sábado, 31 de agosto de 2019
Lectio Divina
AL ADORNAR EL TEMPLO, NO DESPRECIES AL HERMANO NECESITADO
¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemples
desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo
abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: Esto es mi cuerpo; y con su
palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre, y no me disteis de
comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a
mi en persona lo dejasteis de hacer. El templo no necesita vestidos y lienzos, sino pureza
de alma; los pobres, en cambio, necesitan que con sumo cuidado nos preocupemos de
ellos.
Reflexionemos, pues, y honremos a Cristo con aquel mismo honor con que él desea ser
honrado; pues, cuando se quiere honrar a alguien, debemos pensar en el honor que a él
le agrada, no en el que a nosotros nos place. También Pedro pretendió honrar al Señor
cuando no quería dejarse lavar los pies, pero lo que él quería impedir no era el honor que
el Señor deseaba, sino todo lo contrario. Así tú debes tributar al Señor el honor que él
mismo te indicó, distribuyendo tus riquezas a los pobres. Pues Dios no tiene ciertamente
necesidad de vasos de oro, pero sí, en cambio, desea almas semejantes al oro.
No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos,
pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe
pensarse en la caridad para con los pobres. Porque, si Dios acepta los dones para su
templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres. En efecto,
de la ofrenda hecha al templo sólo saca provecho quien la hizo; en cambio, de la limosna
saca provecho tanto quien la hace como quien la recibe. El don dado para el templo puede
ser motivo de vanagloria, la limosna, en cambio, sólo es signo de amor y de caridad.
¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere
de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás
la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso
de agua? Y, ¿de qué serviría recubrir el altar con lienzos bordados de oro, cuando niegas
al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez? ¿Qué ganas con ello? Dime
si no: Si ves a un hambriento falto del alimento indispensable y, sin preocuparte de su
hambre, lo llevas a contemplar una mesa adornada con vajilla de oro, ¿te dará las gracias
de ello? ¿No se indignará más bien contigo? O, si, viéndolo vestido de andrajos y muerto
de frío, sin acordarte de su desnudez, levantas en su honor monumentos de oro,
afirmando que con esto pretendes honrarlo, ¿no pensará él que quieres burlarte de su
indigencia con la más sarcástica de tus ironías?
Piensa, pues, que es esto lo que haces con Cristo, cuando lo contemplas errante,
peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar el pavimento, las paredes y las
columnas del templo. Con cadenas de plata sujetas lámparas, y te niegas a visitarlo
cuando él está encadenado en la cárcel. Con esto que estoy diciendo, no pretendo prohibir
el uso de tales adornos, pero sí que quiero afirmar que es del todo necesario hacer lo uno
sin descuidar lo otro; es más: os exhorto a que sintáis mayor preocupación por el
hermano necesitado que por el adorno del templo. Nadie, en efecto, resultará condenado
por omitir esto segundo, en cambio, los castigos del infierno, el fuego inextinguible y la
compañía de los demonios están destinados para quienes descuiden lo primero. Por tanto,
al adornar el templo procurad no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es
mucho más precioso que aquel otro.
desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo
abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: Esto es mi cuerpo; y con su
palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre, y no me disteis de
comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a
mi en persona lo dejasteis de hacer. El templo no necesita vestidos y lienzos, sino pureza
de alma; los pobres, en cambio, necesitan que con sumo cuidado nos preocupemos de
ellos.
Reflexionemos, pues, y honremos a Cristo con aquel mismo honor con que él desea ser
honrado; pues, cuando se quiere honrar a alguien, debemos pensar en el honor que a él
le agrada, no en el que a nosotros nos place. También Pedro pretendió honrar al Señor
cuando no quería dejarse lavar los pies, pero lo que él quería impedir no era el honor que
el Señor deseaba, sino todo lo contrario. Así tú debes tributar al Señor el honor que él
mismo te indicó, distribuyendo tus riquezas a los pobres. Pues Dios no tiene ciertamente
necesidad de vasos de oro, pero sí, en cambio, desea almas semejantes al oro.
No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos,
pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe
pensarse en la caridad para con los pobres. Porque, si Dios acepta los dones para su
templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres. En efecto,
de la ofrenda hecha al templo sólo saca provecho quien la hizo; en cambio, de la limosna
saca provecho tanto quien la hace como quien la recibe. El don dado para el templo puede
ser motivo de vanagloria, la limosna, en cambio, sólo es signo de amor y de caridad.
¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere
de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás
la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso
de agua? Y, ¿de qué serviría recubrir el altar con lienzos bordados de oro, cuando niegas
al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez? ¿Qué ganas con ello? Dime
si no: Si ves a un hambriento falto del alimento indispensable y, sin preocuparte de su
hambre, lo llevas a contemplar una mesa adornada con vajilla de oro, ¿te dará las gracias
de ello? ¿No se indignará más bien contigo? O, si, viéndolo vestido de andrajos y muerto
de frío, sin acordarte de su desnudez, levantas en su honor monumentos de oro,
afirmando que con esto pretendes honrarlo, ¿no pensará él que quieres burlarte de su
indigencia con la más sarcástica de tus ironías?
Piensa, pues, que es esto lo que haces con Cristo, cuando lo contemplas errante,
peregrino y sin techo y, sin recibirlo, te dedicas a adornar el pavimento, las paredes y las
columnas del templo. Con cadenas de plata sujetas lámparas, y te niegas a visitarlo
cuando él está encadenado en la cárcel. Con esto que estoy diciendo, no pretendo prohibir
el uso de tales adornos, pero sí que quiero afirmar que es del todo necesario hacer lo uno
sin descuidar lo otro; es más: os exhorto a que sintáis mayor preocupación por el
hermano necesitado que por el adorno del templo. Nadie, en efecto, resultará condenado
por omitir esto segundo, en cambio, los castigos del infierno, el fuego inextinguible y la
compañía de los demonios están destinados para quienes descuiden lo primero. Por tanto,
al adornar el templo procurad no despreciar al hermano necesitado, porque este templo es
mucho más precioso que aquel otro.
Responsorio Mt 25, 35. 40; Pr 19, 17
R. Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me
hospedasteis. * Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes
hermanos, conmigo lo hicisteis.
V. Quien se apiada del pobre presta al Señor.
R. Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos,
conmigo lo hicisteis.
hospedasteis. * Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes
hermanos, conmigo lo hicisteis.
V. Quien se apiada del pobre presta al Señor.
R. Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos,
conmigo lo hicisteis.
Oración
Oremos:
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el
amor a tus preceptos y esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes
del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo
, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
amor a tus preceptos y esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes
del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo
, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
viernes, 30 de agosto de 2019
El mundo prefiere y quiere conciencias dormidas, pero hay que despertar !!!
1 Tesalonicenses 4,1-8
Hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús. Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada. Por consiguiente, el que desprecia este mandato no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura condensa el ideal de la vida cristiana en la palabra santidad. No entiendo como los católicos se escandalizan cuando les hablo de que “ Estamos llamados a la Santidad”. El católico que se ría o se escandalice de esto debería de revisar muy bien cual es el fundamento que tiene de nuestra Iglesia Catolica. En cambio hay otros que con humildad y sencillez dicen “ llegar a la santidad es imposible”. Eso está bien porque reconocen que es algo imposible para nuestras fuerzas pero no para Dios.
Pablo tiene mucho valor de predicar a los fieles de Tesalónica lo que tenía que sonarle no sólo extraño sino antipático e imposible. El apóstol, en efecto, habla de la pureza, particularmente en el matrimonio, a una gente que estaba acostumbrada a todo tipo de excesos y que miraba la infidelidad en la pareja con una mezcla de cinismo y resignación. Dios nos quiere santos y espera que nos esforcemos en serlo y él mismo nos ayuda. Si miramos en nuestra Iglesia Católica hay muchos santos y santas, hombres y mujeres valientes que se dejaron seducir por el amor y transformar por Cristo. Ellos son luces para nuestra vida, como ellos desde su cotidianidad fueron gigantes en su fe y en las obras de Dios. Realmente les recomiendo que lean acerca de la vida de los santos.
Es importante recordar esta exhortación de Pablo porque nos hace ver que no es el Evangelio el que tiene que adaptarse al mundo sino al revés. Si el mensaje del Evangelio tuviera que adaptarse al mundo Pablo habría tenido que alabar las costumbres de aquellos paganos. Muy al contrario, este verdadero testigo de Cristo tomó el camino arduo y antipático, y como quien anuncia la Cruz, predicó que la pureza era no sólo hermosa, sino necesaria para todo aquel que quiera seguir el camino de Dios.
En nuestro tiempo las personas se escandalizan acerca de la virginidad, la castidad entre los novios, la fidelidad en el matrimonio. Frente a un mundo que trata al sexo desde la trivialidad, el lucro o el descaro, también nosotros hoy tenemos una doble lucha: la búsqueda de la genuina pureza de corazón, nacida del amor a Cristo, y el anuncio de esa misma pureza a la gente de nuestro tiempo. No tendremos la victoria si no entramos en el combate, pero nuestro combate, si lo guía Cristo, no quedará sin victoria.
Salmo 96 " Alegraos, justos, con el Señor"
Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."
Palabra de Dios
Hoy el evangelio nos pide estar despiertos. El mundo prefiere y quiere conciencias dormidas, pero hay que despertar porque osino nos devoraran.
