SACRAMENTO DE UNIDAD Y DE CARIDAD
La edificación espiritual del cuerpo de Cristo, que se realiza en la caridad (según la
expresión del bienaventurado Pedro, las piedras vivas entran en la construcción del templo
del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado; para ofrecer sacrificios espirituales que Dios
acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, repito, nunca se pide más
oportunamente que cuando el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia; ofrece el mismo cuerpo
y la misma sangre de Cristo en el sacramento del pan y del cáliz: El cáliz que bebemos es
comunión con la sangre de Cristo, y el pan que partimos es comunión con el cuerpo de
Cristo; el pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo,
porque comemos todos del mismo pan.
expresión del bienaventurado Pedro, las piedras vivas entran en la construcción del templo
del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado; para ofrecer sacrificios espirituales que Dios
acepta por Jesucristo), esta edificación espiritual, repito, nunca se pide más
oportunamente que cuando el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia; ofrece el mismo cuerpo
y la misma sangre de Cristo en el sacramento del pan y del cáliz: El cáliz que bebemos es
comunión con la sangre de Cristo, y el pan que partimos es comunión con el cuerpo de
Cristo; el pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo,
porque comemos todos del mismo pan.
Y lo que en consecuencia pedimos es que con la misma gracia con la que la Iglesia se
construyó en cuerpo de Cristo, todos los miembros, unidos en la caridad, perseveren en la
unidad del mismo cuerpo, sin que su unión se rompa.
Esto es lo que pedimos que se realice en nosotros por gracia del Espíritu, que es el
mismo Espíritu del Padre y del Hijo; porque la Santa Trinidad, en la unidad de naturaleza,
igualdad y caridad, es el único, solo y verdadero Dios, que santifica en la unidad a los que
adopta.
Por lo cual dice la Escritura: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Pues el Espíritu Santo, que es el mismo Espíritu del Padre y del Hijo, en aquellos a
quienes concede la gracia de la adopción divina, realiza lo mismo que llevó a cabo en
aquellos de quienes se dice, en el libro de los Hechos de los apóstoles, que habían
recibido este mismo Espíritu. De ellos se dice, en efecto: En el grupo de los creyentes
todos pensaban y sentían lo mismo; pues el Espíritu único del Padre y del Hijo, que, con el
Padre y el Hijo es el único Dios, había creado un solo corazón y una sola alma en la
muchedumbre de los creyentes.
Por lo que el Apóstol dice que esta unidad del Espíritu con el vínculo de la paz ha de
ser guardada con toda solicitud, y aconseja así a los Efesios: Yo, el prisionero por el Señor,
os ruego que andéis, como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre
humildes y amables; sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en
mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz.
Dios acepta y recibe con agrado a la Iglesia como sacrificio cuando la Iglesia conserva
la caridad que derramó en ella el Espíritu Santo: así, si la Iglesia conserva la caridad del
Espíritu, puede presentarse ante el Señor como una hostia viva, santa y agradable a Dios.
Responsorio Jn 17, 20. 21. 22. 18
R. Yo te ruego por todos los que han de creer en mí, para que todos sean uno, así como
tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Yo les he dado la gloria que tú me diste; * para que sean
uno, como nosotros somos uno. Aleluya.
V. Como tú me enviaste al mundo, así también yo los he enviado al mundo.
R. Para que sean uno, como nosotros somos uno. Aleluya.
tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Yo les he dado la gloria que tú me diste; * para que sean
uno, como nosotros somos uno. Aleluya.
V. Como tú me enviaste al mundo, así también yo los he enviado al mundo.
R. Para que sean uno, como nosotros somos uno. Aleluya.
Oración
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de anunciar la victoria de Cristo resucitado, y
pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en
plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.pues en ella nos has dado la prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en
plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario