martes, 14 de septiembre de 2021

En el mayor dolor brilla el mayor amor.

 


En el mayor dolor brilla el mayor amor.

Primera lectura
Lectura del libro de los Números 21, 4b-9
En aquellos días, el pueblo ese cansó de caminar y habló contra Dios y contra Moisés:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin sustancia».
El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes».
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió:
«Haz una serpiente abrasadora y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.
Palabra de Dios


Salmo  77, 1-2. 34-35. 36-37. 38 R/. No olvidéis las acciones del Señor

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios».
Palabra del Señor


Algunas veces nos preguntamos porque Dios permite algunas cosas. Retomando una reflexión del Padre Pedro Justo Berrio donde nos invitaba a tener 5 actitudes frente al problema.
Abrazar el problema
Llenarnos de paz frente al problema
Ser pacientes y esperar que el problema madure
Poner fe a nuestra vida ante esta situación. Siempre hay un propósito Divino.
Llenarte de esperanza porque el problema no es para siempre.

Así como el Señor permite que algunas cosas nos sucedan también nos da el remedio. El pueblo Israelita fue incapaz de ver los signos de Dios a través de sus vidas. Recordemos que ellos estaban esclavizados en manos del faraón, Dios los libera a través de Moises y comienzan una travesía por el desierto para poder llegar a la tierra prometida. Vivir en el desierto no es fácil,  Dios quiere que su pueblo entienda que solo es posible vivir allí si confían sólo en Él. El pueblo no entendió esto sino que más bien empezó a renegar hasta llegar a decir “ ¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin sustancia”.

Recordemos las 5 actitudes ante el problema. Primero es muy importante ser conscientes que estamos en una situación que no podemos controlar, en vez de rechazar esa dificultad, abrazala, pídele al Señor que la abrace contigo. El acto de abrazarla es tomar esa cruz como lo hizo nuestro Señor Jesucristo, con paz, con serenidad, teniendo la seguridad que no estamos solos ante esa situación. Pedirle al Señor la gracia de la paciencia, porque el tiempo de Dios es perfecto. Si el problema no se ha solucionado, no te preocupes, el Señor aún sigue trabajando en el, dejalo que madure, no estropees el trabajo de Dios. Ante cualquier dificultad, recuerda que siempre hay un propósito Divino. No preguntes el porqué sino el para qué. Que debo de aprender de esta situación,  Dios que me quiere decir a través de esta dificultad, que hay dentro de mi que aun necesita ser sanado. Por último, llénate de esperanza, acuérdate que el problema no es para siempre. Recuerda la vez que tuviste un problema y no sabias como solucionarlo, ahora es solo un recuerdo, algo más que viviste y aprendiste.

En algunos países hoy se celebra la exaltación de la Santa Cruz. Desde el primer Viernes Santo, la cruz es nuestra señal, nuestra victoria. En ella recordamos la pasión y muerte de Jesús: “Lo arrancaron de la tierra de los vivos; por los pecados de mi pueblo lo hirieron”. Pero, sobre todo,  es trono de exaltación; así lo canta la liturgia: “Oh cruz fiel, árbol único en nobleza”, “Este es el árbol de la cruz en que estuvo clavada la salvación del mundo”.

La fiesta es llamada de la exaltación, y así lo proclama la Palabra. Aparece la imagen de la serpiente del desierto; mirarla era quedar curado. Recoge la expresión el Evangelio: “Como Moisés en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”. Lo comenta San Pablo: primero, “se despojó de su rango”, en la Encarnación; luego, “se rebajó hasta someterse a una muerte de cruz”; y, por eso, “Dios lo levantó sobre todo, de modo que toda lengua proclame “Jesús es el Señor”. Muere el inocente, y carga con los pecados de todos. Es condenado, y él no condena sino que perdona. En el mayor dolor brilla el mayor amor.

Jesús acepta la cruz por obediencia. Asume el mal que le lleva a la cruz y lo destruye con el poder de su amor. Por eso, a los cristianos sólo nos queda contemplar, mirar, agradecer, adorar, aceptar  esta cruz. Es fácil llevar una cruz en una cadena colgada del cuello, pero es difícil seguir las pisadas de Jesus.  Una vez alguien me preguntó, ¿Porque siempre llevas en el cuello una imagen de la cruz? Y le dije “ No solo porque soy Cristiano sino porque no se me puede olvidar el gran amor que Cristo dejó en la cruz para darme vida y salvación “.  

Oracion a la Santa Cruz de Jesucristo

Dios todo poderoso
que habéis sufrido la muerte
sobre el árbol de la cruz,
por nuestros pecados,
acompáñadme,
Santa Cruz de Jesucristo,
ten piedad de mí.

Santa Cruz de Jesucristo,
rechazad de mi toda arma cortante y de fuego.
Santa Cruz de Jesucristo,
derramad sobre mi todo bien.
Santa Cruz de Jesucristo,
descartad de mi todo mal.

Santa Cruz de Jesucristo,
haced que alumbre el camino de la salud.
Santa Cruz de Jesucristo,
rechazad de mi todo atentado de muerte.
Santa Cruz de Jesucristo,
presérvame de accidentes corporales y temporales.
Que yo adore la Santa Cruz de Jesucristo por siempre;
Jesús de Nazaret crucificado, tened piedad de mí.
Haced que el Espíritu maligno y nocivo,
se aparte de mí, por los siglos de los siglos.
Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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