En días pasados vi la película Unplanned y algo que me impresionó como estas clínicas abortistas no permiten que la madre vean a su bebé a través de los equipos esto con una sola finalidad. Posiblemente si las madres ven a su bebé en la ecografía fácilmente se arrepienten y van a querer seguir con el embarazo. Cuantos paises que quieren legalizar la marihuana, claro les conviene porque entre más adictos hay mejor para los que están en el poder porque aseguran su permanencia en el poder para robar y exprimir las riquezas de un pueblo. Hoy Jesús nos invita a que despertemos porque Jesús admite que hay una especie de sueño que nos envuelve a todos, porque la diferencia entre unas y otras doncellas no está en que unas durmieron y otras no. Lo que las diferencia no es en este caso el sueño sino cómo se dispusieron para la hora del banquete, es decir: cómo prepararon su despertar.
Porque nos cuesta despertar nuestra consciencia? Qué hacer para que nuestra conciencia despierte?
Quizás el cansancio, el hastío o la oscuridad de la noche les ganaron y ellas pasivamente entregaron al sueño sin pensar qué podría suceder después. Nos cuesta despertar porque el pesimismo nos puede vencer al ver que vamos remando contra la corriente y damos todo por perdido. Las doncellas sensatas en cambio, aunque sintieran que la noche les podía vencer, hicieron acopio de aceite, de modo que al despertar pudieran contar con algo para vencer a la noche. Es un asunto de conciencia: unas fueron conscientes de que podían dormirse, y tomaron medidas al respecto; otras sencillamente se dejaron ganar del sueño.
Para que nuestra conciencia despierte tenemos que acercarnos a la Luz que es Cristo esto lo hacemos cuando leemos la Palabra de Dios y la meditamos llegando hacer estas preguntas… Que me dice Jesús en esta Palabra, que estoy haciendo o dejando de hacer, vivo conforme a su voluntad o a mis caprichos. Cuando nuestra conciencia despierta entonces nos volvemos testigos de Cristo porque buscamos la verdad y denunciamos a los poderosos. También para que nuestra conciencia despierte necesitamos el amor por los sacramentos que son las huellas que Jesus dejo en esta tierra, el sacramento del bautismo, la eucaristía, la confirmación y la confesión. Todo esto nos ayudará a destruir nuestras inclinaciones del mundo y poder elevar nuestra alma al cielo para unirse al Dios vivo. Este esfuerzo y la gracia de Dios nos ayudará a alcanzar la santidad a la que estamos llamados a ser.
Señor gracias por querer despertar mi conciencia que está adormecida en las tinieblas. Me recuerdas que no es el Evangelio el que tiene que adaptarse al mundo sino al revés. Se que a veces puede sonar antipático tu mensaje, me molesta, me talla, me incomoda pero es que seguirte no es para mediocres sino para aquellos que son radicales al profesar tu amor. Reconozco que la pureza no sólo es hermosa, sino necesaria para todo aquel que decide seguir Tu camino. Ayúdame a que mi conciencia despierte a la luz de Tu Palabra, que el examen de conciencia me ayude a reconocer que hice o que deje de hacer en el dia, dame la valentía y la perseverancia de buscar la verdad y denunciar a los poderosos. Que tenga más amor por los sacramentos porque son Tus huellas en esta tierra y dame la gracia de alcanzar la santidad a la que estoy llamad@, Amén.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
Encuentranos en : www.catolicosregina.com
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Lectio Divina
CONVERTÍOS A MÍ
Convertíos a mí de todo corazón, y que vuestra penitencia interior se manifieste por medio del ayuno, del llanto y de las lágrimas; así, ayunando ahora, seréis luego saciados; llorando ahora, podréis luego reír; lamentándoos ahora, seréis luego consolados. Y, ya que la costumbre tiene establecido rasgar los vestidos en los momentos tristes y adversos como nos lo cuenta el Evangelio, al decir que el pontífice rasgó sus vestiduras para significar la magnitud del crimen del Salvador, o como nos dice el libro de los Hechos que Pablo y Bernabé rasgaron sus túnicas al oír las palabras blasfematorias-, así os digo que no rasguéis vuestras vestiduras, sino vuestros corazones repletos de pecado; pues el corazón, a la manera de los odres, se rompe nunca espontáneamente, sino que debe ser rasgado por la voluntad. Cuando, pues, hayáis rasgado de esta manera vuestro corazón, volved al Señor, vuestro Dios, de quien os habíais apartado por vuestros antiguos pecados, y no dudéis del perdón, pues, por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de su misericordia perdonará, sin duda, la vastedad de vuestros muchos pecados.
Pues el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; él no se complace en la muerte del malvado,: sino en que el malvado cambie de conducta y viva; él no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión y sabe retirar su malicia de nosotros, de manera que, si nos convertimos de nuestros pecados, él retira de nosotros sus castigos y aparta de nosotros sus amenazas, cambiando ante nuestro cambio. Cuando aquí el profeta dice que el Señor sabe perdonar su malicia, por malicia no debemos entender lo que es contrario a la virtud, sino las desgracias con que nuestra vida está amenazada, según aquello que leemos en otro lugar: A cada día le bastan sus disgustos, o bien aquello otro: ¿Sucede una desgracia en la ciudad que no la
mande el Señor?
Y, porque dice, como hemos visto más arriba, que el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad y que sabe retirar su malicia, a fin de que la magnitud de su clemencia no nos haga negligentes en el bien, añade el profeta: Quizá se arrepienta y nos perdone y nos deje todavía su bendición. Por eso, dice, yo, por mi parte, exhorto a la penitencia y reconozco que Dios es infinitamente misericordioso, como dice el profeta David: Misericordia, Dios mío; por tu bondad, por tu inmensa compassion borra mi culpa.
Pero, como sea que no podemos conocer hasta dónde llega el abismo de las riquezas y sabiduría de Dios, prefiero ser discreto en mis afirmaciones y decir sin presunción: Quizá se arrepienta y nos perdone. Al decir quizá, ya está indicando que se trata de algo o bien imposible o por lo menos muy difícil.
Habla luego el profeta de ofrenda y libación para nuestro Dios: con ello, quiere significar que, después de habernos dado su bendición y perdonado nuestro pecado, nosotros debemos ofrecer a Dios nuestros dones.
Pues el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; él no se complace en la muerte del malvado,: sino en que el malvado cambie de conducta y viva; él no es impaciente como el hombre, sino que espera sin prisas nuestra conversión y sabe retirar su malicia de nosotros, de manera que, si nos convertimos de nuestros pecados, él retira de nosotros sus castigos y aparta de nosotros sus amenazas, cambiando ante nuestro cambio. Cuando aquí el profeta dice que el Señor sabe perdonar su malicia, por malicia no debemos entender lo que es contrario a la virtud, sino las desgracias con que nuestra vida está amenazada, según aquello que leemos en otro lugar: A cada día le bastan sus disgustos, o bien aquello otro: ¿Sucede una desgracia en la ciudad que no la
mande el Señor?
Y, porque dice, como hemos visto más arriba, que el Señor es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad y que sabe retirar su malicia, a fin de que la magnitud de su clemencia no nos haga negligentes en el bien, añade el profeta: Quizá se arrepienta y nos perdone y nos deje todavía su bendición. Por eso, dice, yo, por mi parte, exhorto a la penitencia y reconozco que Dios es infinitamente misericordioso, como dice el profeta David: Misericordia, Dios mío; por tu bondad, por tu inmensa compassion borra mi culpa.
Pero, como sea que no podemos conocer hasta dónde llega el abismo de las riquezas y sabiduría de Dios, prefiero ser discreto en mis afirmaciones y decir sin presunción: Quizá se arrepienta y nos perdone. Al decir quizá, ya está indicando que se trata de algo o bien imposible o por lo menos muy difícil.
Habla luego el profeta de ofrenda y libación para nuestro Dios: con ello, quiere significar que, después de habernos dado su bendición y perdonado nuestro pecado, nosotros debemos ofrecer a Dios nuestros dones.
Responsorio Cf. Sal 23, 4; 2Co 6, 6; Col 2, 14; Jl 2, 13
R. Convertíos todos a Dios con pureza de alma y con caridad sincera, * para que se cancele la nota deudora de vuestros pecados.
V. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras y convertíos al Señor, vuestro Dios.
R. Para que se cancele la nota deudora de vuestros pecados.
V. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras y convertíos al Señor, vuestro Dios.
R. Para que se cancele la nota deudora de vuestros pecados.
Oración
Oremos:
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicissitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo , tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.jueves, 29 de agosto de 2019
El poderoso es arrogante pero es vencido por la humildad de Cristo.
Jeremías 1, 17-19
En aquellos días recibí esta palabra del Señor: "Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura vemos como Jeremías siente temor de la misión que Dios le confía como es evangelizar.
Cuando comienzas un nuevo trabajo, fácilmente sentimos temor, sentimos estrés porque tenemos dudas de poder pasar el tiempo de prueba, apenas comenzamos a conocer los compañeros de trabajo, los jefes, los directivos de la empresa. Toda esta presión es porque algo de nosotros quiere dar lo mejor de sí y además queremos llenar las expectativas de los nuevos jefes.
Jeremías por su parte sentía temor, temor porque sabe o no sabe a que se va enfrentar, temor a la capacidad de hacerlo bien o no, temor a no quedar en ridículo, o temor porque no sabe cómo hacerlo. Por eso que el señor le dice “ Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando “, es como decirte ponte derecho, ponte de pie y ve porque Yo te mando. A renglón seguido le dice “ No les tengas miedo “. El miedo nos inmoviliza, nos limita, no nos deja avanzar. Podemos tener muchos talentos pero si el miedo nos invade entonces ni siquiera sabemos cómo utilizar los talentos que tenemos. Las palabras del Señor nos consuelan porque nos dice “ yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce … “ Ahí nos damos cuenta que el Señor reconoce a lo que nos vamos a enfrentar y nos prepara el camino. Por último nos dice que no vamos a estar solos, van a tratar de derribarnos porque lucharán contra ti, “ pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.
