según es él, así será su amigo.
R. El que lo encuentra, encuentra un tesoro.
Oración
Oremos:
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro
Señor Jesucristo.
Amén.
martes, 25 de junio de 2019
Lectio Divina
MANIFESTEMOS A CRISTO EN TODA NUESTRA VIDA
Hay tres cosas que manifiestan y distinguen la vida del cristiano: la acción, la manera de hablar y el pensamiento. De ellas, ocupa el primer lugar el pensamiento; viene en segundo lugar la manera de hablar, que descubre y expresa con palabras el interior de nuestro pensamiento; en este orden de cosas, al pensamiento y a la manera de hablar sigue la acción, con la cual se pone por obra lo que antes se ha pensado. Siempre, pues, que nos sintamos impulsados a obrar, a pensar o a hablar, debemos procurar que todas nuestras palabras, obras y pensamientos tiendan a conformarse con la norma divina del conocimiento de Cristo, de manera que no pensemos, digamos ni hagamos cosa alguna que se aparte de esta regla suprema.
Todo aquel que tiene el honor de llevar el nombre de Cristo debe necesariamente examinar con diligencia sus pensamientos, palabras y obras, y ver si tienden hacia Cristo o se apartan de él. Este discernimiento puede hacerse de muchas maneras. Por ejemplo, toda obra, pensamiento o palabra que vayan mezclados con alguna perturbación no están, de ningún modo, de acuerdo con Cristo, sino que llevan la impronta del adversario, el cual se esfuerza en mezclar con las perlas el cieno de la perturbación, con el fin de afear y destruir el brillo de la piedra preciosa.
Por el contrario, todo aquello que está limpio y libre de toda turbia afección tiene por objeto al autor y príncipe de la tranquilidad, que es Cristo; él es la fuente pura e incorrupta, de manera que el que bebe y recibe de él sus impulsos y afectos internos ofrece una semejanza con su principio y origen, como la que tiene el agua nítida del ánfora con la fuente de la que procede.
En efecto, es la misma y única nitidez la que hay en Cristo y en nuestras almas. Pero con la diferencia de que Cristo es la fuente de donde nace esta nitidez, y nosotros la tenemos derivada de esta fuente. Es Cristo quien nos comunica el adorable conocimiento de sí mismo, para que el hombre, tanto en lo interno como en lo externo, se ajuste y adapte, por la moderación y rectitud de su vida, a este conocimiento que proviene del Señor, dejándose guiar y mover por él. En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con
nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre.
Todo aquel que tiene el honor de llevar el nombre de Cristo debe necesariamente examinar con diligencia sus pensamientos, palabras y obras, y ver si tienden hacia Cristo o se apartan de él. Este discernimiento puede hacerse de muchas maneras. Por ejemplo, toda obra, pensamiento o palabra que vayan mezclados con alguna perturbación no están, de ningún modo, de acuerdo con Cristo, sino que llevan la impronta del adversario, el cual se esfuerza en mezclar con las perlas el cieno de la perturbación, con el fin de afear y destruir el brillo de la piedra preciosa.
Por el contrario, todo aquello que está limpio y libre de toda turbia afección tiene por objeto al autor y príncipe de la tranquilidad, que es Cristo; él es la fuente pura e incorrupta, de manera que el que bebe y recibe de él sus impulsos y afectos internos ofrece una semejanza con su principio y origen, como la que tiene el agua nítida del ánfora con la fuente de la que procede.
En efecto, es la misma y única nitidez la que hay en Cristo y en nuestras almas. Pero con la diferencia de que Cristo es la fuente de donde nace esta nitidez, y nosotros la tenemos derivada de esta fuente. Es Cristo quien nos comunica el adorable conocimiento de sí mismo, para que el hombre, tanto en lo interno como en lo externo, se ajuste y adapte, por la moderación y rectitud de su vida, a este conocimiento que proviene del Señor, dejándose guiar y mover por él. En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con
nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre.
Responsorio Col 3, 17; Rm 14, 7
R. Todo lo que de palabra o de obra realicéis, * sea todo en nombre de Jesús.
V. Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí.
R. Sea todo en nombre de Jesús.
V. Ninguno de nosotros vive para sí y ninguno muere para sí.
R. Sea todo en nombre de Jesús.
Oración
Oremos:
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.lunes, 24 de junio de 2019
Ser misericordiosos es también invitar a la conversión anunciandolo no solo con palabras sino con el testimonio de vida, siendo humildes y manteniéndonos en la verdad.
Isaías 49,1-6
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra."
Palabra de Dios
Salmo 138" " Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente"
Hechos13,22-26
En aquellos días, dijo Pablo: "Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias." Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: a vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación."
Palabra de Dios
Lucas 1,57-66-80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
Palabra de Dios
Hoy es la solemnidad del nacimiento de Juan Bautista.
En la primera lectura escuchamos un mensaje precioso a través del profeta Isaías. “ Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre “. Así es, El Señor nos creó como imagen suya para hacer grandes cosas en su Nombre. La inteligencia que tenemos es gracias a Él, las comodidades que tenemos es gracias a Él, la salud que tenemos es gracias a Él, todo lo que somos es gracias a Él. Entonces porque el hombre se vanagloria de sí mismo? el que se vanagloria de sus talentos es un necio porque si tiene esos talentos es gracias a que Dios se lo dio.
Si Dios nos bendice con generosidad con bienes materiales y espirituales respondamos de la misma manera, con generosidad para que asi El pueda decir "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." .
Reflexiona por un momento… Será que Dios sí puede decir eso de ti y de mi, que está orgulloso? Porque podría estar decepcionado Dios de nosotros….. quizás porque hemos malgastado el tiempo, también porque hemos utilizado los talentos solo para nuestro beneficio, quizás porque hemos puesto nuestra familia por encima de Él, quizás porque estamos hechos para ser felices y vivimos amargados, quizás porque somos mal agradecidos al ser envidiosos, nuestro egoísmo llega a tal punto que nos cuesta dar un abrazo, un beso, regalar una sonrisa, dar tiempo para los que amamos. A veces se nos olvida de donde salimos, de Dios y a Él solo le damos las migajas de nuestro tiempo. Pensamos que nosotros somos los dueños de todo y actuamos de una manera egoísta y autosuficiente. No seamos necios! No vaya ser que una calamidad toque a nuestra puerta y nos toque frenar en seco para darnos cuenta de lo que estamos haciendo con nuestra vida.
Porque es importante esta solemnidad del nacimiento de Juan Bautista ? Pues bien, todos estamos llamados a ser como Juan Bautista, precursores que preparan y anuncian la conversión para la llegada de Cristo al corazón.
