sábado, 27 de julio de 2019

Lectio Divina

SENTIMOS EL CORAZÓN ENSANCHADO
Sentimos el corazón ensanchado. Del mismo modo que el calor dilata los cuerpos, así
también la caridad tiene un poder dilatador, pues se trata de una virtud cálida y ardiente.
Esta caridad es la que abría la boca de Pablo y ensanchaba su corazón. "No os amo sólo
de palabra -es como si dijera-, sino que mi corazón está de acuerdo con mi boca; por eso,
os hablo confiadamente, con el corazón en la mano." Nada encontraríamos más dilatado
que el corazón de Pablo, el cual, como un enamorado, estrechaba a todos los creyentes
con el fuerte abrazo de su amor, sin que por ello se dividiera o debilitara su amor, sino que
se mantenía íntegro en cada uno de ellos. Y ello no debe admirarnos, ya que este
sentimiento de amor no sólo abarcaba a los creyentes, sino que en su corazón tenían
también cabida los infieles de todo el mundo.
Por esto, no dice simplemente: "Os amo", sino que emplea esta expresión más enfática:
"Nos hemos desahogado con vosotros, sentimos el corazón ensanchado; os llevamos a
todos dentro de nosotros, y no de cualquier manera, sino con gran amplitud". Porque
aquel que es amado se mueve con gran libertad dentro del corazón del que lo ama; por
esto, dice también: Dentro de nosotros no estáis encogidos, sois vosotros los que estáis
encogidos por dentro. Date cuenta, pues, de cómo atempera su reprensión con una gran
indulgencia, lo cual es muy propio del que ama. No les dice: "No me amáis", sino: "No me
amáis como yo", porque no quiere censurarles con mayor aspereza.
Y, si vamos recorriendo todas sus cartas, descubrimos a cada paso una prueba de este
amor casi increíble que tiene para con los fieles. Escribiendo a los romanos, dice: Tengo
muchas ganas de veros; y también: Muchas veces he tenido en proyecto haceros una

visita; como también: Pido a Dios que alguna vez por fin consiga ir a visitaros. A los
gálatas les dice: "Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto; y a los efesios: Por
esta razón, doblo las rodillas por vosotros; a los tesalonicenses: ¿Quién sino vosotros será
nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestra honrosa corona? Añadiendo, además, que los
lleva consigo en su corazón y en sus cadenas.
Asimismo escribe a los colosenses: Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que
sostengo por vosotros y por todos los que no me conocen personalmente; busco que
tengáis ánimos; y a los tesalonicenses: Como una madre cuida de sus hijos, os teníamos
tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras
propias personas. Dentro de nosotros no estáis encogidos, dice. Y no les dice solamente
que los ama, sino también que es amado por ellos, con la intención de levantar sus
ánimos. Y da la prueba de ello, diciendo: Tito nos habló de vuestra añoranza, de vuestro
llanto, de vuestra adhesión a mí.

Responsorio Cf. Col 1, 21-22; Rm 3, 25

R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por las obras
malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo mediante la muerte,
* presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su propia sangre y
mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.

Oración

Oremos:
Muéstrate propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos los dones de tu gracia,
para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el cumplimiento
de tu ley. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

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