A veces como padres de familia estamos en situaciones difíciles con nuestros hijos, nuestra responsabilidad como padres es llamar la atención a nuestros hijos cuando vemos que ellos se están desviando del camino. No tengas miedo de llamarle la atención a tus hijos, hacerle ver las cosas. Dios nos dio unos hijos y después le tendremos que dar cuenta a El que hicimos con ellos, sera que si nos esforzamos como padres para llevarlos a los pies de Cristo o más bien nos hicimos los desentendidos.
Así pues, tengamos la plena confianza que si estamos haciendo la voluntad de Dios vamos por buen camino y si los adversarios, los oponentes nos quieren lastimar, no lo podrán lograr porque vamos en el Nombre de Dios.
Salmo 70 " Mi boca contará tu auxilio "
Marcos 6,17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy." Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino." Ella salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista." Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista." El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Palabra de Dios
Hoy nuestra iglesia catolica hace memoria del martirio de Juan Bautista.
Hay varias enseñanzas que nos trae este Santo, como profeta anunció la bondad de Dios invitando a la conversión, denunció a los poderosos y llamó a los pecados por su nombre, y además se rebajó el mismo para que el Señor brillará, esto quiere decir que al rebajarse como ser humano dejó que la palabra de Dios creciera y hubiera presencia de Dios. Esto es ser un verdadero profeta es quien anuncia a Dios, quien denuncia el pecado y quien tiene presencia de Dios.
Una de las cosas que me sorprende aún es que en nuestro tiempo encontramos pastores que en vez de anunciar la misericordia de Dios, el amor de Dios, la bondad de Dios, lo que hacen es que se van a los extremos, esto es latigazo por todas las cosa que haces, y te resaltan el pecado y te dicen que te vas a condenar y otros pastores llegan a la alcahuetería. Entonces terminan con prédicas como todo está bien, Dios te ama, Él te perdona todo, todo lo que has hecho no va tener repercusiones en tu vida, palmadas aqui y alla, y listo que aquí no ha pasado nada. No me cansaré de decir Jesús amaba a los pecadores pero no amaba sus pecados, Jesús no era alcahueta. Recuerda que su corrección es con amor. Como dice una canción de Jesus Adrian “ Que seria de mi si no me hubieras alcanzado “. Asi es, yo me pongo a pensar en mi vida personal por ejemplo, estaría perdida en mis debilidades, no tendría esposo, quien sabe que seria de mis hijos, o lo peor hasta me hubiera quitado la vida. NO olvides que la misericordia de Dios también es llamarte la atención para que recapacites que estas haciendo con tu vida. Y es que por mas errores que tengamos o hayamos cometido podemos volver a la casa de Papá Dios. Solo es arrepentirnos y tomar la decisión de volver a tomar el camino que nos lleva hacia El.
El segundo mensaje es la denuncia. Algunos no denuncian porque quieren evitar problemas, otros por indiferencia y otros por temor.
Me pongo a pensar cuántas jóvenes presionadas por el novio para abortar, ellas por miedo a enfrentar la situación sola prefieren tomar una decisión equivocada como es el aborto. Otros por ejemplo que por temor a denunciar el acoso laboral de parte de los jefes aceptan sus pretensiones para no ser corridas del trabajo. Otras que no soportan los abusos verbales y físicos ya sea de parte de un sacerdote, del profesor o un familiar cercano terminan acabando con su vida. Hoy El Señor nos pide que tengamos confianza en acercarnos a Él, hay que ser capaces de denunciar a los poderosos, llamar a los pecados por su nombre esto es adulterio y “no” llamarlo unión libre, eutanasia y “no” llamarlo muerte asistida, aborto y “no” llamarlo yo decido qué hago con mi cuerpo. No podemos maquillar la mentira con frases no tan fuertes o sutiles para nuestro oído. El mal es mal y punto.
El tercer mensaje es presencia de Dios. Para estar en la presencia de Dios tenemos que ser como Juan Bautista, quien se rebajó el mismo para que Dios creciera en el. Nuestro orgullo es el primer obstáculo que tenemos, queremos ser los primeros, queremos ser los importantes. Uno de los pensamientos del Padre Pío es “ ejercítate en la sumisión a la voluntad de Dios, no solo en las cosas extraordinarias sino también en aquellas pequeñas que nos suceden cada día. Eso fue lo que hicieron los santos de nuestra iglesia. Ellos quienes fueron llamados por Dios y aceptaron su llamado no para ellos brillar sino para que Cristo brillara en ellos.
Mi amado Jesús, cuánto necesito estas palabras que hoy me dices al corazón “ No tengas miedo porque yo voy a librarte”. Dame la gracia de tener la confianza que si me puedo abandonar en tus brazos y haciendo tu santísima voluntad venceré a mis adversarios porque voy en Tu Nombre. Ayudame a anunciar con valor el mensaje del evangelio desde el testimonio de vida, a denunciar la mentira porque eso va en contra de tu voluntad, a no sentir temor de denunciar los poderes del mundo que solo llevan a la muerte, a perseverar en ti hasta que Tu rostro se haga presente en cada cosa que haga, diga o piense. Y que haciendo Tu voluntad cada dia me ejercite para ponerme en camino a la escalera que va a tu presencia, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!!
--
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Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
PRECURSOR DEL NACIMIENTO Y DE LA MUERTE DE CRISTO
El santo Precursor del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor mostró en el momento de la lucha suprema una fortaleza digna de atraer la mirada de Dios ya que, como dice la Escritura, la gente pensaba que cumplía una pena, pero él esperaba de lleno la inmortalidad. Con razón celebramos su día natalicio, que él ha solemnizado con su martirio y adornado con el fulgor
purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo espiritual la memoria de aquel que selló con su martirio el testimonio que había dado del Señor.
purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo espiritual la memoria de aquel que selló con su martirio el testimonio que había dado del Señor.
No debemos poner en duda que san Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida en testimonio de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, sí trató de obligarlo a que callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo.
Cristo, en efecto, dice: Yo soy la verdad; por consiguiente, si Juan derramó su sangre por la verdad, la derramó por Cristo; y él, que precedió a Cristo en su nacimiento, en su predicación y en su bautismo, anunció también con su martirio, anterior al de Cristo, la pasión futura del Señor.
Este hombre tan eximio terminó, pues, su vida derramando su sangre, después de un largo y penoso cautiverio. Él que había evangelizado la libertad de una paz que viene de arriba, fue encarcelado por unos hombres malvados; fue encerrado en la oscuridad de un calabozo aquel que vino a dar testimonio de la luz y a quien Cristo, la luz en persona, dio el título de "lámpara que arde y brilla"; fue bautizado en su propia sangre aquel a quien fue dado bautizar al Redentor del mundo, oír la voz del Padre que resonaba sobre Cristo y ver la gracia del Espíritu Santo que descendía sobre él. Mas, a él, todos aquellos tormentos temporales no le resultaban penosos, sino más bien leves y agradables, ya que los sufría por causa de la verdad y sabía que habían de merecerle un premio y un gozo sin fin.
La muerte —que de todas maneras había de acaecerle por ley natural— era para él algo apetecible, teniendo en cuenta que la sufría por la confesión del nombre de Cristo y que con ella alcanzaría la palma de la vida eterna. Bien lo dice el Apóstol: A vosotros se os ha concedido la gracia de estar del lado de Cristo, no sólo creyendo en él, sino sufriendo por él. El mismo Apóstol explica, en otro lugar, por qué sea un don el hecho de sufrir por Cristo: Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá.
Oremos:
Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
miércoles, 28 de agosto de 2019
Solo quien desenmascara sus propias mentiras Cristo lo puede sanar
1Tesalonicenses 2,9-13
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
Palabra de Dios
Palabra de Dios
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
Tarea: Ahora pregúntate….Estoy dispuesto para que Cristo destape tu llaga y saque a la luz lo que necesita ser curado para que llegues verdaderamente a ser suyo?
Sandra Yudy Zapata Escudero
Algunos piensan que evangelizar es utilizar palabras rebuscadas, hacer actividades o espectáculos que reunan a mucha gente, que deje a los demás asombrados y que la gente diga Wow!
Evangelizar es algo más sencillo, es prestarle nuestra boca a Cristo de modo que sea instrumento suyo, y así nuestras palabras, aunque dichas por humanos, sean en realidad mensaje divino. Precisamente, lo grandioso del evangelizador es que logra, a imagen de Cristo y por la gracia de Cristo, borrar el límite infinito que separa a Dios y el hombre.
Esto es lo que nos trae la primera lectura, nos esforzamos, nos fatigamos, quizás hasta a veces no sabemos qué hacer como padres, como cabeza de hogar, como servidores de Dios. El Señor mismo nos lo dice “ animaos unos a otros a vivir como se merece Dios, Él quien nos llamó a su reino y su gloria”. Si el Señor nos llamó a ser padres de familia, a trabajar por la comunidad, a ser misioneros, a atender a enfermos, en fin es porque tenemos los talentos para hacerlo. No tengamos dudas ni miedo, Él está con nosotros. Dejemos que sea el Espíritu Santo quien guíe cada minuto de nuestra vida, que El sea quien ponga en nuestra acciones una dosis de amor de Dios, que siendo nosotros tan dóciles lo podamos escuchar y lo dejemos brillar a Él en nuestro ser.