Juan Bautista fue un hombre valiente, ejemplar, íntegro, algunos lo confundieron como el Mesías y Juan Bautista no perdió la perspectiva a pesar de eso, El sabia que el que venía detrás de él era Jesús. Su vida fue humilde al reconocer y aceptar su posición. El mismo decía que Cristo debe de crecer y nosotros debemos menguar, esto significa Cristo al aparecer y crecer en mí yo debo desaparecer, eso es humildad. Juan Bautista fue fiel a la verdad aunque esto le ocasionará problemas.
De este modo, para nosotros debe de ser motivo de ánimo continuar la misión de Cristo a través de este gran Santo, San Juan Bautista. Que nuestras palabras animen a otros para que se conviertan hacia Cristo porque las vidas de nuestros seres queridos y amigos van a mejorar si se acercan al Dios de la vida. Que cada persona que llegue a nuestra vida no se vaya igual sino mejor porque le dimos una dosis de amor de Cristo. Si amamos a Cristo entonces que se nos note buscando el bien para el otro y esto es si el otro está viviendo a espaldas de Dios, si llega una vida no conforme al mensaje de Cristo, entonces corregirlo con amor y fraternidad para que su corazón se convierta. Hay que aceptar a nuestros amigos como son pero no podemos dejarlos como están, confundidos en su mente, con adicciones, amarguras, tristezas, desamores, algunos están divagando con otras religiones y credos. Hay que ser valientes para invitarlos primero con nuestro testimonio como también discreta y sabiamente con nuestras palabras para que esa persona mejore su vida. Luego debemos permanecer en la verdad de lo que somos y creemos. Nuestra vida debe ser íntegra y coherente. Trataran de hundirnos, con el desprecio y la persecución, otras veces de pronto trataran de embriagarnos con elogios, ni una cosa ni la otra. Por último no se nos puede olvidar que es Cristo quien hace la obra y debemos saber en qué momento nos debemos hacer a un lado para que El haga la obra en mi hermano, para que sea solo Cristo quien se glorifique.
Señor gracias por haberme llamado por mi nombre sabiendo de lo que soy. Si hay cosas buenas en mi fue porque Tu mismo lo pusiste allí y las cosas que no son de tu agrado es porque han nacido fruto de mi necedad. Se que a veces te sientes orgulloso solo cuando dejó brillar Tu Luz a través de mis obras. Otras veces te sientes triste porque no di el abrazo a esa persona que necesitada de afecto, las veces que por mi enojo deje acabar una amistad donde Tu querias hacer tu obra, por las veces que calle y no di un consejo a tiempo y esa alma sigue divagando en este mundo. Perdóname por los besos, las caricias, la llamadas que deje de hacer. Dame la gracia de dar testimonio con vida quien reina en mi, anunciando no sólo con palabras sino con obras de amor. Acrecienta más la humildad al reconocer que yo solo soy un siervo que quiere agradar al Señor y eres Tu quien hace la obra en cada corazón. Por último dame la valentía y la sobriedad para mantenerme en Tu verdad. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
En la primera lectura escuchamos un mensaje precioso a través del profeta Isaías. “ Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre “. Así es, El Señor nos creó como imagen suya para hacer grandes cosas en su Nombre. La inteligencia que tenemos es gracias a Él, las comodidades que tenemos es gracias a Él, la salud que tenemos es gracias a Él, todo lo que somos es gracias a Él. Entonces porque el hombre se vanagloria de sí mismo? el que se vanagloria de sus talentos es un necio porque si tiene esos talentos es gracias a que Dios se lo dio.
Si Dios nos bendice con generosidad con bienes materiales y espirituales respondamos de la misma manera, con generosidad para que asi El pueda decir "Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." .
Reflexiona por un momento… Será que Dios sí puede decir eso de ti y de mi, que está orgulloso? Porque podría estar decepcionado Dios de nosotros….. quizás porque hemos malgastado el tiempo, también porque hemos utilizado los talentos solo para nuestro beneficio, quizás porque hemos puesto nuestra familia por encima de Él, quizás porque estamos hechos para ser felices y vivimos amargados, quizás porque somos mal agradecidos al ser envidiosos, nuestro egoísmo llega a tal punto que nos cuesta dar un abrazo, un beso, regalar una sonrisa, dar tiempo para los que amamos. A veces se nos olvida de donde salimos, de Dios y a Él solo le damos las migajas de nuestro tiempo. Pensamos que nosotros somos los dueños de todo y actuamos de una manera egoísta y autosuficiente. No seamos necios! No vaya ser que una calamidad toque a nuestra puerta y nos toque frenar en seco para darnos cuenta de lo que estamos haciendo con nuestra vida.
Porque es importante esta solemnidad del nacimiento de Juan Bautista ? Pues bien, todos estamos llamados a ser como Juan Bautista, precursores que preparan y anuncian la conversión para la llegada de Cristo al corazón.
Juan Bautista fue un hombre valiente, ejemplar, íntegro, algunos lo confundieron como el Mesías y Juan Bautista no perdió la perspectiva a pesar de eso, El sabia que el que venía detrás de él era Jesús. Su vida fue humilde al reconocer y aceptar su posición. El mismo decía que Cristo debe de crecer y nosotros debemos menguar, esto significa Cristo al aparecer y crecer en mí yo debo desaparecer, eso es humildad. Juan Bautista fue fiel a la verdad aunque esto le ocasionará problemas.
De este modo, para nosotros debe de ser motivo de ánimo continuar la misión de Cristo a través de este gran Santo, San Juan Bautista. Que nuestras palabras animen a otros para que se conviertan hacia Cristo porque las vidas de nuestros seres queridos y amigos van a mejorar si se acercan al Dios de la vida. Que cada persona que llegue a nuestra vida no se vaya igual sino mejor porque le dimos una dosis de amor de Cristo. Si amamos a Cristo entonces que se nos note buscando el bien para el otro y esto es si el otro está viviendo a espaldas de Dios, si llega una vida no conforme al mensaje de Cristo, entonces corregirlo con amor y fraternidad para que su corazón se convierta. Hay que aceptar a nuestros amigos como son pero no podemos dejarlos como están, confundidos en su mente, con adicciones, amarguras, tristezas, desamores, algunos están divagando con otras religiones y credos. Hay que ser valientes para invitarlos primero con nuestro testimonio como también discreta y sabiamente con nuestras palabras para que esa persona mejore su vida. Luego debemos permanecer en la verdad de lo que somos y creemos. Nuestra vida debe ser íntegra y coherente. Trataran de hundirnos, con el desprecio y la persecución, otras veces de pronto trataran de embriagarnos con elogios, ni una cosa ni la otra. Por último no se nos puede olvidar que es Cristo quien hace la obra y debemos saber en qué momento nos debemos hacer a un lado para que El haga la obra en mi hermano, para que sea solo Cristo quien se glorifique.
