lunes, 8 de julio de 2019

Lectio divina

BUSQUE CADA UNO NO SÓLO SU PROPIO INTERÉS, SINO TAMBIÉN EL DE LA COMUNIDAD
Escrito está: Juntaos con los santos, porque los que se juntan con ellos se santificarán.
Y otra vez, en otro lugar, dice: Con el hombre inocente serás inocente; con el elegido
serás elegido, y con el perverso te pervertirás. Juntémonos, pues, con los inocentes y
justos, porque ellos son elegidos de Dios. ¿A qué vienen entre vosotros contiendas y riñas,
banderías, escisiones y guerras? ¿O es que no tenemos un solo Dios y un solo Cristo y un
solo Espíritu de gracia que fue derramado sobre nosotros? ¿No es uno solo nuestro
llamamiento en Cristo? ¿A qué fin desgarramos y despedazamos los miembros de Cristo y
nos sublevamos contra nuestro propio cuerpo, llegando a tal punto de insensatez que nos
olvidamos de que somos los unos miembros de los otros?
Acordaos de las palabras de Jesús, nuestro Señor. Él dijo, en efecto: ¡Ay de aquel
hombre! Más le valiera no haber nacido, que escandalizar a uno solo de mis escogidos.
Mejor le fuera que le colgaran una piedra de molino al cuello y lo hundieran en el mar, que
no extraviar a uno solo de mis escogidos. Vuestra escisión extravió a muchos, desalentó a
muchos, hizo dudar a muchos, nos sumió en la tristeza a todos nosotros. Y, sin embargo,
vuestra sedición es contumaz.
Tomad en vuestra mano la carta del bienaventurado Pablo, apóstol. ¿Cómo os escribió
en los comienzos del Evangelio? A la verdad, divinamente inspirado, os escribió acerca de
sí mismo, de Cefas y de Apolo, como quiera que ya desde entonces fomentabais las
parcialidades. Mas aquella parcialidad fue menos culpable que la actual, pues al cabo os
inclinabais a apóstoles acreditados por Dios y a un hombre acreditado por éstos.
Arranquemos, pues, con rapidez ese escándalo y postrémonos ante el Señor,
suplicándole con lágrimas sea propicio con nosotros, nos reconcilie consigo y nos
restablezca en el sagrado y puro comportamiento de nuestra fraternidad. Porque ésta es la
puerta de la justicia, abierta para la vida, conforme está escrito: Abridme las puertas de la
justicia, y entraré para dar gracias al Señor. Ésta es la puerta del Señor: los justos
entrarán por ella. Ahora bien, siendo muchas las puertas que están abiertas, ésta es la
puerta de la justicia, a saber: la que se abre en Cristo. Bienaventurados todos los que por
ella entraren y enderezaren sus pasos en santidad y justicia, cumpliendo todas las cosas
sin perturbación. Enhorabuena que uno tenga carisma de fe, que otro sea poderoso en
explicar los conocimientos, otro sabio en el discernimiento de discursos, otro casto en su

conducta. El hecho es que cuanto mayor parezca uno ser, tanto más debe humillarse y
buscar no sólo su propio interés, sino también el de la comunidad.

Responsorio 1 Co 9, 19. 22; Jb 29, 15-16

R. Siendo libre en todo, me he hecho esclavo de todos. Me he hecho débil con los débiles.
* Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos.
V. Yo era ojos para el ciego y pies para el cojo; yo era padre de los pobres.
R. Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos.

Oración

Oremos:
Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída,
concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido liberados de la
esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...