Demos gracias a Dios porque nos regala su Palabra porque ella va hacer la obra en ti y en mi cuando quiera y como quiera. La Palabra de Dios tiene el poder de corregir, sanar, liberar y consolar. Bendita la Palabra de Dios!
Salmo 138 " Señor, tú me sondeas y me conoces"
Mateo 23,27-32
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"
El evangelio seguimos con los Ay!, estos regaños o llamadas de atención de parte de Jesús es una exhortación de amor que Él mismo nos hace.
Muchos de nosotros cuando comenzamos en este peregrinar con Cristo nos esforzabamos por quedar bien. Tener buena apariencia por fuera, ser agradable para los demás, que nadie tuviera motivos para hablar mal de nosotros. Como la conversión es un camino que poco a poco te vas conociendo mas a ti mismo y gracias a la Palabra de Dios que te atraviesa el alma porque te confronta con tu verdadera realidad. “ Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados!”. Cuando lees este párrafo del evangelio y si tienes luz divina en tu vida entonces llegas hacerte ciertas preguntas como ...Realmente si soy honesto y sincero conmigo mismo? será que soy como el agua transparente o mas bien soy un agua turbia? Realmente que hay en mi corazón? Cuando estoy solo ante Dios realmente quien soy?
Para ver lo que realmente hay en nuestro interior y ser verdaderamente de Cristo debemos disponer nuestro corazón para que El saque a la luz nuestras llagas solo así podremos ser sanados.
Detrás de todo esto nos damos cuenta que la fuerza de las tinieblas nos quieren llevar a vivir una vida falsa, de mentiras y de hipocresía. Por eso podemos decir que el encuentro de Jesús y los Fariseos es el encuentro de la luz y las tinieblas. Los fariseos están representados en la mentira, en la hipocresía, en vivir de las apariencias porque para ellos era muy importante el qué dirán, mostrar lo de afuera. Detrás de esa fachada se ocultaba cosas oscuras y repugnantes. Jesús denuncia esto porque su Luz que es verdad deja ver la mentira de cada una de las acciones que allí se maquinan. Cuando la Luz de Cristo llega con todo su poder nos deja ver nuestra propia llaga que hay en nuestro corazón, que salga a la luz la podredumbre. Si Jesús nos habla de esa manera tan dura es porque detrás de ese regaño hay pura misericordia. Jesús está destapando con toda su fuerza esa llaga para que pueda ser curada, porque la llaga que está escondida no se sana sino que se empeora.
Con esto aprendemos que Jesús no es un tonto que solo nos pide que seamos buenos, portensen bien, seamos buenas personas, animo que todos podemos. Este mensaje queda corto cuando conocemos la podredumbre que hay en el corazón humano. Ese buenismo queda corto. Es muy importante que aparezca la verdad del corazón humano. No podemos confundir la misericordia de Cristo con la complicidad. La misericordia no es que Jesús te alcahuete en tu mediocridad, eres adúltero, entonces trata de no volver a caer y si caes otra vez, sigue adelante que no te pasa nada porque yo te perdono. La verdadera misericordia es la que destapa para mostrarnos nuestra podredumbre aunque ella duela, la misericordia de Dios es sacar nuestras llagas a la luz para poder ser sanados por El.
Ahora pregúntate….Estoy dispuesto para que Cristo destape tu llaga y saque a la luz lo que necesita ser curado para que llegues verdaderamente a ser suyo?
Jesus, hoy vengo ante ti para reconocer que aun tengo llagas que deben ser sanadas por ti. Hoy me dices que la verdadera misericordia que tienes conmigo es sacandome mis llagas a la luz, destapar toda la podredumbre que hay en mi corazón, porque aunque quiero ser bueno y hasta me esfuerce en serlo, hay fuerzas del mal que me quieren alcanzar y no dejar que la verdad, la justicia, y la sinceridad habite en mi alma. Gracias por regalarme la Palabra de Dios porque ella me sana, me libera, me consuela y porque Tu Palabra no vuelve hacia ti vacia sino que hará su encargo cuando quiera y como quiera. Que tu Palabra destape la herida que está escondida aunque ella duela porque al ser curado por ti podre llegar a ser verdaderamente tuyo mi Señor, Amen.
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
Palabra de Dios
Palabra de Dios
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
Tarea: Ahora pregúntate….Estoy dispuesto para que Cristo destape tu llaga y saque a la luz lo que necesita ser curado para que llegues verdaderamente a ser suyo?
Sandra Yudy Zapata Escudero
Algunos piensan que evangelizar es utilizar palabras rebuscadas, hacer actividades o espectáculos que reunan a mucha gente, que deje a los demás asombrados y que la gente diga Wow!
Evangelizar es algo más sencillo, es prestarle nuestra boca a Cristo de modo que sea instrumento suyo, y así nuestras palabras, aunque dichas por humanos, sean en realidad mensaje divino. Precisamente, lo grandioso del evangelizador es que logra, a imagen de Cristo y por la gracia de Cristo, borrar el límite infinito que separa a Dios y el hombre.
Esto es lo que nos trae la primera lectura, nos esforzamos, nos fatigamos, quizás hasta a veces no sabemos qué hacer como padres, como cabeza de hogar, como servidores de Dios. El Señor mismo nos lo dice “ animaos unos a otros a vivir como se merece Dios, Él quien nos llamó a su reino y su gloria”. Si el Señor nos llamó a ser padres de familia, a trabajar por la comunidad, a ser misioneros, a atender a enfermos, en fin es porque tenemos los talentos para hacerlo. No tengamos dudas ni miedo, Él está con nosotros. Dejemos que sea el Espíritu Santo quien guíe cada minuto de nuestra vida, que El sea quien ponga en nuestra acciones una dosis de amor de Dios, que siendo nosotros tan dóciles lo podamos escuchar y lo dejemos brillar a Él en nuestro ser.
Demos gracias a Dios porque nos regala su Palabra porque ella va hacer la obra en ti y en mi cuando quiera y como quiera. La Palabra de Dios tiene el poder de corregir, sanar, liberar y consolar. Bendita la Palabra de Dios!
Salmo 138 " Señor, tú me sondeas y me conoces"
Mateo 23,27-32
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"
El evangelio seguimos con los Ay!, estos regaños o llamadas de atención de parte de Jesús es una exhortación de amor que Él mismo nos hace.
Muchos de nosotros cuando comenzamos en este peregrinar con Cristo nos esforzabamos por quedar bien. Tener buena apariencia por fuera, ser agradable para los demás, que nadie tuviera motivos para hablar mal de nosotros. Como la conversión es un camino que poco a poco te vas conociendo mas a ti mismo y gracias a la Palabra de Dios que te atraviesa el alma porque te confronta con tu verdadera realidad. “ Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados!”. Cuando lees este párrafo del evangelio y si tienes luz divina en tu vida entonces llegas hacerte ciertas preguntas como ...Realmente si soy honesto y sincero conmigo mismo? será que soy como el agua transparente o mas bien soy un agua turbia? Realmente que hay en mi corazón? Cuando estoy solo ante Dios realmente quien soy?
Para ver lo que realmente hay en nuestro interior y ser verdaderamente de Cristo debemos disponer nuestro corazón para que El saque a la luz nuestras llagas solo así podremos ser sanados.
Detrás de todo esto nos damos cuenta que la fuerza de las tinieblas nos quieren llevar a vivir una vida falsa, de mentiras y de hipocresía. Por eso podemos decir que el encuentro de Jesús y los Fariseos es el encuentro de la luz y las tinieblas. Los fariseos están representados en la mentira, en la hipocresía, en vivir de las apariencias porque para ellos era muy importante el qué dirán, mostrar lo de afuera. Detrás de esa fachada se ocultaba cosas oscuras y repugnantes. Jesús denuncia esto porque su Luz que es verdad deja ver la mentira de cada una de las acciones que allí se maquinan. Cuando la Luz de Cristo llega con todo su poder nos deja ver nuestra propia llaga que hay en nuestro corazón, que salga a la luz la podredumbre. Si Jesús nos habla de esa manera tan dura es porque detrás de ese regaño hay pura misericordia. Jesús está destapando con toda su fuerza esa llaga para que pueda ser curada, porque la llaga que está escondida no se sana sino que se empeora.
Con esto aprendemos que Jesús no es un tonto que solo nos pide que seamos buenos, portensen bien, seamos buenas personas, animo que todos podemos. Este mensaje queda corto cuando conocemos la podredumbre que hay en el corazón humano. Ese buenismo queda corto. Es muy importante que aparezca la verdad del corazón humano. No podemos confundir la misericordia de Cristo con la complicidad. La misericordia no es que Jesús te alcahuete en tu mediocridad, eres adúltero, entonces trata de no volver a caer y si caes otra vez, sigue adelante que no te pasa nada porque yo te perdono. La verdadera misericordia es la que destapa para mostrarnos nuestra podredumbre aunque ella duela, la misericordia de Dios es sacar nuestras llagas a la luz para poder ser sanados por El.
Ahora pregúntate….Estoy dispuesto para que Cristo destape tu llaga y saque a la luz lo que necesita ser curado para que llegues verdaderamente a ser suyo?
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
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Lectio Divina
De las Confesiones de san Agustín, obispo
(Libro 7, 10, 18; 10, 27: CSEL 33, 157-163. 255)
¡OH ETERNA VERDAD, VERDADERA CARIDAD Y CARA ETERNIDAD!
Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, penetré en mi interior, siendo tu mi guía, y ello me fue posible porque tú, Señor, me socorriste. Entré y ví con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad. ¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que ver y que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad de mi mirada irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de amor y de temor; y me di cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí.»
Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el camino de la verdad y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar, con la carne, ya que la Palabra se hizo carne, para que, en atención a nuestro estado de infancia, se convirtiera en leche tu sabiduría, por la que creaste todas las cosas.
¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.
RESPONSORIO S. Agustín, Confesiones
R. ¡Oh verdad, luz de mi corazón! No son ya mis tinieblas las que me hablan: me había equivocado, pero me acordé de ti; * y ahora vuelvo a tu fuente, sediento y anhelante.
V. No soy yo mi propia vida; por mí mismo, sólo viví mal, mas luego en ti resucité.
R. Y ahora vuelvo a tu fuente, sediento y anhelante.
ORACIÓN.
OREMOS,
Renueva, Señor, en tu Iglesia aquel espíritu que, con tanta abundancia, otorgaste al obispo san Agustín, para que también nosotros tengamos sed de ti, única fuente de la verdadera sabiduría, y en ti, único manantial del verdadero amor, encuentre descanso nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
martes, 27 de agosto de 2019
Dios corrige a los que ama, porque detrás de ese regaño hay un inmenso amor….
1 Tesalonicenses 2,1-8
Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra visita no fue inútil. A pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, tuvimos valor -apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones.
Como bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Palabra de Dios
Salmo 138 " Señor, tú me sondeas y me conoces "
Mateo 23,23-26
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera."
Palabra de Dios
A todos nosotros nos ha sucedido que cuando nos regañan no nos gusta, nos sentimos con pena, o tal vez nos gustaría que se abriera la tierra y nos tragara. A veces detrás de un regaño es porque la persona está ofendida, disgustada y ese dolor que siente lo demuestra con el tono, con palabras ofensivas e hirientes.
Jesús no actúa de la misma manera como los seres humanos. En El hay mas amor que dolor. Recordemos la lectura en Hebreos que dice “ Dios solo corrige a los que ama”. Para poder comprender mejor esto debemos bajar las armas del orgullo y meditar porque El me esta regañando, porque Jesús me está llamando la atención ya sea a través de su Palabra o a través de alguna persona. Solo se conoce el corazón de Dios cuando reconocemos que detrás de ese dolor o regaño está el amor de Dios. Entonces no debemos de preguntarnos Qué fue lo que le disgusto a Jesús? sino más bien cuál es el amor que está detrás de esa corrección.
Cuando éramos adolescentes una y otra vez hicimos disgustar a nuestros padres. Por el temor al hacerlos disgustar entonces vivíamos en el temor. Eso nos nos ayudó para nada, porque algunos se preguntaran? Porque el temor no nos ayuda a aprender que hacer sino a que no hacer. Ejemplo, si te vas a parrandear con tus amigos te emborrachas y además le mezclas drogas. Por el temor de que tus padres te vean asi lo que haces mas bien es no ir a tu casa y te quedas en la casa de tus amigos para evitarles un disgusto. Este ejemplo nos muestra que la persona está movido por el temor, te preocupa más lo que pasa afuera de él, la cara que van a poner mis padres, lo que ellos me van a decir.
Cuando eres movido por el amor, el amor te inspira a actuar de la manera correcta. En el caso del joven con sus amigos lo que va ser es comportarse bien, tomar algunas cervezas, no emborracharse como tampoco drogarse o tal vez tomará la decisión de volver a frecuentar esos amigos. El amor propio y el amor a sus padres lo motivan para actuar de manera sabia y correcta porque sabe que hacer frente a esas situaciones.
Hoy Jesús nos dice que lo más grave es que descuidamos de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! . Esto qué significa? El derecho, la compasión y la sinceridad son tres lámparas que debemos tener siempre encendidas. Voy a tratar de ampliar cada una de ellas:
El derecho es hacer siempre lo justo. Hacer lo justo es pensar, hablar, escuchar y actuar como Jesús. Si realmente vivimos en presencia de Dios nuestra consciencia vivirá en paz y el mismo Espíritu Santo nos mostrará si estamos agradando a Dios. Porque nos dificulta ser justos? muy bien porque nuestra mediocridad. Al ser mediocres bajamos el estándar de Jesús a nuestro nivel de mediocridad. Jesús nos exige y esa exigencia nos cuesta de tal manera que tomamos dos opciones vivir al vida a espaldas de Jesús o bajar los estándares de Jesús a lo que yo si puedo alcanzar.
La compasión es que voy hacer cuando no se alcanza a ser justo. Somos muy compasivos con los que amamos, con los que están cerca de nosotros, pero somos muy duros con los que no queremos. Una de las obras de misericordia que debemos de hacer por aquellos que no amamos es levantar una oración por ellos.
La sinceridad es como yo voy a descubrir cuando soy justo o no. Esto si que se necesita mucho la sinceridad con uno mismo y esto solo se alcanza cuando se está en comunión con Dios ya que el mismo Espíritu de Dios es quien nos trae la claridad a nuestra vida cuando hacemos un examen de conciencia.
Estas tres lámparas es son fundamentales para nuestra vida, el derecho osea actuar en justicia como lo hizo Jesús, Ser compasivos es qué hacer cuando no alcanzo a ser justo y sinceridad es descubrir cuando actuo de manera justo o injusta.
Señor Jesús hoy me traes un plan de vida y es la importancia de buscar y vivir en la verdad de la justicia, porque el derecho es hacer siempre lo justo y para ser justo tengo que ser como Tu. Dame la gracia de actuar desde la verdad, fortaleza y valentía para exigirme cada día y poder llegar a tu estatura, con los mismos sentimientos y obras tuyas. Ayúdame a ser compasivo con todos y más con aquellos quienes me cuesta tener buenas relaciones personales. Dame Tu luz para descubrir si actúo desde la justicia y sino por el contrario obre con injusticia dame la humildad necesaria para reconocer que falle. Hoy quiero esforzarme de limpiar mi corazón porque allí se guardan los verdaderos sentimientos. Quiero tener un corazón puro, sencillo y bueno. Me esforzare por ser bueno en lo escondido, hacer el bien sin importar que nadie lo note, que nadie me aplauda pero siempre viviendo en Tu presencia mi amado Jesus, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
ALCANCEMOS LA SABIDURÍA ETERNA
Cuando ya se acercaba el día de su muerte —día por ti conocido, y que nosotros ignorábamos—, sucedió por tus ocultos designios, como lo creo firmemente, que nos encontramos ella y yo solos, apoyados en una ventana que daba al jardín interior de la casa donde nos hospedábamos, allí en Ostia
Tiberina, donde, apartados de la multitud, nos rehacíamos de la fatiga del largo viaje, próximos a embarcarnos. Hablábamos, pues, los dos solos, muy dulcemente y, olvidando lo que queda atrás y lanzándonos hacia lo que veíamos por delante, nos preguntábamos ante la verdad presente, que eres tú, cómo sería la vida eterna de los santos, aquella que ni el ojo vio ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar. Y abríamos la boca de nuestro corazón, ávidos de las corrientes de tu fuente, la fuente de vida que hay en ti.
Tales cosas decía yo, aunque no de este modo ni con estas mismas palabras; sin embargo, tú sabes, Señor, que, cuando hablábamos aquel día de estas cosas —y mientras hablábamos íbamos encontrando despreciable este mundo con todos sus placeres—, ella dijo: «Hijo, por lo que a mí respecta, ya nada me deleita en esta vida. Qué es lo que hago aquí y por qué estoy aún aquí, lo ignoro, pues no espero ya nada de este mundo. Una sola cosa me hacía desear que mi vida se prolongara por un tiempo: el deseo de verte cristiano católico, antes de morir. Dios me lo ha concedido con creces, ya que te veo convertido en uno de sus siervos, habiendo renunciado a la felicidad terrena. ¿Qué hago ya en este mundo?» No recuerdo muy bien lo que le respondí, pero, al cabo de cinco días o poco
más, cayó en cama con fiebre. Y, estando así enferma, un día sufrió un colapso y perdió el sentido por un tiempo. Nosotros acudimos corriendo, mas pronto recobró el conocimiento, nos miró, a mí y a mi hermano allí presentes, y nos dijo en tono de interrogación: «¿Dónde estaba?»
Después, viendo que estábamos aturdidos por la tristeza, nos dijo: «Enterrad aquí a vuestra madre.»
Yo callaba y contenía mis lágrimas. Mi hermano dijo algo referente a que él hubiera deseado que fuera enterrada en su patria y no en país lejano. Ella lo oyó y, con cara angustiada, lo reprendió con la mirada por pensar así, y, mirándome a mí, dijo: «Mira lo que dice.»
Luego, dirigiéndose a ambos, añadió: «Sepultad este cuerpo en cualquier lugar: esto no os ha de preocupar en absoluto; lo único que os pido es que os acordéis de mí ante el altar del Señor,
en cualquier lugar donde estéis.»
Habiendo manifestado, con las palabras que pudo, este pensamiento suyo, guardó silencio, e iba luchando con la enfermedad que se agravaba. Nueve días después, a la edad de cincuenta y seis años, cuando yo tenía treinta y tres, salió de este mundo aquella alma piadosa y bendita.
Tiberina, donde, apartados de la multitud, nos rehacíamos de la fatiga del largo viaje, próximos a embarcarnos. Hablábamos, pues, los dos solos, muy dulcemente y, olvidando lo que queda atrás y lanzándonos hacia lo que veíamos por delante, nos preguntábamos ante la verdad presente, que eres tú, cómo sería la vida eterna de los santos, aquella que ni el ojo vio ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar. Y abríamos la boca de nuestro corazón, ávidos de las corrientes de tu fuente, la fuente de vida que hay en ti.
