sábado, 23 de febrero de 2019

Lectio Divina

LA ESPOSA ES EL SOL DE LA FAMILIA
La esposa viene a ser como el sol que ilumina a la familia. Oíd lo que de ella dice la
sagrada Escritura: Mujer hermosa deleita al marido, mujer modesta duplica su encanto. El
sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella, en su casa bien arreglada.
Sí, la esposa y la madre es el sol de la familia: Es el sol con su generosidad y
abnegación, con su constante prontitud, con su delicadeza vigilante y previsora en todo
cuanto puede alegrar la vida a su marido y a sus hijos. Ella difunde en torno a sí luz y
calor; y, si suele decirse de un matrimonio que es feliz cuando cada uno de los cónyuges,
al contraerlo, se consagra a hacer feliz, no a sí mismo, sino al otro, este noble sentimiento
e intención, aunque les obligue a ambos, es sin embargo virtud principal de la mujer, que
le nace con las palpitaciones de madre y con la madurez del corazón; madurez que, si
recibe amarguras, no quiere dar sino alegrías; si recibe humillaciones, no quiere devolver
sino dignidad y respeto, semejante al sol que, con sus albores, alegra la nebulosa mañana
y dora las nubes con los rayos de su ocaso.
La esposa es el sol de la familia con la claridad de su mirada y con el fuego de su
palabra; mirada y palabra que penetran dulcemente en el alma, la vencen y enternecen y
alzan fuera del tumulto de las pasiones, arrastrando al hombre a la alegría del bien y de la
convivencia familiar, después de una larga jornada de continuado y muchas veces fatigoso
trabajo en la oficina o en el campo o en las exigentes actividades del comercio y de la
industria.
La esposa es el sol de la familia con su ingenua naturaleza, con su digna sencillez y con
su majestad cristiana y honesta, así en el recogimiento y en la rectitud del espíritu como
en la sutil armonía de su porte y de su vestir, de su adorno y de su continente, reservado
y a la par afectuoso. Sentimientos delicados, graciosos gestos del rostro, ingenuos
silencios y sonrisas, una condescendiente señal de cabeza, le dan la gracia de una flor
selecta y sin embargo sencilla que abre su corola para recibir y reflejar los colores del sol.

¡Oh, si supieseis cuán profundos sentimientos de amor y de gratitud suscita e imprime
en el corazón del padre de familia y de los hijos semejante imagen de esposa y de madre!

Responsorio Sir 26, 16. 21

R. Mujer hermosa deleita al marido. * Mujer modesta duplica su encanto.
V. El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella en su casa bien arreglada.
R. Mujer modesta duplica su encanto.

Oración

Oremos:
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sinceros de corazón, concédenos
vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por
Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...