Señor gracias por haberme llamado por mi nombre sabiendo de lo que soy. Si hay cosas buenas en mi fue porque Tu mismo lo pusiste allí y las cosas que no son de tu agrado es porque han nacido fruto de mi necedad. Se que a veces te sientes orgulloso solo cuando dejó brillar Tu Luz a través de mis obras. Otras veces te sientes triste porque no di el abrazo a esa persona que necesitada de afecto, las veces que por mi enojo deje acabar una amistad donde Tu querias hacer tu obra, por las veces que calle y no di un consejo a tiempo y esa alma sigue divagando en este mundo. Perdóname por los besos, las caricias, la llamadas que deje de hacer. Dame la gracia de dar testimonio con vida quien reina en mi, anunciando no sólo con palabras sino con obras de amor. Acrecienta más la humildad al reconocer que yo solo soy un siervo que quiere agradar al Señor y eres Tu quien hace la obra en cada corazón. Por último dame la valentía y la sobriedad para mantenerme en Tu verdad. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
EL CRISTIANO ES OTRO CRISTO
Pablo, mejor que nadie, conocía a Cristo y enseñó, con sus obras, cómo deben ser los que de él han recibido su nombre, pues lo imitó de una manera tan perfecta que mostraba en su persona una reproducción del Señor, ya que, por su gran diligencia en imitarlo, de tal modo estaba identificado con el mismo ejemplar, que no parecía ya que hablara Pablo, sino Cristo, tal como dice él mismo, perfectamente consciente de su propia perfección:
Tendréis la prueba que buscáis de que Cristo habla por mi. Y también dice: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi.
Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios, expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular, imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito entre
muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo unigénito coronado de Gloria y de honor, Señor de la gloria, origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos, cuyo reino no conoce fronteras.
Estos nombres y otros semejantes le da, tan numerosos que no pueden contarse.
Nombres cuyos diversos significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su majestad inefable.
Por lo cual, puesto que la bondad de nuestro Señor nos ha concedido una participación en el más grande, el más divino y el primero de todos los nombres, al honrarnos con el nombre de "cristianos", derivado del de Cristo, es necesario que todos aquellos nombres que expresan el significado de esta palabra se vean reflejados también en nosotros, para que el nombre de "cristianos" no aparezca como una falsedad, sino que demos testimonio del mismo con nuestra vida.
Tendréis la prueba que buscáis de que Cristo habla por mi. Y también dice: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi.
Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios, expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular, imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito entre
muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo unigénito coronado de Gloria y de honor, Señor de la gloria, origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos, cuyo reino no conoce fronteras.
Estos nombres y otros semejantes le da, tan numerosos que no pueden contarse.
Nombres cuyos diversos significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su majestad inefable.
Por lo cual, puesto que la bondad de nuestro Señor nos ha concedido una participación en el más grande, el más divino y el primero de todos los nombres, al honrarnos con el nombre de "cristianos", derivado del de Cristo, es necesario que todos aquellos nombres que expresan el significado de esta palabra se vean reflejados también en nosotros, para que el nombre de "cristianos" no aparezca como una falsedad, sino que demos testimonio del mismo con nuestra vida.
Responsorio Sal 5, 12; 88, 16-17
R. Que se alegren, Señor, los que se acogen a ti, con júbilo eterno; protégelos, para que se llenen de gozo * los que aman tu nombre.
V. Caminarán, ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día.
R. Los que aman tu nombre.
V. Caminarán, ¡oh Señor!, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día.
R. Los que aman tu nombre.
Oración
Oremos:
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.viernes, 21 de junio de 2019
Lectio Divina
QUE LOS QUE SOMOS HIJOS DE DIOS PERMANEZCAMOS EN LA PAZ DE DIOS
El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es, a la vez, un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello, dice también en otro lugar: La medida que uséis, la usarán con vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo.
Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas. Pero, si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.
Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto, Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y, por eso, le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber
obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.
Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: El que odia a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.
Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas. Pero, si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.
Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto, Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y, por eso, le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber
obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.
Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: El que odia a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.
Responsorio Ef 4, 1. 3, 4; Rm 15, 5, 6
R. Os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados: esforzaos por manteneros en la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz, * como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido convocados.
V. Dios os conceda tener un mismo sentir entre vosotros; así con un mismo corazón y una misma boca le daréis gloria.
R. Como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido
convocados.
V. Dios os conceda tener un mismo sentir entre vosotros; así con un mismo corazón y una misma boca le daréis gloria.
R. Como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido
convocados.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.jueves, 20 de junio de 2019
Lectio Divina
DESPUÉS DEL ALIMENTO, PEDIMOS EL PERDÓN DE LOS PECADOS
Continuamos la oración y decimos: El pan nuestro de cada día dánosle hoy. Esto puede entenderse en sentido espiritual o literal, pues de ambas maneras aprovecha a nuestra salvación. En efecto, el pan de vida es Cristo, y este pan no es sólo de todos en general, sino también nuestro en particular. Porque, del mismo modo que decimos: Padre nuestro, en cuanto que es Padre de los que lo conocen y creen en él, de la misma manera decimos: El pan nuestro, ya que Cristo es el pan de los que entramos en contacto con su cuerpo.
Pedimos que se nos dé cada día este pan, a fin de que los que vivimos en Cristo y recibimos cada día su eucaristía como alimento saludable no nos veamos privados, por alguna falta grave, de la comunión del pan celestial y quedemos separados del cuerpo de Cristo, ya que él mismo nos enseña: Yo soy el pan que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Por lo tanto, si él afirma que los que coman de este pan vivirán para siempre, es evidente que los que entran en contacto con su cuerpo y participan rectamente de la eucaristía poseen la vida; por el contrario, es de temer, y hay que rogar que no suceda así, que aquellos que se privan de la unión con el cuerpo de Cristo queden también privados de la salvación, pues el mismo Señor nos conmina con estas palabras: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Por eso, pedimos que nos sea dado cada día nuestro pan, es decir, Cristo; para que todos los que vivimos y permanecemos en Cristo no nos apartemos de su cuerpo que nos santifica.
Pedimos que se nos dé cada día este pan, a fin de que los que vivimos en Cristo y recibimos cada día su eucaristía como alimento saludable no nos veamos privados, por alguna falta grave, de la comunión del pan celestial y quedemos separados del cuerpo de Cristo, ya que él mismo nos enseña: Yo soy el pan que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Por lo tanto, si él afirma que los que coman de este pan vivirán para siempre, es evidente que los que entran en contacto con su cuerpo y participan rectamente de la eucaristía poseen la vida; por el contrario, es de temer, y hay que rogar que no suceda así, que aquellos que se privan de la unión con el cuerpo de Cristo queden también privados de la salvación, pues el mismo Señor nos conmina con estas palabras: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Por eso, pedimos que nos sea dado cada día nuestro pan, es decir, Cristo; para que todos los que vivimos y permanecemos en Cristo no nos apartemos de su cuerpo que nos santifica.
