viernes, 2 de febrero de 2018

Cristo llega a ese encuentro entre el amanecer y el ocaso, entre un bebé y un anciano, entre la vida que declina y sólo pide un cobijo de paz, y la vida que despunta y regala de su esplendor y su luz.


Malaquías 3,1-4

Así dice el Señor: "Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos."
Palabra de Dios


Hoy en esta primera lectura vemos como Malaquías quien es otro profeta del Señor utiliza palabras como Juan el Bautista ” prepare el camino ante mí “. Malaquías nos quiere dejar claro que algun dia vamos a estar cara a cara, frente a frente con Dios. Es por eso que este profeta nos invita a que no vivir distraídos en este mundo, ya que el mismo Dios nos envía mensajeros para que preparen nuestro camino que nos lleva a Dios. Dios envió a los profetas en el antiguo testamento, pero como el pueblo de Israel seguía  necio, entonces envía a su propio hijo y a pesar de ello, aun en nuestro tiempo seguimos caminando a la deriva o sin entender el porque la venida de Cristo en esta tierra.

Claro que Cristo vendrá por segunda vez, cuando ? no lo sabemos, ese dia que El llegue nadie podrá resistir porque la verdad de cada uno estará frente a Dios. Algunos dicen que la segunda venida es cuando nosotros realmente nos encontremos con él en una sincera y profunda conversión, otros dicen que la segunda venida es en el momento de la muerte y otros afirman que es en la parusía, esto es cuando Cristo venga con todo su poder para establecer su reinar.

Independientemente lo que signifique la segunda venida de Cristo, nosotros lo que debemos estar es en actitud de peregrino, lo que significa, viviendo con esperanza cada dia, creciendo en la Fe y viviendo cada minuto y segundo en el amor y servicio con los hermanos.

Jesus hoy entra al templo de una manera sencilla y humilde. Pero solo aquellos quienes tienen un corazón humilde son capaces de reconocer al salvador. Pidámosle al Buen Dios que nos ayude a reconocer a Jesús como el Mesías teniendo un corazón sencillo y humilde, El quien es el salvador y nos ayuda a preparar el camino para llegar a Nuestro Padre Celestial.

Preguntate … Que disculpas tienes ante el Amor de Dios?

Salmo 23 " El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la Gloria"

Hebreos 2,14-18

Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaba la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.
Palabra de Dios


Lucas 2,22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Palabra de Dios


Hoy el evangelio trae a mi memoria otro pasaje del evangelio de Marcos 12: 41-44 “ Jesús estaba una vez sentado frente a los cofres de las ofrendas, mirando cómo la gente echaba dinero en ellos. Muchos ricos echaban mucho dinero.  En esto llegó una viuda pobre, y echó en uno de los cofres dos moneditas de cobre, de muy poco valor. 43 Entonces Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres; pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir.”
Los Padres de Jesus, Maria y José llevaron al templo al niño Jesús para presentarlo al Señor. Dice la lectura que de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones." Esta ofrenda es de los pobres (cf. Lev 5,7; 12,8), de la misma manera que la del evangelio de Marcos.

Cristo es el embajador de todos los que no tienen que ofrecer, y la pobreza de su ofrenda bien resume lo que todos nosotros somos ante Dios. Ningún sacrificio de nosotros es digno para Él. Es por eso que hoy en el evangelio también aparece Simeon, que, además de pobre tenía esa otra pobreza que es la ancianidad, vecina de la muerte. A este hombre, doblemente pobre, Cristo Bebé le da una doble alegría: la de la salvación y la de un descanso en la paz y en la luz.

Cristo llega a ese encuentro entre el amanecer y el ocaso, entre la desesperanza y la esperanza, entre un bebé y un anciano, entre la vida que declina y sólo pide un cobijo de paz, y la vida que despunta y regala de su esplendor y su luz.

Señor una vez mas me traes esperanza para mi vida al encontrarme contigo. Que gozo, que Paz, que bendicion tenerte presente en mi diario vivir. Dame la gracia de ponerte en el primer lugar de mi vida para que mi vida sea fecunda y para que mi corazón se mantenga vivo. Oro por aquellos que aun no te reconocen, oro para que Tu Luz llegue hasta lo profundo de su ser, porque Tu eres la Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabados sea Jesucristo!!!!

Tarea: tener una actitud de esperanza y optimismo al relacionarse con los otros.

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