Tales cosas decía yo, aunque no de este modo ni con estas mismas palabras; sin embargo, tú sabes, Señor, que, cuando hablábamos aquel día de estas cosas —y mientras hablábamos íbamos encontrando despreciable este mundo con todos sus placeres—, ella dijo: «Hijo, por lo que a mí respecta, ya nada me deleita en esta vida. Qué es lo que hago aquí y por qué estoy aún aquí, lo ignoro, pues no espero ya nada de este mundo. Una sola cosa me hacía desear que mi vida se prolongara por un tiempo: el deseo de verte cristiano católico, antes de morir. Dios me lo ha concedido con creces, ya que te veo convertido en uno de sus siervos, habiendo renunciado a la felicidad terrena. ¿Qué hago ya en este mundo?» No recuerdo muy bien lo que le respondí, pero, al cabo de cinco días o poco
más, cayó en cama con fiebre. Y, estando así enferma, un día sufrió un colapso y perdió el sentido por un tiempo. Nosotros acudimos corriendo, mas pronto recobró el conocimiento, nos miró, a mí y a mi hermano allí presentes, y nos dijo en tono de interrogación: «¿Dónde estaba?»
Después, viendo que estábamos aturdidos por la tristeza, nos dijo: «Enterrad aquí a vuestra madre.»
Yo callaba y contenía mis lágrimas. Mi hermano dijo algo referente a que él hubiera deseado que fuera enterrada en su patria y no en país lejano. Ella lo oyó y, con cara angustiada, lo reprendió con la mirada por pensar así, y, mirándome a mí, dijo: «Mira lo que dice.»
Luego, dirigiéndose a ambos, añadió: «Sepultad este cuerpo en cualquier lugar: esto no os ha de preocupar en absoluto; lo único que os pido es que os acordéis de mí ante el altar del Señor,
en cualquier lugar donde estéis.»
Habiendo manifestado, con las palabras que pudo, este pensamiento suyo, guardó silencio, e iba luchando con la enfermedad que se agravaba. Nueve días después, a la edad de cincuenta y seis años, cuando yo tenía treinta y tres, salió de este mundo aquella alma piadosa y bendita.
1 Co 7, 29. 30. 31; 2, 12
R. El momento es apremiante. Queda como solución: que los que están alegres vivan como si no lo estuvieran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: * Porque la presentación de este mundo se termina.
V. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo.
R. Porque la presentación de este mundo se termina.
V. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo.
R. Porque la presentación de este mundo se termina.
Oración
Oremos:
Oh Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste piadosamente las lágrimas de santa Mónica impetrando la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, la gracia de llorar nuestros pecados y alcanzar tu misericordia y tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.lunes, 26 de agosto de 2019
La hipocresía hace mucho daño a nuestra fe.
1 Tesalonicenses 1,1-5.8b-10
Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda. Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra del castigo futuro.
Palabra de Dios
Salmo 149 " El Señor ama a su pueblo "
Mateo 23,13-22
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él."
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura vemos como es de importante darle gracias a Dios y orar por aquellos quienes nos transmiten la fe. Vemos en la lectura como esta acción de gracias es elevada a Dios por todos aquellos que han compartido la Fe como también hacen una oración de intercesión por aquellos que le han enseñado la Palabra de Dios. Es precioso como nos dice la lectura “ La fe es el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor”. La Fe es esfuerzo de vuestro amor hacia Cristo, porque por amor a Cristo no hay cansancio. La Fe no es encuentra en las bibliotecas , la Fe se vive cada dia de nuestra vida al tener una comunión profunda con nuestro creador. A renglón seguido dice la lectura “ Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda”. Así es, recordemos la lectura del sábado pasado con Natanael “ Jesús lo vio debajo del árbol”, Jesús nos llama, Jesús nos invita, Dios quiere que le ayudemos en su plan de salvación. Además quien nos impulsa para hacer las cosas de Dios es el mismo Espíritu Santo porque Él es la fuerza, la sabiduría, el fuego que tiene el poder de transformar.
Tengamos un corazón agradecido al saber que Dios nos llama a servirle sabiendo que aun somos necios, insensatos, idólatras, rebeldes y obstinados. El nos llama porque nos ama, porque confía y cree en nosotros, porque así como nos resucitó a nosotros de la muerte quiere que también que nosotros conquistemos corazones para Él y podernos dar una vida eterna con Él y para El.
Hoy el evangelio vemos cómo Jesús nos habla fuerte para exhortarnos y nos demos cuenta realmente cuales son nuestras motivaciones para seguirlo.
Uno de los daños más profundos que ocasiona a nuestra fe es la hipocresía. En varias homilías el Papa Francisco resalta que no podemos ser hipócritas nosotros como Iglesia Católica y mucho menos ellos quienes son la cabeza de la Iglesia de Cristo en esta tierra. Esto nos cobija o nos cae a todos.
El primer paso que debemos reconocer es que todos somos pecadores, somos una iglesia que peregrina en esta tierra caminando hacia Cristo y otra cosa es muy distinta es estar seguros que no somos pecadores, que somos perfectos llegando hasta la hipocresía, porque el hipócrita tiene un corazón corrompido y esa ceguera no deja que Cristo entre en su vida y la transforme. El hipócrita cree que ve y cree que todo lo sabe; esa seguridad hace que se niegue a la gracia de abrirse hacia Dios.
Retomando la primera lectura Pablo nos dice que la fe es un regalo y Dios le ha dado la gana de elegirnos. Si reconocemos la Fe como un regalo entonces esto nos ayuda a tener una mirada de gratitud hacia Dios y de misericordia hacia el mundo. Ayuda también a entender algo fundamental: creer no es una cosa ni "obvia", ni "forzosa". El que no cree no es entonces, por ello solo, ni un tonto ni un condenado. Jesús mismo lo dice” El que no tenga fe, pidala y se le os dará” .
También Pablo nos dice que la predicación es mucho más que argumentar. Tenemos que ser tan humildes y dóciles al Espíritu Santo porque es Él quien nos pone las palabras y la sabiduría de Dios para llevarlo a los demás. Tenemos que ser más conscientes de la misión y el trabajo que tiene el Espíritu Santo y dejarlo actuar porque es el único que puede transformar las vidas.
También Pablo nos recuerda que la mejor propaganda para el evangelio son las vidas de los convertidos. Escribe Pablo: "Su fe en Dios ha llegado a ser conocida... de tal manera, que nosotros ya no teníamos que decir nada...". La Iglesia de aquellos tiempos se alimentaba de convertidos. Una vida que se vuelve distinta es un discurso que todo el mundo entiende, se cree porque se ve, a veces no se necesita hablar porque los hechos hablan por sí solos. Si revisamos los Santos de nuestra Iglesia vemos que algunos de ellos tuvieron una vida oscura hasta que tuvieron el encuentro personal con Dios. Por la gracia de Dios ellos fueron grandes y es por eso que la santidad si está al alcance de todos.
Por último una vida cristiana se requiere un desenlace, una tensión hacia la esperanza. Pablo nos lo dice: "se convirtieron al Dios vivo y verdadero para servirlo, esperando que venga desde el cielo su Hijo, Jesús". La vida en Cristo no es un modo de pasar decentemente por esta tierra, hacer obras sociales, y hacer el bien, porque para eso no se necesitaba la Sangre de Cristo. Pienso que no hay muchos cristianos que tengan una clara idea de qué les aporta su fe, aparte de hacerles relativamente vivible su tiempo bajo el sol. Muchos dicen que creen en Dios, otros afirman que tienen fe, pero ante la dificultad, la persecución, las críticas, el rechazo, las burlas, las incomprensiones,pierden la esperanza, dudan de Dios, flaquean en la fe.
Señor Jesús, en el dia de hoy quiero levantar una oración de intersección por el Papa Francisco, los cardenales, los obispos, sacerdotes, diáconos y religiosos quienes se esfuerzan por transmitir la Fe que tú mismo les diste. Ayúdame a ser agradecido de la fe que he recibido de parte de ti y si soy pobre de Fe, entonces te pido que aumentes en mí la fe en ti. En este caminar reconozco que sin ti nada soy, y que sin tu ayuda es imposible llegar a la meta. No permitas que la hipocresía habite en mi corazón porque mucho daño me hace a mi y a mis hermanos. Regalame la docilidad de Tu Madre, la Virgen María que hizo posible que habitara Tu Espíritu Santo, transformando su vida y que tiene el poder de transformar la vida de los demás. Por último deseo una conversión sincera y profunda, ser el puente para que otros se acerquen a ti, porque yo le sirvo a un Dios vivo y verdadero que nunca defrauda porque El Señor ama a su pueblo, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!!
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
EL RESTO DE ISRAEL PASTARÁ Y SE TENDERÁ SIN SOBRESALTOS
Yo soy el buen Pastor. Es evidente que el oficio de pastor compete a Cristo, pues, de la misma manera que el rebaño es guiado y alimentado por el pastor, así Cristo alimenta a los fieles espiritualmente y también con su cuerpo y su sangre. Andabais descarriados omo ovejas -dice el Apóstol-, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras idas.
Pero ya que Cristo, por una parte, afirma que el pastor entra por la puerta y, en otro ugar, dice que él es la puerta, y aquí añade que él es el pastor, debe concluirse de todo llo, que Cristo entra por sí mismo. Y es cierto que Cristo entra por sí mismo, pues él se anifiesta a sí mismo, y por sí mismo conoce al Padre. Nosotros, en cambio, entramos por l, pues es por él que alcanzamos la felicidad.
Pero, fíjate bien: nadie que no sea él es puerta, porque nadie sino él es luz verdadera, a o ser por participación:
No era él -es decir, Juan Bautista-la luz, sino testigo de la luz. De Cristo, en cambio, se ice: Era la luz verdadera; que alumbra a todo hombre. Por ello, de nadie puede decirse ue sea puerta; esta cualidad Cristo se la reservó para sí; el oficio, en cambio, de pastor lo io también a otros y quiso que lo tuvieran sus miembros: por ello, Pedro fue pastor, y astores fueron también los otros apóstoles, y son pastores todos los buenos obispos. Os aré -dice la Escritura-pastores a mi gusto. Pero, aunque los prelados de la Iglesia, que ambién son hijos, sean todos llamados pastores, sin embargo, el Señor dice en singular:
Yo soy el buen Pastor; con ello quiere estimularlos a la caridad, insinuándoles que nadie uede ser buen pastor, si no llega a ser una sola cosa con Cristo por la caridad y se onvierte en miembro del verdadero pastor.
El deber del buen pastor es la caridad; por eso dice: El buen pastor da la vida por las vejas. Conviene, pues, distinguir entre el buen pastor y el mal pastor: el buen pastor es quel que busca el bien de sus ovejas, en cambio, el mal pastor es el que persigue su ropio bien.
A los pastores que apacientan rebaños de ovejas no se les exige exponer su propia vida la muerte por el bien de su rebaño, pero, en cambio, el pastor espiritual sí que debe enunciar a su vida corporal ante el peligro de sus ovejas, porque la salvación spiritual el rebaño es de más precio que la vida corporal del pastor. Es esto precisamente lo que firma el Señor: El buen pastor da la vida -la vida del cuerpo-por las ovejas, es decir, por as que son suyas por razón de su autoridad y de su amor. Ambas cosas se requieren: que as ovejas le pertenezcan y que las ame, pues lo primero sin lo segundo no sería
suficiente.
De este proceder Cristo nos dio ejemplo: Si Cristo dio su vida por nosotros, también osotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Pero ya que Cristo, por una parte, afirma que el pastor entra por la puerta y, en otro ugar, dice que él es la puerta, y aquí añade que él es el pastor, debe concluirse de todo llo, que Cristo entra por sí mismo. Y es cierto que Cristo entra por sí mismo, pues él se anifiesta a sí mismo, y por sí mismo conoce al Padre. Nosotros, en cambio, entramos por l, pues es por él que alcanzamos la felicidad.
Pero, fíjate bien: nadie que no sea él es puerta, porque nadie sino él es luz verdadera, a o ser por participación:
No era él -es decir, Juan Bautista-la luz, sino testigo de la luz. De Cristo, en cambio, se ice: Era la luz verdadera; que alumbra a todo hombre. Por ello, de nadie puede decirse ue sea puerta; esta cualidad Cristo se la reservó para sí; el oficio, en cambio, de pastor lo io también a otros y quiso que lo tuvieran sus miembros: por ello, Pedro fue pastor, y astores fueron también los otros apóstoles, y son pastores todos los buenos obispos. Os aré -dice la Escritura-pastores a mi gusto. Pero, aunque los prelados de la Iglesia, que ambién son hijos, sean todos llamados pastores, sin embargo, el Señor dice en singular:
Yo soy el buen Pastor; con ello quiere estimularlos a la caridad, insinuándoles que nadie uede ser buen pastor, si no llega a ser una sola cosa con Cristo por la caridad y se onvierte en miembro del verdadero pastor.
El deber del buen pastor es la caridad; por eso dice: El buen pastor da la vida por las vejas. Conviene, pues, distinguir entre el buen pastor y el mal pastor: el buen pastor es quel que busca el bien de sus ovejas, en cambio, el mal pastor es el que persigue su ropio bien.
A los pastores que apacientan rebaños de ovejas no se les exige exponer su propia vida la muerte por el bien de su rebaño, pero, en cambio, el pastor espiritual sí que debe enunciar a su vida corporal ante el peligro de sus ovejas, porque la salvación spiritual el rebaño es de más precio que la vida corporal del pastor. Es esto precisamente lo que firma el Señor: El buen pastor da la vida -la vida del cuerpo-por las ovejas, es decir, por as que son suyas por razón de su autoridad y de su amor. Ambas cosas se requieren: que as ovejas le pertenezcan y que las ame, pues lo primero sin lo segundo no sería
suficiente.
De este proceder Cristo nos dio ejemplo: Si Cristo dio su vida por nosotros, también osotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.
Responsorio Ez 34, 12; Jn 10, 28
R. Buscaré mis ovejas, * y las sacaré de todos los lugares por donde se dispersaron en un ía de oscuridad y nubarrones.
V. Mis ovejas nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
R. Y las sacaré de todos los lugares por donde se dispersaron en un día de oscuridad y ubarrones.
V. Mis ovejas nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.
R. Y las sacaré de todos los lugares por donde se dispersaron en un día de oscuridad y ubarrones.
Oración
Oremos:
Oh Dios, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo, inspira a tu pueblo el mor a tus preceptos y esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicissitudes el mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.domingo, 25 de agosto de 2019
Lectio Divina
LA ESPERANZA DE LA TIERRA NUEVA
No conocemos ni el tiempo de la nueva tierra y de la nueva humanidad, ni el modo en
que el universo se transformará. Se termina ciertamente la representación de este mundo,
deformado por el pecado, pero sabemos que Dios prepara una nueva morada y una nueva
tierra, en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y sobrepasará todos los
deseos de paz que brotan en el corazón del hombre. Entonces, vencida la muerte, los
hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que se había sembrado débil y corruptible se
vestirá de incorrupción y, permaneciendo la caridad y sus frutos, toda la creación, que
Dios creó por el hombre, se verá libre de la esclavitud de la vanidad.
Aunque se nos advierta que de nada le vale al hombre ganar todo el mundo si se pierde
a sí mismo, sin embargo, la esperanza de la tierra nueva no debe debilitar, al contrario,
debe excitar la solicitud de perfeccionar esta tierra, en la que crece el cuerpo de la nueva
humanidad, que ya presenta las esbozadas líneas de lo que será el siglo futuro. Por eso,
aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de
Dios, con todo, el primero, por lo que puede contribuir a una mejor ordenación de la
humana sociedad, interesa mucho al bien del reino de Dios.
Los bienes que proceden de la dignidad humana, de la comunión fraterna y de la
libertad, bienes que son un producto de nuestra naturaleza y de nuestro trabajo, una vez
que, en el Espíritu del Señor y según su mandato, los hayamos propagado en la tierra, los
volveremos a encontrar limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando
Cristo devuelva a su Padre "un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el
reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz". En la tierra este
reino está ya presente de una manera misteriosa, pero se completará con la llegada del
Señor.
que el universo se transformará. Se termina ciertamente la representación de este mundo,
deformado por el pecado, pero sabemos que Dios prepara una nueva morada y una nueva
tierra, en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y sobrepasará todos los
deseos de paz que brotan en el corazón del hombre. Entonces, vencida la muerte, los
hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que se había sembrado débil y corruptible se
vestirá de incorrupción y, permaneciendo la caridad y sus frutos, toda la creación, que
Dios creó por el hombre, se verá libre de la esclavitud de la vanidad.
Aunque se nos advierta que de nada le vale al hombre ganar todo el mundo si se pierde
a sí mismo, sin embargo, la esperanza de la tierra nueva no debe debilitar, al contrario,
debe excitar la solicitud de perfeccionar esta tierra, en la que crece el cuerpo de la nueva
humanidad, que ya presenta las esbozadas líneas de lo que será el siglo futuro. Por eso,
aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de
Dios, con todo, el primero, por lo que puede contribuir a una mejor ordenación de la
humana sociedad, interesa mucho al bien del reino de Dios.
Los bienes que proceden de la dignidad humana, de la comunión fraterna y de la
libertad, bienes que son un producto de nuestra naturaleza y de nuestro trabajo, una vez
que, en el Espíritu del Señor y según su mandato, los hayamos propagado en la tierra, los
volveremos a encontrar limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados, cuando
Cristo devuelva a su Padre "un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el
reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz". En la tierra este
reino está ya presente de una manera misteriosa, pero se completará con la llegada del
Señor.
Responsorio Sal 95, 11; Is 49, 13; Sal 71, 7
R. Alégrese el cielo, goce la tierra, romped a cantar, montañas, porque el Señor, nuestro
Dios, va a venir, * y se compadecerá de los desamparados.
V. En sus días florecerá la justicia y abundará la paz.
R. Y se compadecerá de los desamparados.
Dios, va a venir, * y se compadecerá de los desamparados.
V. En sus días florecerá la justicia y abundará la paz.
R. Y se compadecerá de los desamparados.
sábado, 24 de agosto de 2019
Lectio Divina
CRISTO RECONCILIÓ EL MUNDO CON DIOS POR SU PROPIA SANGRE
Cristo, que reconcilió el mundo con Dios, personalmente no tuvo necesidad de
reconciliación. Él, que no tuvo ni sombra de pecado, no podía expiar pecados propios. Y
así, cuando le pidieron los judíos la didracma del tributo que, según la ley, se tenía que
pagar por el pecado, preguntó a Pedro: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a
quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?," Contestó: "A los
extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no
escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y
encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mi y por ti".
Dio a entender con esto que él no estaba obligado a pagar para expiar pecados
propios; porque no era esclavo del pecado, sino que, siendo como era Hijo de Dios, estaba
exento de toda culpa. Pues el Hijo libera, pero el esclavo está sujeto al pecado. Por tanto,
goza de perfecta libertad y no tiene por qué dar ningún precio en rescate de sí mismo. En
cambio, el precio de su sangre es más que suficiente para satisfacer por los pecados de
todo el mundo. El que nada debe está en perfectas condiciones para satisfacer por los
demás.