Después de esto, pedimos también por nuestros pecados, diciendo: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Después del alimento, pedimos el perdón de los pecados.
Esta petición nos es muy conveniente y provechosa, porque ella nos recuerda que somos pecadores, ya que, al exhortarnos el Señor a pedir el perdón de los pecados, despierta con ello nuestra conciencia. Al mandarnos que pidamos cada día el perdón de nuestros pecados, nos enseña que cada día pecamos, y así nadie puede vanagloriarse de su inocencia ni sucumbir al orgullo.
Es lo mismo que nos advierte Juan en su carta, cuando dice: Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados. Dos cosas nos enseña en esta carta: que hemos de pedir el perdón de nuestros pecados, y que esta oración nos alcanza el perdón.
Por esto, dice que el Señor es fiel, porque él nos ha prometido el perdón de los pecados y no puede faltar a su palabra, ya que, al enseñarnos a pedir que sean perdonadas nuestras ofensas y pecados, nos ha prometido su misericordia paternal y, en consecuencia, su perdón.
Responsorio Sal 30, 2. 4; 24, 18
R. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú eres mi roca y mi baluarte. *
Por tu nombre dirígeme y guíame.
V. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.
R. Por tu nombre dirígeme y guíame.
Por tu nombre dirígeme y guíame.
V. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.
R. Por tu nombre dirígeme y guíame.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.miércoles, 19 de junio de 2019
Generosidad de corazón, eso nos pide el Señor.
2 Corintios 9,6-11
Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: "Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta." El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.
Palabra de Dios
Salmo 111 " Dichoso quien teme al Señor "
Mateo 6,1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."
Palabra de Dios
Hoy las lecturas nos invita a la generosidad en todas la áreas de la vida. Algunos piensan que cuando se habla de generosidad solo corresponde a compartir el dinero.
Todos de alguna manera tenemos algo para dar al otro, algunos quizás les abunda la inteligencia, entonces porque no compartes tus conocimientos con otros, otras personas por ejemplo son hábiles para las manualidades, en crear empresas o con los números. Otros en cambio son muy buenos para escuchar, otros para aconsejar, algunos para los idiomas, para ofrecer hospedaje, para congregar, para dirigir, para organizar, para animar y convencer a otros. Dios que es tan generoso a todos nos dio algo para que no solo lo disfrutaramos y sacaramos provecho nosotros sino para ponerlo al servicio a los demás. Cada uno de nosotros sabemos que somos muy buenos para algo, ya sabes para qué eres bueno?
Dejemos a un lado la pereza, el pensar solo en nosotros mismos, no podemos ser tan holgazanes, si Dios te dio una vida llena de salud, entonces hay que gastarla para el servicio a los demás. Si Dios te dio la posibilidad de viajar a otras partes del mundo entonces aprovecha y se bendicion a aquellos hermanos que carecen de las necesidades mínimas para subsistir. Si Dios te dio una cargo importante en la empresa aprovecha a compartir tus bendiciones con otros. También la invitación es a ser generosos en ofrecer y dar amor, de ofrecer el regalo del perdón, de compartir la alegría y el gozo, el dar besos, abrazos, y risas, hay que ser generosos en expresar nuestros sentimientos y emociones. Esa es la generosidad que nos hablan las lecturas del dia de hoy.
Claro está que hay personas que se les dificulta de demostrar los sentimientos y las emociones quizás porque desde su hogar nunca vieron demostraciones de afecto y de amor, otras porque tuvieron una mala experiencia, confiaron en la persona que amaban y recibieron traición. Tu decides si sigues cargando con esas heridas o te lanzas a vivir la experiencia del amor de Cristo. Esta experiencia no es más que dejarte amar por Él y dejar que Su amor te guíe y sea el motor para cada cosa que hagas.
Pero para llegar a es punto tenemos que mirarnos primero a nosotros mismos, cuales son nuestros hábitos? estos hábitos son sanos o no? como hago para tener buenos hábitos?
Demos el caso de la comida, cuando tienes una meta por ejemplo de aprender a comer saludable no solo por la figura sino por la salud entonces tienes una meta “ Mejorar la salud“, entonces en este momento tienes un objetivo claro. Luego haces un examen acerca de tus hábitos alimenticios. Cuantas veces como al dia, que es lo que estoy comiendo, hago ejercicios y después de revisar cada cosa ahí me doy cuenta si tengo buenos o malos hábitos alimenticios. Al tener mi meta y al reconocer que no tengo buenos hábitos de comida entonces busco la solución y contacto a una nutricionista, empiezo a entrenar, sigo las pautas de la nutricionista , complemento con ejercicio y poco a poco de tanto repetir el proceso o la guía de la nutricionista esto se convierte en hábito.
Porque es importante los hábitos en el ser humano? Realmente los hábitos es con lo que nos vamos quedando. Por ejemplo si eres deportista, siempre sacarás tiempo para el deporte y el entrenamiento, si eres músico siempre tomaras tiempo para practicar, exigirte más en cada nota que toques y buscarás nuevos ritmos para aprender, si eres una persona orante por más cansancio, ocupaciones y compromisos que tengas, siempre vas a tener tiempo para orar.
Estuve escuchando una reflexión que hacía Fray Nelson Medina donde habla como el ser humano por mas mascaras que se ponga siempre los sinceros pensamientos están en el fondo de su corazón. Por eso nos trae un ejemplo como es el alzheimer y nos comparte la experiencia que ha tenido una joven que ha vivenciado la enfermedad del alzheimer con su padre. Todos sabemos que esta enfermedad es que las personas pierden la memoria inmediata pero recuerda lo que está más profundo del alma. Su padre por ejemplo siempre fue una persona muy hospitalaria y siempre se preocupo por las personas. Aunque a Él se le olvide los nombres de sus hijo e hijas, nietos y nietas, y otras cosas, El nunca se le olvida ser amable con los que tiene cerca.
Otro ejemplo fue la tía de Fray Nelson tuvo un derrame cerebral lo que implica que estaba en estado de coma. Clínicamente el cerebro ya no le funcionaba, ni la movilidad, en otras palabras estaba viviendo por el aparato respiratorio que le suministraba oxígeno. En el tiempo que ella estuvo en cuidados intensivos nunca respondió a nada pero días antes de morir sin haber una explicación médica la señora dijo “ Sagrado Corazon de Jesus en vos confío”. Podemos decir que la enfermedad del alzheimer es como una cebolla, cuando quitas cada cáscara de la cebolla se va descubriendo lo que está en lo profundo del alma, en otras palabras es lo que se es.
