jueves, 30 de mayo de 2019

Jesús hoy nos dice que estemos tristes cuando no lo vemos y que estemos alegres cuando lo volvemos a ver.


Hechos 18,1-8
En aquellos días, Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa; eran tejedores de lona. Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías.
Como ellos se oponían y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: "Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo culpa. En adelante me voy con los gentiles." Se marcho de allí y se fue a casa de Ticio Justo, hombre temeroso de Dios, que vivía al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban creían y se bautizaban.
Palabra de Dios


Qué es lo que hace que una persona escuche una predicación y se convenza, mientras que su vecino de puesto, su amigo de toda la vida, su esposo o esposa, o su compañero de estudio o de trabajo no llegan a convencerse por igual? ¿Qué es eso de convencerse? ¿Cómo es que uno llega a creer en algo o en alguien? La primera lectura de hoy es ocasión preciosa para que lo preguntemos.

El aspecto negativo de estas preguntas es que, como no llegamos a respuestas, entonces podemos desencantarnos de los resultados de la predicación. O podemos enredarnos en nosotros mismos, como si todo lo malo fuera culpa nuestra. O podemos llenarnos de resentimiento contra la Iglesia y envolvernos en acusaciones como “la evangelización no camina porque estamos con el Plan Pastoral equivocado”, o también: “falta profetismo en los sacerdotes”; “ya no hay espiritualidad en los pastores”; “la liturgia de antes sí tenía la belleza y la solemnidad que el alma pide”; “esos ritos viejos y muertos ya no sirven para el mundo de hoy”.

Muchos piensan que hay una receta o fórmula especial que cambiara todo y que solucionara todo. Realmente no hay ninguna receta. En el pasaje de hoy vemos como Pablo predicaba siempre lo mejor que podía, pero sus argumentos a veces llegaban y a veces no convencían. En una misma sinagoga vemos que algunos insultan sin parar mientras que el jefe de la misma sinagoga se convierte al Evangelio de Cristo. Pero no es una ley segura porque en otras partes es el jefe el que más se opone. Esto puede desconcertar bastante y desanimar mucho.

Cuántos de nosotros podemos a veces desanimarnos cuando oramos al Señor y nuestras súplicas no se dan, o cuanto más servimos al Señor nuestra relación familiar se complica o a veces terminamos enredados en chismes y calumnias.  O cuantas veces oramos por la sanación de una persona y en vez de mejorar empeora. O por más buenos consejos y amor que les demos a nuestros hijos vemos como ellos en vez de mejorar se van yendo cada vez más a lo hondo.
No dejemos que la decepción o la frustración empañen el gozo del Evangelio. No entendemos del todo, o no entendemos mucho de por qué unos aceptan y creen mientras que otros se oponen y dan la espalda. Pero eso no es tan grave. Entendamos lo que podamos y dejemos al amor divino que haga su obra a su manera, a su hora y con sus instrumentos, de modo tal que cuando algo no suceda como queríamos, no perdamos la paz, y cuando en cambio las conversiones se den, nuestros ojos estén atentos para fascinarse contemplándolo, y nuestra boca atenta para cantarlo a plena voz.

Salmo 97 " El Señor revela a las naciones su Victoria "

Juan 16,16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver." Comentaron entonces algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría."
Palabra de Dios


Hoy el evangelio es precioso porque Jesús nos dice que nuestra tristeza se convertirá en alegría “. El gran mensaje que Jesús nos quiere dar es que estemos tristes cuando no lo vemos y estemos alegres cuando lo volvemos a ver.

Hace un par de días mi esposo viajo para Colombia solo por una semana y desde lo humano puedo decir que me hacía mucha falta sentir su presencia. La casa se sentía  vacía, en silencio, no era nada agradable. Aunque hablábamos por teléfono y nos veíamos me hacia mucha falta. En vísperas de que el volviera, mi hija y yo empezamos a sentir alegría y esa ansiedad de volverlo a ver y tenerlo cerca. De la misma manera nos debería de suceder con Jesús.

Un discípulo es el que extraña a Jesús cuando se le pierde, podemos decir que esta es una señal del amor. Como nos duele que se aparten de nosotros las personas que amamos y cómo nos sentimos tristes cuando se van. Cuando volvemos a encontrarnos con ellos renace en nosotros la alegría. Ahora hazte esta dos preguntas…. Te da tristeza no ver a Jesús? nos da alegría volverlo a encontrar?

Para algunas personas no extrañan a Dios porque entre comillas se sienten muy bien porque están  amañados en su vida de pecado, en las amistades que consiguen, en las ganancias que logran, en los lujos y entretenimientos que tienen por eso no extrañan a Dios. Por eso antes de pedir la conversión por alguien lo que debemos pedir es que la persona sienta su ausencia, osea que lo extrañe. Porque solo aquel quien siente hambre busca de comer.

Retomando la primera lectura de la misión de Pablo nos damos cuenta que solo quien ha experimentado el amor de Dios y ha entrado a la melodía de Jesús no le queda otra manera sino de difundir y expresar el amor de Dios a los demás porque el amor se difunde.
Que hace un misionero? es el que busca a un Jesús que está perdido. Fácilmente en alguna parte de nuestra vida se nos perdió Jesus. Un misionero es quien con su palabra, con sus obras de misericordia, su penitencia, su paciencia  y su testimonio de vida intenta que aquel que lo escucha pueda redescubrir a Jesús, pueda darse cuenta que le hace falta Jesus. Cuando un corazón siente el hambre por Jesús y se hace esta pregunta … Que debo de hacer?  Es la señal que nos indica que la persona desea salir de esa comodidad en la que está y siente que le hace falta Jesus. Ahí la persona se pone en camino hacia Jesús. Aleluya!

Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a sentir ese hambre de Dios que nunca se sacia, que siempre estemos necesitando de Jesús, que nos fascinemos por las cosas de Jesús, para que así podamos estar siempre en movimiento hacia Dios. Como decía la Santa Rosa de Lima “ Me has herido de amor , pero no cures esta herida solo tu presencia la sana, prefiero que siempre me hagas falta, porque extrañarte es el motor que me mueve una y otra vez hacia ti ….”. Danos la gracia de enamorarnos mas de ti encontrándote en la Palabra y en la Eucaristía y luego en la Gloria del cielo, Amén.

Dios te bendiga,

Alabado Sea Jesucristo!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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