viernes, 3 de agosto de 2018

La verdad nos libera en cambio el pecado nos hace esclavos felices. El mal quiere que vivamos distraídos para luego morir desesperados.


Jeremías 26, 1-9

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.
A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles a causa de sus malas acciones. Les dirás: "Así dice el Señor: Si no me obedecéis, cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais), entonces trataré a este templo como al de Silo, a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.""
Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras, en el templo del Señor.
Y, cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: Eres reo de muerte. ¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada?"
Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.
Palabra de Dios


Hoy vemos la misión encomendada por Dios al profeta Jeremías. Esta misión no es nada fácil ya que debe predicar las consecuencias que trae el pecado. En otras palabras hablar la verdad y la gente lo que menos quiere es eso, escuchar la verdad. No te a pasado que cuando aconsejas a alguien y le haces ver en el error en que esta, se ponen como unos pavos reales? Es quien más grita o quien más ofenda.  Pero Jeremías es de Dios y Dios le ha encargado hablar de eso que nadie quiere oír: pecar trae consecuencias. En resumidas cuentas, Jeremías es despreciado por el pueblo de Dios.

Bien lo dice Santa Catalina de Siena dijo una vez que la estrategia del demonio para llevar a la gente a la condenación era esta: durante la vida, vendarles los ojos para que no vieran lo que estaban haciendo; a la hora de la muerte, quitarles la venda de repente y obligarlos a ver la gravedad espantosa de las faltas cometidas. Este plan es una conjunción de indolencia irresponsable y desesperación arrogante: vivir distraídos para morir desesperados.

Cuando acompañas a una persona en su lecho de muerte, tú te das cuenta quien tuvo una vida cercana a Dios y quien vivió su vida a espaldas de Dios. Lo que dice Santa Catalina de Siena, es verdad y yo personalmente he tenido esa experiencia al acompañar a algunas personas que está cerca a la muerte.

Dios nos ama tanto que a través de nuestros pensamientos, de personas e inclusive a través de medios muy comunes nos quiere mostrar cómo el demonio trabaja. Mientras el demonio duerme la conciencia, Dios lo que hace es todo lo contrario. Es por eso que Jeremías tenía la tarea de despertar a esa conciencia adormecida.

En nuestro tiempo aún Dios nos habla por medio de tantos profetas y personas buenas que están cerca de nosotros. El no quiere que ninguno de sus hijos se pierdan. No despreciemos el mensaje de Dios, aunque parezca severo y radical, emprendamos un camino nuevo y mejor.

Salmo 68 " Que me escuche tu gran bondad, Señor"

Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


De la misma manera que despreciaron a Jeremías, hoy en el evangelio nos muestra como también desprecian a Jesús. Pero porque esas dudas?

El pueblo no le creia porque lo conocían, conocían de su familia, de su pasado, de su casa. No podían admitir que algo tan grande hubiera sucedido en sus narices y que sólo ahora lo estuvieran viendo. No podían reconocer que en medio de ellos podría salir algo tan especial y divino. Admitir algo así implicaba humillarse y reconocer que no todo se debía a las circunstancias.

Así como le sucedió a Jesús en nuestro tiempo pasa lo mismo. Nos cuesta reconocer que aquella amiga, quizás una madre o un padre, una abuela, sea una persona santa y buena. Pensamos que eso es imposible que se de en nuestro tiempo. Conozco algunas personas que llegan hasta el punto de atacar, a ponerle zancadillas para que esta persona buena y santa flaquee y pueda decir “ Vio que todo el mundo peca”.

Jesús es desechado y rechazado porque dice y anuncia la verdad. Jesús es más que sus circunstancias. Aquello que le rodeó no lo anegó. No se dejó aplastar por el relato que le recitaba la vida. Esto nos enseña que nosotros no somos producto de las circunstancias. Algunas personas dicen “  yo soy bebedor porque mi padre lo fue”, “ yo tengo negocios ilícitos porque nunca tuve oportunidad para trabajar honradamente”, “yo ejerzo la prostitución porque no tuve más opción”. Personas que piensan de esa manera son mediocres porque justifican lo que hacen. La vida que se nos dio es la oportunidad de escribir capítulos decisivos. Dios nos dio la consciencia y el libre albedrío.

Jesús también nos invita a tener Fe. Nosotros ponemos todo lo que tenemos y Dios hace lo imposible. Nuestro destino no está trazado por las circunstancias. Nosotros tomamos la decisiones y el final tendremos los resultados dependiendo de las decisiones ya sea acertadas o equivocadas.

Mi amado Jesús, dame la gracia de ser un profeta en este tiempo, que sin temor denuncie lo que no está conforme a la ley de Dios.  Quiero vivir a la manera del evangelio aunque esto signifique ser rechazado y despreciado por el mundo. La verdad nos libera en cambio el pecado nos hace esclavos felices. Hoy tomo la decisión de trabajar para el Reino de Dios, dar a conocer la buena Noticia, para que crezca y se fortalezca en la fe, la esperanza y la caridad. Aunque mi esfuerzo y mi trabajo sea pequeño, tu sabes que es lo que hay en mi corazón y con fe tengo la confianza que en tu tiempo Tu obra se realizará en cada uno de nosotros tus hijos, Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

Tarea:  expresa con palabras y detalles, el amor que sientes por los que están a tu lado.


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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