martes, 16 de abril de 2019

Porque le fallamos a Jesús?


Isaías 49, 1-6
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso".
Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Palabra de Dios


Hoy la primera lectura nos lleva a una situación que muchos hemos vivido, el desaliento. Por que a veces nos desanimamos? quizás porque Dios responde a nuestras peticiones de la manera que no lo estábamos esperando, también porque vemos cómo la maldad va creciendo cada vez más, también cuando reconocemos que es muy poco lo que hemos hecho por el señor y falta mucho por hacer, porque a pesar de nuestro esfuerzo volvemos a caer en los mismos errores. Es muy fácil permanecer en la Fe cuando Dios te concede tus súplicas, es fácil permanecer alegres y con paz cuando se ve la Gloria de Dios, no es duro esforzarse cuando están a la vista los frutos de ese esfuerzo. Lo realmente difícil es trabajar y permanecer fiel al señor a pesar de la desobediencia de Dios al conceder nuestras peticiones, lo difícil es llevar esperanza donde huele a muerte, y lo difícil es permanecer en paz cuando no vemos que las cosas no salen como lo esperamos,  todo esto nos hace dudar del sentido mismo de nuestro empeño. Eso es lo que quiere el maligno crear en nosotros, desaliento, desánimo, falta de esperanza y perder la fe.

Hoy el Señor nos pide que perseveremos con Él, porque en Él está nuestra fuerza. Si superamos la hora de desaliento viene el descubrimiento maravilloso. La bruma se disipa, la noche cede y amanece la luz, porque el Señor viene a salvarme, el Señor defiende mi causa, y en Dios está mi recompensa. Renovemos cada día nuestro amor en Él, sabiendo que volverá la noche... pero no faltará un nuevo día, porque cada uno de nosotros somos valiosos para Dios

Salmo 70 " Mi boca contará tu auxilio "

Juan 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó Señor: ¿quién es?
Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.
Palabra de Dios


Hoy el evangelio nos invita a mirarnos a nosotros mismos, a revisar como esta nuestro amor hacia Dios y que es en lo que le fallamos.

Te puedes imaginar el profundo dolor que sintió Jesús al ver como uno de sus discípulos lo iba a traicionar en aquella misma noche?   Porque Judas traiciona a Jesús sabiendo que lo conocía, había comido con Él, compartió tres años cerca de Jesús. Pues bien Judas se desiluciono, se decepciono de Jesús porque pensó que el reino de Jesús era diferente, era establecer poder del mundo en esta tierra. Al Judas separarse de Jesús porque no va con la misión o propuesta de Jesús entonces le da cabida a otro tipo de intereses, la codicia del dinero. Judas empieza a idolatrar el dinero y es ahí donde él mismo saca a Dios de su vida. Que no nos suceda a nosotros lo mismo. Cuántos de nosotros caemos en el error de poner nuestros intereses por encima de la voluntad de Dios. Queremos que Dios sea nuestro lacayo, nosotros ordenamos y que sea Él quien obedece. Dudamos de Dios cuando no nos da resultados inmediatos, renegamos de Dios cuando frustra nuestros planes o a veces nos dejamos seducir por los placeres del mundo y se nos olvida de la existencia de Dios. 

Cuando Jesús dice “ Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. “, los discípulos se asustan. No esperaban esta declaración tan seria de que uno de ellos les iba a traicionar. Pedro hace una señal a Juan y pregunta a Jesús quién de los doce iba a cometer la traición. Recordemos lo que Jesús dice “ Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado “. Los discípulos porque no entienden esta señal nos preguntaremos. Los discípulos estaban desconectados con Jesús, ellos aún no habían entendido el mensaje de Jesus. No entender el mensaje de Jesús es no querer el mensaje de la cruz porque ella nos escandaliza. Perdonar 70 veces 7, amar a Dios sobre todas las cosas, amar a tu prójimo. Recordemos lo que dice Jesús “ Toma tu cruz y sígueme “.  

Por último vemos la pregunta de Pedro, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañaras más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contestó: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces. Pedro está fiado en sus fuerzas y está seguro que va cumplir lo que le dijo a Jesús, “ Daré mi vida por ti.”. Pero Pedro realmente no se conoce, cree conocerse y cree entenderle a Jesús. Por eso no nos confiemos en nuestras fuerzas para lograr lo que queremos, seamos humildes en reconocer lo cambiantes que somos, lo miedosos que somos, como también reconozcamos nuestras limitaciones. Hay uno mas grande que nosotros que está ahí para salir siempre en nuestro auxilio.

Señor Jesús, hoy nos exhortas con tu palabra al recordarnos porque nosotros te podemos fallar, cuando somos idólatras, cuando hay una desconexión de su amor crucificado y cuando nos fiamos de nuestras fuerzas. No permitas Señor que nuestros intereses personales nos separe de ti, ayúdame a estar unido a ti con un amor crucificado y dame la gracia de la buscar la verdad que guarda mi corazón y la humildad para reconocer cuales son mis limitaciones y salir en busca de tu auxilio. Amen.

Dios te bendiga

Alabado sea Jesucristo!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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