Preguntémonos… Cuáles son los pensamientos que alimento? cuales son los pensamientos que están en lo profundo de mi corazón? que dira mi alma cuando quede descubierta? Por eso llena tu alma de amor para que dejes el aroma de Cristo donde vayas.
Amado Jesús hoy me pides que sea generoso desde adentro, lo que significa que debo de hacerme un chequeo a corazón abierto para revisar cuales son los pensamientos que alimento y moran allí. Cuanto necesito que tu habites dentro de mi alma porque de lo contrario no podré llegar a ser generoso como tu esperas que lo sea. Ayúdame a dejar la máscara de la hipocresía y dame la valentía en entrar en la verdad de lo que somos y de verdad creemos. Te pido que cuides mis pensamientos porque eso es lo que va mostrar mi alma cuando quede desnuda frente a ti. Dame la gracia de tener buenos hábitos para crecer en alto, largo y profundidad como cristiano. Que donde pase deje Tu aroma de alegría, amor, esperanza, paz y fe, porque ser generosos con Dios es donar mi propia voluntad. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Lectio Divina
VENGA A NOSOTROS TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD
Prosigue la oración que comentamos: Venga a nosotros tu reino. Pedimos que se haga presente en nosotros el reino de Dios, del mismo modo que suplicamos que su nombre sea santificado en nosotros. Porque no hay un solo momento en que Dios deje de reinar, ni puede empezar lo que siempre ha sido y nunca dejará de ser. Pedimos a Dios que venga a nosotros nuestro reino que tenemos prometido, el que Cristo nos ganó con su sangre y su pasión, para que nosotros, que antes servimos al mundo, tengamos después parte en el reino de Cristo, como él nos ha prometido, con aquellas palabras: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.
Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y
misericordia divinas. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él
había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mi ese cáliz, Y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Pero, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.
Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y
misericordia divinas. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él
había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mi ese cáliz, Y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Pero, no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrará en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos, la confianza con que luchamos y, en la muerte, la paciencia
que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.
que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.
Responsorio Mt 7, 21; Mc 3, 35
R. El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, * ése entrará en el reino de los cielos.
V. El que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre.
R. Ése entrará en el reino de los cielos.
V. El que hace la voluntad de Dios es mi hermano y mi hermana y mi madre.
R. Ése entrará en el reino de los cielos.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.martes, 18 de junio de 2019
Amad y orad por los que te persiguen….
2 Corintios 8,1-9
Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros.
En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis; distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura tiene como objetivo motivar a los cristianos a mostrar su solidaridad económica como es a través de un proyecto grande: una colecta para apoyar a los cristianos de Palestina. Para entender el pasaje hay que situarnos en el contexto. Estas comunidades estaban sufriendo persecución por causa a la conversión del cristianismo y ese era el motivo que Pablo tenía para ayudarles. Esto no era sólo asunto de recolección de dineros. Esta gran colecta era entre otras cosas un signo visible de unidad. Y esto, ya hermoso en sí mismo y se hacía más significativo por una circunstancia: se trataba de la unidad entre los convertidos del judaísmo y los convertidos del paganismo. Esto es lo que hace un apóstol, dar signos claros de la presencia solidaria y apoyo generoso, allí donde antes sólo habían germinado el odio, la ironía y el resentimiento.
Los cristianos debemos ser eso, signos de unidad, como decía Jesús, “ no les impidáis que hagan el bien “. Si somos cristianos, si decimos ser que amamos a Jesús, entonces que se nos note la unidad de los cristianos, esto significa católico o los diferentes denominaciones del protestantismo para hacer el bien en todo momento y apoyarse entre unos y otros con generosidad.
Es bien interesante ver como Pablo argumenta su petición. Ante todo, quiere que los fieles sean conscientes para descubrir el bien recibido. Sin humillarlos les recuerda los tesoros que han llegado a sus vidas por el ministerio del Evangelio, porque sabe que sólo puede dar el que ha recibido. Mientras el egoísmo pregunta qué gano yo, el amor pregunta qué puedo hacer.
Pidámosle al buen Dios que nos ayude para que seamos signo de amor como cristianos y demos señales a las comunidades creyentes las cuales deben apoyarse y que toda contribución verdadera y generosa nace al descubrir cuánto nos ha enriquecido el amor de Dios en Cristo Jesús.
Salmo 145 " Alaba, alma mía, al Señor"
Mateo 5,43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."
Palabra de Dios
Hoy el evangelio nos trae una perla como es “ Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen “.
Es hermoso sentirse uno amado sin merecerlo pero es difícil amar a alguien si creemos que no se lo merece. El que se conoce a profundidad y además ha sentido el verdadero amor de Dios puede afirmar lo que acabe de decir.
Una de las dificultades del ser humano es perdonar, amar al que nos ofendió, al que nos hizo daño, al que nos levantó falsas calumnias. Desde lo humano siempre será imposible pero tu decides que cargas o que dejas. Amad a nuestros enemigos es más bien mirarlos con los ojos de Dios. Preguntarse “ Qué haría Jesús en mi lugar “, “ Cómo actuaría “, “ Porque la persona me dijo esto o aquello, porque actuo de esa manera “, en otras palabras entender la vida del otro, tratar de entender su historia.
Suena hasta bonito pero para entender al otro por eso hay que conocernos primero a nosotros mismos a profundidad. Hay que reconocer que nosotros no somos ángeles y no somos perfectos, de la misma manera los demás no son ángeles y no son perfectos. Si yo tengo debilidades, el otro también las tiene. Si nosotros tenemos miedos e inseguridades, el otro también las tiene. Si nosotros a veces actuamos desde la ira y el enojo, el otro también lo puede hacer. Si nosotros usamos palabras hirientes fácilmente el otro también las usa. Cuando te das cuenta de la misericordia que Dios ha tenido contigo y Él no te ha tratado conforme a tus pecados, entonces quien eres tu para no practicar la misericordia con tu hermano? Que no se lo merece algunos dirán, y preguntate tu “ Sera que tu te lo mereces ante los ojos de Dios?
Pidámosle al Señor que nos ayude a transformar nuestro corazón de piedra por uno de carne, porque El solo lo puede lograr ya que su amor manifestó en la Cruz de Cristo. Danos la gracia de alcanzar ese amor que ama a los enemigos, los perdona y además intercede por ellos. Gracias al regalo del amor que nos ofreces para que quedemos empapados de el, porque el amor de Cristo nos abre hacia el otro capaces de superar las barreras de las propias debilidades y de los propios prejuicios. Permítenos Señor a que El amor de Tu Hijo Jesús inunde nuestro ser para poder ser puentes de fraternidad. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
Cuán grande es la benignidad del Señor, cuán abundante la riqueza de su condescendencia y de su bondad para con nosotros, pues ha querido que, cuando nos ponemos en su presencia para orar, lo llamemos con el nombre de Padre y seamos nosotros llamados hijos de Dios, a imitación de Cristo, su Hijo; ninguno de nosotros se hubiera nunca atrevido a pronunciar este nombre en la oración, si él no nos lo hubiese permitido. Por tanto, hermanos muy amados, debemos recordar y saber que, pues
llamamos Padre a Dios, tenemos que obrar como hijos suyos, a fin de que él se complazca en nosotros, como nosotros nos complacemos de tenerlo por Padre.
Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os poseéis en propiedad, porque os han comprador pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
A continuación, añadimos: Santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros. Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es él mismo quien santifica? Mas, como sea que él ha dicho: Sed santos, porque yo soy santo, por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día.
Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.
El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios.
Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Afirma que hemos sido consagrados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta consagración o santificación y -acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor-no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.
llamamos Padre a Dios, tenemos que obrar como hijos suyos, a fin de que él se complazca en nosotros, como nosotros nos complacemos de tenerlo por Padre.
Sea nuestra conducta cual conviene a nuestra condición de templos de Dios, para que se vea de verdad que Dios habita en nosotros. Que nuestras acciones no desdigan del Espíritu: hemos comenzado a ser espirituales y celestiales y, por consiguiente, hemos de pensar y obrar cosas espirituales y celestiales, ya que el mismo Señor Dios ha dicho: Yo honro a los que me honran, y serán humillados los que me desprecian. Asimismo el Apóstol dice en una de sus cartas: No os poseéis en propiedad, porque os han comprador pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
A continuación, añadimos: Santificado sea tu nombre, no en el sentido de que Dios pueda ser santificado por nuestras oraciones, sino en el sentido de que pedimos a Dios que su nombre sea santificado en nosotros. Por lo demás, ¿por quién podría Dios ser santificado, si es él mismo quien santifica? Mas, como sea que él ha dicho: Sed santos, porque yo soy santo, por esto, pedimos y rogamos que nosotros, que fuimos santificados en el bautismo, perseveremos en esta santificación inicial. Y esto lo pedimos cada día.
Necesitamos, en efecto, de esta santificación cotidiana, ya que todos los días delinquimos, y por esto necesitamos ser purificados mediante esta continua y renovada santificación.
El Apóstol nos enseña en qué consiste esta santificación que Dios se digna concedernos, cuando dice: Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios.
Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Afirma que hemos sido consagrados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
Lo que pedimos, pues, es que permanezca en nosotros esta consagración o santificación y -acordándonos de que nuestro juez y Señor conminó a aquel hombre que él había curado y vivificado a que no volviera a pecar más, no fuera que le sucediese algo peor-no dejamos de pedir a Dios, de día y de noche, que la santificación y vivificación que nos viene de su gracia sea conservada en nosotros con ayuda de esta misma gracia.
Responsorio Ez 36, 23. 25. 26. 27; Lv 11, 44
R. Mostraré la santidad de mi nombre ilustre; derramaré sobre vosotros un agua pura, os daré un corazón nuevo y os infundiré mi Espíritu; * para que caminéis según mis preceptos y guardéis y cumpláis mis mandatos.
V. Sed santos, porque yo soy santo.
R. Para que caminéis según mis preceptos y guardéis y cumpláis mis mandatos.
V. Sed santos, porque yo soy santo.
R. Para que caminéis según mis preceptos y guardéis y cumpláis mis mandatos.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
lunes, 17 de junio de 2019
Lectio Divina
NUESTRA ORACIÓN ES PÚBLICA Y COMÚN
Ante todo, el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: "Padre mío, que estás en los cielos", ni: "El pan mío dámelo hoy", ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en la tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.
El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces -dice-los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían a Dios. Oraban los tres al unísono, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.
Por eso, fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos -dice la Escritura-se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Se dedicaban a la oración en común, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.
¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones. Vosotros -dice el Señor-rezad así: "Padre nuestro, que estás en los cielos."
El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a su casa -dice el Evangelio-y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en los cielos.
El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces -dice-los tres, al unísono, cantaban himnos y bendecían a Dios. Oraban los tres al unísono, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.
Por eso, fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos -dice la Escritura-se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. Se dedicaban a la oración en común, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.
¡Cuán importantes, cuántos y cuán grandes son, hermanos muy amados, los misterios que encierra la oración del Señor, tan breve en palabras y tan rica en eficacia espiritual! Ella, a manera de compendio, nos ofrece una enseñanza completa de todo lo que hemos de pedir en nuestras oraciones. Vosotros -dice el Señor-rezad así: "Padre nuestro, que estás en los cielos."
El hombre nuevo, nacido de nuevo y restituido a Dios por su gracia, dice en primer lugar: Padre, porque ya ha empezado a ser hijo. La Palabra vino a su casa -dice el Evangelio-y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Por esto, el que ha creído en su nombre y ha llegado a ser hijo de Dios debe comenzar por hacer profesión, lleno de gratitud, de su condición de hijo de Dios, llamando Padre suyo al Dios que está en los cielos.
Responsorio Sal, 23; 56, 10
R. Contaré tu fama a mis hermanos, * en medio de la asamblea te alabaré.
V. Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones.
R. En medio de la asamblea te alabaré.
V. Te daré gracias ante los pueblos, Señor; tocaré para ti ante las naciones.
R. En medio de la asamblea te alabaré.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.viernes, 14 de junio de 2019
Que estas haciendo con tu vida? Dios nos creó para hacer grandes cosas en Su Nombre y para darle la Gloria a Él.
2 Corintios 4, 6-15
Hermanos: El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra de Dios
Salmo 115 " Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza "
Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio."
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy la primera lectura nos trae un mensaje precioso. “ El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros “.
Recuerdo la primera vez que me hicieron esta pregunta en un grupo de oración, Quién eres tú ? y lo que primero dije fue que hacía, soy tecnologa electrónica y también Ingeniera informática. Realmente ahí no dije nada de quien realmente yo era sino de lo que yo hacía. Algunos creen que la vocación es lo que hacen, por ejemplo médico, odontólogo, psicólogo, abogado, enfermera, ingeniero, carpintero, conductor, policía, etc.. Lo cual es algo errado.
Cada uno de nosotros tenemos una vocación, algunos puede ser llevar la soltería, otros son llamados para el ministerio del matrimonio, otros la vocación puede ser llevar la vida religiosa y sacerdotal, para otros trabajar al servicio a los demás. La vocación es la pasión que tienes por algo y que tu lo harias sin que te pagaran.
