viernes, 3 de septiembre de 2021

La fe requiere de una autenticidad en el amor.

 


La fe requiere de una autenticidad en el amor.


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20


Cristo Jesús es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura;

porque en él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles.

Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades;

todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.

Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,

haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios


Sal 99, 2. 3. 4. 5 R/. Entrad en la presencia del Señor con vítores.


Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:

«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».

Jesús les dijo:

«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».

Les dijo también una parábola:

«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».

Palabra del Señor


En la primera lectura Pablo nos orienta la totalidad que es Cristo, imagen de Dios invisible. Él nos muestra la vida de Dios, a través de su palabra que es consuelo y que podemos experimentar su misericordia. Cristo es la paz, la luz, la vida y la verdad de todo cuanto existe. Todo se mantiene en Él porque Dios puso el centro de la Historia en su persona. 


La fe en Dios pasa por el conocimiento de Cristo. No hay otra alternativa para el compromiso de la fe. En Cristo reside toda la plenitud, la felicidad se halla en él. Y por medio de Él también se reconcilia todos los seres. Cristo es el principio de reconciliación. A través de Él se reúnen las promesas y las esperanzas de la humanidad. Cristo realiza la paz por medio de su sangre en la cruz. La paz tuvo un precio, la entrega total de su persona por una razón de amor. La entrega total y gratuita desde el amor supone que toda mi persona entra en el juego de la fe y del amor.


Por eso, como cristianos hemos de lograr que nuestra fe no sea un simple rezo mecánico que tranquiliza nuestras conciencias, o practicar ritos y tradiciones sin que haya una verdadera conversión y compromiso. Mantenernos en Cristo y creer desde la Fe que él es el Hijo de Dios nos debe llevar a un compromiso real en que se une la fe y el amor. La fe nos lleva al amor de Cristo. Cristo nos dio testimonio con su vida desgastandose amando y sirviendo a los demás. Eso es un compromiso real, y Dios espera eso de cada uno de nosotros. 


Una de las bendiciones que he descubierto en este caminar de Fe, es que hay que desaprender para poder aprender. A lo que me refiero es que hay que encontrar nuevos caminos para que la fe se renueve en nuestro interior: a odres nuevos le pertenecen vinos nuevos.


Algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de crecer en familias católicas cristianas. Éramos de los que no faltábamos a Misa los domingos, el rezo del rosario, dar el diezmo, en fin. Quizás estas devociones y prácticas exteriores nos ayudaron a mantenernos ahí quedándonos con el catecismo de la primera comunión. Nuestros padres hicieron lo que pudieron, era nuestro deber seguir creciendo en la fe y en el amor. Y cómo hacerlo? muy sencillo, acercándonos a la Palabra de Dios a través de la parroquia quienes ofrecen grupos de oración o estudio de la misma Palabra de Dios. 


Hay personas que se ciñen al ritualismo, un ejemplo de ello, es la eterna disputa que se ha generado por motivo de la pandemia y la comunión en la boca. Hay personas que en contra del sentido común exigen la comunión en la boca, sin caer en la cuenta de que puede contagiar al sacerdote, y a su vez, el sacerdote contagiar a más fieles. Hay una responsabilidad y el sentido común que hace que el sacerdote se incline en dar la comunión en la mano. Algunas personas lo consideran un sacrilegio tocar al Señor, y expresan con mala educación, y falta de amor su desacuerdo con el sacerdote. En este caso, ¿qué es más importante para mi fe? El cumplir escrupulosamente con la comunión en la boca o actuar desde el sentido común, la responsabilidad y el equilibrio frente a la pandemia, y, así, procurar un comportamiento más ajustado con el amor al prójimo.


Jesús nos invita a tener un corazón nuevo, Él quiere llenar nuestro corazón de su amor para que seamos auténticos extensiones de su amor. Pidamos a Dios para que encontremos motivos nuevos para renovar nuestro corazón y nuestro amor. Que seamos capaces de amar desde la responsabilidad de la fe siempre nueva.


Mi amado Jesús, no solo es importante reconocerte como el Hijo de Dios, es también necesario mantenerse y permanecer en tu amor para que pueda comprometerme desde la fe y el amor, asi como tu lo hiciste.  Llename Señor de tu amor para que pueda ser auténtico cuando amo y sirvo a los demás. Que deje a un lado la vanidad para llenarme de tu humildad y sencillez. Quiero aprender a amar como tú lo haces, desde la misericordia y desde la responsabilidad para que mi Fe siempre esté viva y se renueva desde ti, Amen.


Dios te bendiga,


¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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