Pero aún hay más. No sólo Cristo no necesita rescate ni propiciación por el pecado, sino
que esto mismo lo podemos decir de cualquier hombre, en cuanto que ninguno de ellos
tiene que expiar por sí mismo, ya que Cristo es propiciación de todos los pecados, y él
mismo es el rescate de todos los hombres.
¿Quién es capaz de redimirse con su propia sangre después que Cristo ha derramado la
suya por la redención de todos? ¿Qué sangre puede compararse con la de Cristo? ¿O hay
algún ser humano que pueda dar una satisfacción mayor que la que personalmente
ofreció Cristo, el único que puede reconciliar el mundo con Dios por su propia sangre?
¿Hay alguna víctima más excelente? ¿Hay algún sacrificio de más valor? ¿Hay algún
abogado más eficaz que el mismo que se ha hecho propiciación por nuestros pecados y
dio su vida por nuestro rescate?
No hace falta, pues, propiciación o rescate para cada uno, porque el precio de todos es
la sangre de Cristo. Con ella nos redimió nuestro Señor Jesucristo, el único que de hecho
nos reconcilió con el Padre. Y llevó una vida trabajosa hasta el fin, porque tomó sobre sí
nuestro trabajos. Y así decía: Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré.
reconciliación. Él, que no tuvo ni sombra de pecado, no podía expiar pecados propios. Y
así, cuando le pidieron los judíos la didracma del tributo que, según la ley, se tenía que
pagar por el pecado, preguntó a Pedro: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a
quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?," Contestó: "A los
extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no
escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y
encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mi y por ti".
Dio a entender con esto que él no estaba obligado a pagar para expiar pecados
propios; porque no era esclavo del pecado, sino que, siendo como era Hijo de Dios, estaba
exento de toda culpa. Pues el Hijo libera, pero el esclavo está sujeto al pecado. Por tanto,
goza de perfecta libertad y no tiene por qué dar ningún precio en rescate de sí mismo. En
cambio, el precio de su sangre es más que suficiente para satisfacer por los pecados de
todo el mundo. El que nada debe está en perfectas condiciones para satisfacer por los
demás.
Pero aún hay más. No sólo Cristo no necesita rescate ni propiciación por el pecado, sino
que esto mismo lo podemos decir de cualquier hombre, en cuanto que ninguno de ellos
tiene que expiar por sí mismo, ya que Cristo es propiciación de todos los pecados, y él
mismo es el rescate de todos los hombres.
¿Quién es capaz de redimirse con su propia sangre después que Cristo ha derramado la
suya por la redención de todos? ¿Qué sangre puede compararse con la de Cristo? ¿O hay
algún ser humano que pueda dar una satisfacción mayor que la que personalmente
ofreció Cristo, el único que puede reconciliar el mundo con Dios por su propia sangre?
¿Hay alguna víctima más excelente? ¿Hay algún sacrificio de más valor? ¿Hay algún
abogado más eficaz que el mismo que se ha hecho propiciación por nuestros pecados y
dio su vida por nuestro rescate?
No hace falta, pues, propiciación o rescate para cada uno, porque el precio de todos es
la sangre de Cristo. Con ella nos redimió nuestro Señor Jesucristo, el único que de hecho
nos reconcilió con el Padre. Y llevó una vida trabajosa hasta el fin, porque tomó sobre sí
nuestro trabajos. Y así decía: Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré.
Responsorio Sal 33, 4. 6; Col 1, 12-13
R. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. *
Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
V. Nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; nos ha
sacado del dominio de las tinieblas.
R. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
V. Nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz; nos ha
sacado del dominio de las tinieblas.
R. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Oración
Oremos:
Oh Dios, que has preparado bienes inefables para los que te aman, infunde tu amor en
nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas consigamos
alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas consigamos
alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
viernes, 23 de agosto de 2019
Toda decisión trae una consecuencia para tu vida y esto es una respuesta a una opción fundamental… Tienes claro cual es tu opción fundamental?
Rut 1,1.3-6.14b-16.22
En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella." Pero Rut contestó: "No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios." Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura tiene algo muy especial con respecto a estas dos mujeres. Pareció por un tiempo que Noemí y Rut estarían emparentadas, como suegra y nuera, pero ese vínculo se rompió porque el hijo de Noemí y esposo de Rut murió. Nada las unía, y sin embargo, todo el libro de Rut depende del pasaje que hemos oído hoy. Porque Rut toma de seguir a Noemí hasta el punto de exclamar: "tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios"?
Para comprender mejor la lectura debemos de entender cuál es su contexto. Moab en la Biblia es la imagen de un pueblo hostil. Un pueblo que sirvió sólo de obstáculo en la llegada de los israelitas a la tierra prometida, según cuenta el capítulo 21 del libro de los Números. De ese pueblo viene Rut. El amor de esposa la unió a un israelita, y ese es ya un mensaje: a veces los odios grandes sucumben al poder de los amores que juzgamos pequeños.
Pero lo admirable es que Rut descubre algo más que un hombre para esposo: descubre un pueblo, descubre una fe, descubre un camino que le conduce hacia el Dios vivo. Su decisión de estar con Noemí es la decisión de vencer las distancias y prejuicios a nombre de una fuerza que es capaz de unir por encima de barreras culturales o de religión. La tenacidad de su decisión es explicable desde aquello que Jesús predica en algún lugar del Evangelio: Rut ha encontrado una perla precioso en el camino que le conduce a Dios y al pueblo de Dios, y por eso ya no da vuelta atrás. Hermoso ejemplo para nosotros.
Además hay otro detalle más, y es que Rut no separa el amor a Dios y el amor al pueblo de Dios. Hoy hay quienes quieren amar a Dios y desentenderse de la Iglesia. Pretenden ser de un Dios que sólo ellos saben adorar y que sólo a ellos sabe comunicarse. Dicen ser católicos pero juzgan y critican a los sacerdotes y religiosos a tal punto que no apoyan las obras que hace la iglesia. Que el ejemplo de Rut nos libere de alucinaciones tan nocivas.
Salmo 145 " Alaba, alma mía, al Señor"
Mateo 22,34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le dijo: ""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas."
Palabra de Dios
Hoy el evangelio nos hace esta pregunta….Ya encontraste el verdadero tesoro de tu vida? Para tener la respuesta debemos de preguntarnos a la vez que es lo más importante en tu vida?
Cuando uno es padre de familia lo que uno más desea es que los hijos tomen buenas decisiones en su vida. Ahora bien… te has preguntado cómo tratas a tu hijos? ellos que ven en ti? ellos que ha aprendido de ti?
Si un padre o una madre la insiste a sus hijos todo el tiempo en que deben hacer dinero, entonces tu les estas diciendo que lo más importante en la vida es hacer dinero. O quizás les estas diciendo que deben tener un alto nivel de estudio, o tal vez lo más importante es ser un líder, ser el que manda, puede ser que esto y otras cosas mas les estás diciendo a tus hijos y ellos eso es lo que están aprendiendo.
Nosotros como adultos debemos hacernos preguntas profundas, puede suceder que si no respondes a esta pregunta con tus palabras fácilmente la vas a responder con tus hechos, con tus decisiones.
Así pues, las decisiones que tu tomas de manera consciente o inconsciente responde siempre a una opción. Algunos moralistas lo llaman opción fundamental. Esa opción fundamental es la que determina muchas cosas. En el caso de la persona que para ella lo más importante es hacer dinero puede dejar los talentos que tiene para una carrera artística o de servicio porque piensa que como el arte y la música no da dinero entonces se encamina en lo que si produce dinero. Lo más triste es que al final esta persona se va sentir frustrada porque está haciendo algo que realmente no le gusta pero lo hace solo por dinero.
Hay mujeres y hombres que también caen en el error que encuentran a alguien que tiene buenos valores cristianos, que sienten temor de Dios, que son generosos, humildes y nobles, pero dicen “ Si es verdad, el o ella es muy buena persona pero es como muy poquito, no la veo de aspiraciones ”, y pierden a esa persona porque su opción fundamental les dice que es mejor tener una persona de ambiciones aunque pisotee a los demás, o es mejor tener una mujer como trofeo por su belleza exterior, o es mejor tener una mujer con alto grado de estudios para sentirse orgulloso.
Hoy Jesús nos dice que la única opción fundamental que le va dar realmente sentido a tu vida es El porque El le da orden, belleza, paz , verdadera realización personal. Poner a Dios por encima de todo, ponerlo en primer lugar El si que le da orden a tu vida. No olvidemos que amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ti mismo es uno solo, ambos van estrechamente unidos, no podemos decir que amamos a Dios y aborrecer al hermano.
En conclusión, siempre cuando tomamos decisiones vamos a tener una opción fundamental ya sea consciente o inconscientemente pero Cristo quiere que esa opción fundamental sea consciente porque si la opción fundamental es inconsciente seguramente está muy mal tomada y fácilmente esto te va traer serias consecuencias en tu vida.
Señor Jesús, hoy me pides que ame pero no de cualquier manera porque todo depende de a quién ames y con qué amor. Hoy quiero que estas palabras del evangelio se hagan vida en mi vida “ Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Dame la gracia de ponerte en primer lugar porque Tu quieres traer orden a mi vida, belleza, paz, realización personal, alegría y plenitud. Ayudame a que las decisiones que tome siempre sean conscientes y haciendo tu voluntad, dame mucho valor para llevarlas a cabo porque soy consciente que estaré yendo en contra del mundo, pero lo que mas quiero es agradarte y hacer lo que me pides “ Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser “. Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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