El Domingo pasado dia de Pentecostes renové el ministerio de vida matrimonial con mi esposo, las bodas de plata. Fue algo muy especial y bonito porque después de tantos años y por tantas dificultades que pasamos durante estos años somos conscientes valga la redundancia de que somos de barro. Sabemos que es un gran tesoro que llevamos dentro de nosotros y fue el mismo Dios quien nos llamo para esta vocación, para el ministerio del matrimonio. Para permanecer y cuidar este tesoro necesitamos la fuerza extraordinaria de Dios porque de lo contrario no hubiéramos podido lograr las bodas de plata y los años que están por venir.
Esa es la verdadera realidad cristiana. Somos luz y barro, Luz porque Cristo vive en nosotros y barro por nuestra condición humana.
La luz es imagen de la gloria, es decir, el resplandor que podemos percibir de la grandeza, la bondad, el poder y la hermosura de Dios y de sus obras. La primera obra que Dios hizo fue crearnos y El nos creó para grandes cosas y darle la Gloria a Él. Pero sucede que nosotros por estar encerrados en sí mismos, por estar mendigando amor, por dejarnos seducir por el mundo terminamos viviendo en una caja de cartón, con una vida frustrada, con caras largas y amargas.
El barro es imagen de la tierra, es decir, de aquello que nos hace próximos a las necesidades y solicitaciones que se imponen a nuestra voluntad racional y a nuestra misma inteligencia.Porque somos barro nos cansamos, nos irritamos; nos envuelve la seducción del placer; estamos sujetos al miedo; amamos la comodidad de una mentira a tiempo, somos mediocres, malgastamos el tiempo y los dones que el Buen Dios nos ha dado. No olvides que los pensamientos humanos son como los molinos, dependiendo de lo que le echemos va salir. Si le hechas trigo saldrá harina de trigo, si le echas caña de azúcar sale azúcar. Si al molino de tus pensamientos le echas odio , egoísmo, celos o envidia estas sacando resentimiento, soledad, tristeza, amargura. Pregúntate qué estás haciendo con tu vida?
Es bien interesante este pasaje porque nos quiere mostrar el realismo de la vida humana. Nos dice “ Nos aprietan por todos lados, ….. estamos apurados, …. acosados, ….. nos derriban, …….en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. En esta parte nos damos cuenta que estamos unidos al misterio de Cristo . Cristo vivió la pasión y la resurrección y a esto le llamamos Pascua. Por consiguiente nuestra vida debe ser Pascual ya que tenemos el sello de la Pasión de Cristo y también el sello de la resurrección de Cristo.
Pidámosle al Señor que nos ayude a descubrir, aceptar y cuidar el tesoro que nos ha confiado, porque la vocación que hemos recibido viene de Dios y no de nosotros. Debemos ser conscientes que el tesoro va ser atacado porque es de Dios y el mal detesta las obras de Dios. Que la fuerza del Espíritu Santo nos guíe y nos de fortaleza para que permanezcamos fieles a Cristo a través de la vocación llamada y dejar resplandecer la Gloria de Dios. Como cristianos llevamos el sello de Cristo como es el sello de la pasión y el sello de la resurrección. Por eso nuestra vida debe ser Pascual que tiene subidas y bajadas, autopistas y caminos pedregosos, colinas y valles. Señor danos la sabiduría de aceptar que todo lo que viene de ti es para mi bien, porque cuanto más reciben Tu gracia, mayor es el agradecimiento, para gloria de Dios. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
DULZURA DEL LIBRO DE LOS SALMOS
Aunque es verdad que toda la sagrada Escritura está impregnada de la gracia divina, el libro de los salmos posee, con todo, una especial dulzura; el mismo Moisés, que narra en un estilo llano las hazañas de los antepasados, después de haber hecho que el pueblo atravesara el mar Rojo de un modo admirable y glorioso, al contemplar cómo el Faraón y su ejército habían quedado sumergidos en él, superando sus propias cualidades (como había superado con aquel hecho sus propias fuerzas), cantó al Señor un cántico triunfal. También María, su hermana, tomando en su mano el pandero, invitaba a las otras mujeres, diciendo: Cantaré al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado
en el mar.
La historia instruye, la ley enseña, la profecía anuncia, la reprensión corrige, la enseñanza moral aconseja; pero el libro de los salmos es como un compendio de todo ello y una medicina espiritual para todos. El que lo lee halla en él un remedio específico para curar las heridas de sus propias pasiones. El que sepa leer en él encontrará allí, como en un gimnasio público de las almas y como en un estadio de las virtudes, toda la variedad posible de competiciones, de manera que podrá elegir la que crea más adecuada para sí, con miras a alcanzar el premio final.
Aquel que desee recordar e imitar las hazañas de los antepasados hallará compendiada en un solo salmo toda la historia de los padres antiguos, y así, leyéndolo, podrá irla recorriendo de forma resumida. Aquel que investiga el contenido de la ley, que se reduce toda ella al mandamiento del amor (porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley), hallará en los salmos con cuánto amor uno solo se expuso a graves peligros para librar a todo el pueblo de su oprobio; con lo cual se dará cuenta de que la gloria de la caridad es superior al triunfo de la fuerza.
Y ¿qué decir de su contenido profético? Aquello que otros habían anunciado de manera enigmática se promete clara y abiertamente a un personaje determinado, a saber, que de su descendencia nacerá el Señor Jesús, como dice el Señor a aquél: A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. De este modo, en los salmos hallamos profetizado no sólo el nacimiento de Jesús, sino también su pasión salvadora, su reposo en el sepulcro, su resurrección, su ascensión y su glorificación a la derecha del Padre. El salmista anuncia lo que nadie se hubiera atrevido a decir, aquello mismo que luego, en el Evangelio, proclamó el Señor en persona.
en el mar.
La historia instruye, la ley enseña, la profecía anuncia, la reprensión corrige, la enseñanza moral aconseja; pero el libro de los salmos es como un compendio de todo ello y una medicina espiritual para todos. El que lo lee halla en él un remedio específico para curar las heridas de sus propias pasiones. El que sepa leer en él encontrará allí, como en un gimnasio público de las almas y como en un estadio de las virtudes, toda la variedad posible de competiciones, de manera que podrá elegir la que crea más adecuada para sí, con miras a alcanzar el premio final.
Aquel que desee recordar e imitar las hazañas de los antepasados hallará compendiada en un solo salmo toda la historia de los padres antiguos, y así, leyéndolo, podrá irla recorriendo de forma resumida. Aquel que investiga el contenido de la ley, que se reduce toda ella al mandamiento del amor (porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley), hallará en los salmos con cuánto amor uno solo se expuso a graves peligros para librar a todo el pueblo de su oprobio; con lo cual se dará cuenta de que la gloria de la caridad es superior al triunfo de la fuerza.
Y ¿qué decir de su contenido profético? Aquello que otros habían anunciado de manera enigmática se promete clara y abiertamente a un personaje determinado, a saber, que de su descendencia nacerá el Señor Jesús, como dice el Señor a aquél: A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. De este modo, en los salmos hallamos profetizado no sólo el nacimiento de Jesús, sino también su pasión salvadora, su reposo en el sepulcro, su resurrección, su ascensión y su glorificación a la derecha del Padre. El salmista anuncia lo que nadie se hubiera atrevido a decir, aquello mismo que luego, en el Evangelio, proclamó el Señor en persona.
Responsorio Sal 56, 8-9
R. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. * Voy a cantar y a tocar para ti.
V. Despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
R. Voy a cantar y a tocar para ti.
V. Despierta, gloria mía; despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
R. Voy a cantar y a tocar para ti.
Oración
Oremos:
Oh Dios, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas, y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo , tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.jueves, 13 de junio de 2019
Eres una persona de fiar? Eres quien dices ser? Eres quien dices seguir a Cristo?
2 Corintios 3,15-4,1.3-6
Hermanos: Hasta hoy, cada vez que los israelitas leen los libros de Moisés, un velo cubre sus mentes; pero cuando se vuelvan hacia el Señor, se quitará el velo. El Señor del que se habla es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
Por eso, encargados de este ministerio por misericordia de Dios, no nos acobardamos. Si nuestro Evangelio sigue velado, es para los que van a la perdición, o sea, para los incrédulos: el dios de este mundo ha obcecado su mente para que no distingan el fulgor del glorioso Evangelio de Cristo, imagen de Dios. Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, predicamos que Cristo es Señor, y nosotros siervos vuestros por Jesús. El Dios que dijo: "Brille la luz del seno de la tiniebla", ha brillado en nuestros corazones, para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos deja ver como muchas veces nosotros podemos caer en el error de estar enceguecidos por el conocimiento, por el orgullo, la vanidad, nuestras propias opiniones, criterios y todo lo demás. A veces ni siquiera puede ser que la persona sea consciente de la situación y tiene que venir otra persona para hacerle caer en cuenta de error que está cometiendo. Por ejemplo hay madres que por amor a sus hijos caen en la alcahuetería y son muy permisivas, otras por ejemplo son muy drásticas y maltratan a sus hijos con palabras y gestos no verbales, otras por querer que sus hijos crezcan en la fe cristiana y en la iglesia entonces les ponen cargas pesadas a sus hijos llegando a exigirles que cumplan estrictamente lo que dice la ley sin enseñarle el lado amoroso de Dios. Hay otros por ejemplo que no aceptan la diversidad, las diferentes maneras que obra el Espíritu Santo de Dios, el lenguaje de amor de Dios y todo aquello que sale y rompe los esquemas tradicionales lo critican.
La lectura de hoy nos dice “ Cuando ustedes vuelvan al Señor, se quitara el velo. El Señor del que se habla es el Espíritu; y donde hay el Espíritu del Señor hay libertad “. Este es el signo, si realmente nos hemos encontrado con el Señor entonces El Espíritu nos habla y os dará libertad. Su libertad nos transformará de tal manera que la imagen de Dios se verá reflejada y resplandecerá en cada cosa que hagamos. Quieres escuchar al Espíritu Santo de Dios? Clamalo, pidelo con insistencia y espera, abre tu corazón, tus sentidos y El en lo sencillo te hablará.
Al final de la lectura nos dice “ …. para que nosotros iluminemos, dando a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo”.
Cómo podemos dar la Gloria a Dios e iluminar a otros? Dejando brillar al Cristo que está dentro de nosotros, El mismo que está transformandonos. Seremos reconocidos quien es nuestro maestro, a quien seguimos, y realmente quien vive dentro de nuestro ser cuando llevemos alegría donde hay tristeza, amor donde hay desamor, paz donde hay tribulación, esperanza donde hay desesperanza, fecundidad donde hay aridez, unidad donde hay desunión, fraternidad donde hay discordia, rompiendo chismes y comentarios malintencionados. Jesús necesita que donde estes seas un vehículo de bendición para otros llevando sanación, liberación, paz, alegría, esperanza, unidad. Como dice el Santo del dia de hoy , San antonio de Padua “ El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree “.
Hoy revisa muy bien si eres una persona de fiar, Eres quien dices ser? Eres quien dices seguir a Cristo?
Salmo 84 " La gloria del Señor habitará en nuestra tierra "
Mateo 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último cuarto."
Palabra de Dios
No podemos confundir la misericordia de Dios con aplazar nuestra conversión o lo peor de todo a seguir siendo mediocres.
Una de las tantas cosas que en mi vida de fe me ha costado lágrimas, es tratar de ser coherente con lo que predico y vivir con lo que se cree.
En el evangelio de hoy Jesús no viene a exigir menos sino mucho más, pero para ese "más" nos da una sobreabundancia de fuerza interior y de luz de gracia que convierte lo que sería del todo imposible en algo no sólo posible sino "normal".
Porque a veces el ser humano se enfrasca en sí mismo? primero porque no se conoce a profundidad. Cuando te conoces realmente sabes qué es lo que puedes lograr a llegar a ser y que no eres capaz de llegar a ser. Por eso es tan importante conocer y poner a trabajar el Espíritu de Dios. El es la fuerza interior que nuestra alma necesita para permanecer y ser fieles a Cristo. Si estás lleno del Espíritu Santo de Dios las dificultades las vez como oportunidades, las tentaciones son más fáciles de ganar, los insultos son como rosas para alcanzar la humildad, las persecuciones nos señala que vamos por el buen camino, y el martirio es para que resplandezca la Gloria de Dios.
Una vez que entendemos esto, entendemos también que nuestro Divino Maestro, más que exigir imposibles, está dejando bien establecida en nuestra mente una enseñanza: es grande sobre toda grandeza lo que Dios trae a quienes son en Cristo.
Pidamos al Espíritu Santo que nos quite el velo que nos aparta de la belleza de Dios que nos trae el evangelio y la persona en Cristo.Que con la ayuda del Espíritu Santo nos dé la gracia de iluminar y dar a conocer la gloria de Dios, reflejada en Cristo. Que seamos instrumentos de bendición anunciando la Buena noticia con obras de amor como es llevar sanación a tantos corazones a través de la alegría, esperanza, paz, fecundidad, amor, unidad, fraternidad, liberación al romper con chismes y comentarios malintencionados. Que por intercesión de San Antonio de Padua nos ayude a ser cristianos que lo que dicen practiquen, que vivamos de acuerdo con lo que se cree “. Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!!
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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